EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Un día más, un día menos
“La repetición es la madre de la enseñanza” se llenaba la boca al  decir un viejo profesor de Preparación Militar en mi preuniversitario.  No se refería, sin embargo, a la reiteración de una frase para  aprenderla o de una determinada operación matemática en aras de  memorizarla. En realidad estaba aludiendo al castigo, a la corrección,  que –según él- debía ser machacona para que generara respeto. Por eso  nos apabullaba con gritos, reportes innecesarios y hasta insultos de  “flojos” cuando no sabíamos manejar el fusil o arrastrarnos por la  hierba. Pero en lugar de que se nos grabaran los conocimientos que  impartía, todos le temíamos y detestábamos.
Esa misma lógica de aplicar una y otra vez la represión, la utilizan  los órganos de la Seguridad del Estado cada 10 de diciembre. La jornada  mundial por los Derechos Humanos la vivimos como veinticuatro horas de  garrote y amenaza. Cada año sucede lo mismo y un poco más, porque como  todo correctivo busca provocar parálisis en las víctimas. Arrestos,  casas sitiadas y amenazas dichas con antelación a los miembros de los  diferentes movimientos cívicos, constituyen parte de ese “rito  aterrorizante”. También se le ha sumado el corte de teléfonos móviles  –con la complicidad de la empresa Cubacel- y el envío de mensajes  apócrifos para sembrar la confusión entre activistas.
Sin embargo, la penitencia reiterada no está funcionando. El número  de los que hacen alguna demostración por los DDHH va en aumento, no  cede. La vieja pedagogía del golpe ya no resulta ejemplarizante, sino  que aviva los motivos para pronunciarse. Por otro lado, hay gente que no  pertenece a ninguna organización crítica ni a ningún grupo disidente  que está presenciando y tomando nota de esas oleadas represivas.  Testigos del momento en que meten a la fuerza en un auto a unas Damas de  Blanco o que le quitan la cámara fotográfica a un periodista  independiente. Después de ver algo así, ya no podrán decir que no lo  saben, ya no serán los mismos.
La repetición de la represión sólo atiza la inconformidad, no la  aplaca. El golpe con insistencia no nos enseña… porque tal lección de  mansedumbre no la queremos aprender.
 
 
 
 
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