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Cuba: “I am Castro”... Otro Castro... La misma Cuba
... The other”, debería haberle dicho Raúl Castro a Barack  Obama en Johannesburgo. Yo soy Castro, el otro, el sucesor, el heredero  espurio de un régimen dictatorial que ha “resistido” a 10 presidentes de  Estados Unidos y sigue librando una “eterna lucha contra el imperio”.
Raúl Castro acudió a los funerales de Nelson Mandela, en Sudáfrica,  después de dar por finalizada la operación “Bastión 2013”, las maniobras  de preparación defensiva más importantes que se han desarrollado en  Cuba en los últimos cuatro años. Tras esos ejercicios se celebraron en  todo el país los “Días nacionales de la Defensa”, con el objetivo de  “continuar elevando el nivel de preparación y cohesión de los órganos de  dirección y de mando de las tropas para enfrentar diferentes acciones  del enemigo y evaluar la preparación de la población y su actuación ante  una eventual agresión”. Raúl Castro dixit.
El dictador caribeño pregona su “modernidad” económica extramuros de  la isla, pero sigue asustando a los cubanos con el fantasma del enemigo  secular que no ceja en su empeño de acabar con la revolución. De esa  manera pretende justificar las carencias que sufre su pueblo. “Evitar la  guerra equivale a ganarla –dijo Raúl Castro–, pero hace falta gastar no  pocos recursos que podrían destinarse a otras cuestiones vitales de la  población y desarrollo del país”.
Los cubanos son víctimas de la “drôle de guerre”, la “guerra de  broma” o “guerra ilusoria”. Si en la disparatada comedia de Blake  Edwards, “What did you do in the war, daddy?” (“¿Que hiciste en la  guerra, papi?”), un partido de fútbol era más importante que la guerra  misma, en Cuba la lucha por la supervivencia se impone todos los días a  los engaños bélicos de Raúl Castro.
Hay otra guerra sin embargo en Cuba, una guerra real, la guerra que  libra el Gobierno contra los disidentes. Las “bondades” reformistas de  Raúl Castro no pueden ocultar la brutal represión contra todos los que  exigen pacíficamente el respeto de los derechos humanos. En  Johannesburgo, el presidente de Estados Unidos se refirió indirectamente  a Raúl Castro al decir en su discurso que demasiados líderes mundiales  se solidarizan con la lucha de Nelson Mandela por la libertad pero “no  toleran la disidencia de su propio pueblo”.
El propio Castro le dio la razón porque mientras mencionaba en su  discurso a Mandela como “un profeta de la unidad, la reconciliación y la  paz”, más de 300 personas eran detenidas en Cuba por manifestarse en el  Día Internacional de los Derechos Humanos. Fueron detenciones de corta  duración en el marco de lo que se conoce como represión de baja  intensidad para amedrentar a los opositores, que incluye acoso, palizas y  actos de repudio por turbas jaleadas por agentes de la Seguridad del  Estado.
Con ser muy serias esas actuaciones, más grave es el Informe que  acaba de hacer público la Organización independiente Archivo Cuba, con  una lista con más de 200 casos de muertes y desapariciones en Cuba, de  ellos 166 documentados, durante los siete años de mandato que lleva Raúl  Castro, entre 2006 y 2013.
En la lista sobresalen 86 fallecimientos por denegación de asistencia  médica en prisión, 46 suicidios de presos y 15 homicidios  extrajudiciales. También aparecen cuatro fallecidos en huelga de hambre  en prisión: Wilman Villar Mendoza, Orlando Zapata Tamayo, Yordanis  Ballagas Ramírez y Roberto Antonio Rivalta Junco. Y entre las presuntas  ejecuciones extrajudiciales figuran las muertes de Harold Cepero  Escalante y Oswaldo Payá Sardiñas.
Archivo Cuba es un programa de Free Society Project (FSP) una  organización independiente fundada en el año 2001, en Nueva York,  presidida por María Werlau, con el fin de promover el respeto a los  derechos humanos y preservar la memoria histórica mediante  investigaciones, becas y publicaciones. Una de sus tareas es la de  documentar los crímenes de la dictadura desde la llegada de Fidel Castro  al poder. La amplia base de datos de que dispone ha sido informatizada  gracias a la ayuda de Freedom House, una fundación para la defensa  internacional de las libertades creada en 1941 por Eleanor Roosevelt,  esposa del presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt.
La represión que ejerce el Gobierno sobre los disidentes no ha  impedido que Cuba haya sido elegida recientemente para formar parte del  Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas integrado por 47 países.  De acuerdo con una resolución de la Asamblea General, los candidatos al  Consejo deben ser países que “defiendan los más altos índices en la  promoción y la protección de los derechos humanos”. A pesar de no  cumplir con ese requisito Cuba se sienta en el Consejo junto a otros  países igualmente “democráticos” como China.
En  el año 2008 el entonces canciller cubano, Felipe Pérez Roque  suscribió en la sede de Naciones Unidas dos importantes Acuerdos en  materia de derechos humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y  Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y  Culturales. Ambos Tratados, que Cuba siempre se negó a ratificar, fueron  adoptados en 1966 por la Asamblea General de Naciones Unidas y parten  de los principios fundamentales incluidos en la Declaración Universal de  los Derechos Humanos, entre ellos los derechos a la libertad de  expresión, de asociación, de huelga, de enseñanza… en definitiva todos  los derechos que no tienen los cubanos.
Pero Felipe Pérez Roque hizo trampa y Cuba sigue haciendo trampas en  todo aquello que tiene que ver con los derechos humanos. El que fuera  delfín de Fidel Castro y luego enviado a galeras, dijo, después de  estampar su rúbrica, que Cuba condicionaba la aplicación de los Acuerdos  firmados “al levantamiento del bloqueo que Estados Unidos mantiene  sobre la isla”.
¡Acabáramos!
 
 
 
 
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