EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
El cambio en Cuba se queda a medio camino
El despido de más de 500.000 funcionarios en Cuba y el permiso para ejercer profesiones en el sector privado prometen cambios en la economía de la isla caribeña. Pero el plan de Raúl Castro carece de una legislación adecuada y que dé suficiente libertad a las empresas privadas.
[ 4 ] ¿y cuándo empezó?
Debido a sus eslóganes revolucionarios y políticas radicales, Cuba es realmente un lugar bastante conservador, al menos en la acepción clásica del término. Las cosas suelen cambiar lentamente, si es que cambian algo, y muchos cubanos han tenido los mismos trabajos, vecinos y, por supuesto, líderes políticos, durante toda su vida.
Por este motivo los últimos acontecimientos políticos están agitando a los habitantes de la isla y han generado una extraña sensación de inseguridad.
El Gobierno cubano ha anunciado que despedirá a 500.000 empleados estatales durante los próximos seis meses, como parte de una masiva operación de recortes que en cualquier otro lugar habría desencadenado protestas callejeras. Posteriormente serán despedidos otros 500.000 trabajadores o más, ya que el gobierno de Raúl Castro quiere reducir en un 20 por ciento las nóminas a cargo del estado y reconducir esa mano de obra hacia actividades más productivas como la agricultura y la construcción.
El Gobierno está recortando también los servicios sociales, argumentando que algunos de los derechos de los que disfrutan los cubanos desde que nacen (como educación y sanidad gratuita hasta electricidad subsidiada) no se pueden seguir sosteniendo con los actuales resultados económicos. Incluso la cartilla de racionamiento, uno de los pilares del socialismo cubano, se está reduciendo y hay rumores que apuntan hacia su total eliminación.
Por si dichos recortes no fuesen ya lo suficientemente preocupantes, Fidel Castro ha vuelto a la actividad pública en los últimos meses, asustando a los cubanos con visiones apocalípticas de una guerra nuclear y advirtiéndoles de que las tensiones de EEUU con Irán han puesto al mundo en la senda de la destrucción atómica.
El gobierno comunista ha intentado calmar las ansiedades de los cubanos con promesas como que “nadie será abandonado”. Son muchos los que esperan con impaciencia instrucciones del gobierno sobre nuevas oportunidades laborales o pequeñas licencias empresariales, y la información oficial no termina de materializarse. En vez de eso, los informativos dedican horas a leer los ensayos de Fidel Castro sobre los asuntos mundiales o los extractos que él mismo ha seleccionado del libro “Las guerras de Obama”, de Bob Woodward.
“Ha habido muchos comentarios y rumores, pero nada concreto. Todavía estamos esperando”, asegura Alberto Ruiz, empleado de un restaurante estatal que ha oído decir que el local se podría convertir en una cooperativa de trabajadores. Ruiz dice que está deseando saber más, pero que al igual que la mayoría de la gente está en una situación de incertidumbre, consciente de que la economía del país va a sufrir cambios pero sin saber cómo la crisis se podrá transformar en nuevas oportunidades.
El gobierno ha dicho que concederá 250.000 nuevas licencias para autónomos en los próximos meses, lo que permitirá a los cubanos trabajar por cuenta propia como carpinteros, contables y payasos de cumpleaños, entre otras profesiones.
Algunos de los trabajadores más capacitados de Cuba probablemente se beneficien de las modestas medidas de liberalización. Pero miles de cubanos carecen de los medios para arreglárselas por si solos, aún cuando en sus trabajos estatales les pagan unos sueldos magros que rondan los 20 dólares al mes. Muchos de los trabajadores despedidos recibirán ofertas para trabajos alternativos, pero a otros se les animará a que pasen a formar parte del incipiente sector privado de la isla.
Perder un puesto de trabajo que da 20 dólares al mes podrá suponer un golpe financiero mucho mayor de lo que algunos puedan pensar. A menudo el verdadero valor de un trabajo en Cuba está determinado por las oportunidades que ofrece para robar y para hacer algún hurto, bien sea sisando gasolina, comida o materiales de construcción que luego se venden en el extenso mercado negro.
Eliminar los puestos estatales es también una estrategia no oficial del gobierno para reducir los robos en los lugares de trabajo y también el despilfarro. Según algunos ejemplos destacados por los medios estatales, en un centro de emergencias médicas de la isla había 30 personas asignadas para trabajar en un garaje que tiene tan solo una ambulancia. Hay informaciones que hablan de situaciones parecidas en otros lugares, con cantidades desmesuradas de conserjes, técnicos y asistentes.
Mientras tanto, las empresas que ingresan divisas, como Cubana, la aerolínea nacional, o Cubacel, el proveedor de telefonía móvil, a menudo parecen carecer de suficientes empleados para atender al teléfono o a los clientes. El gobierno de Raúl Castro quiere que al menos el 80 por ciento de los empleados estatales trabajen en alguna actividad productiva.
Pero eso significa también que miles de cubanos se enfrentan a la posibilidad del desempleo de larga duración, lo que hace temer un aumento de los delitos.
El gobierno también parece estar preparándose ante esa posibilidad. Unos 23.000 guardias de seguridad van a ser despedidos, según Reuters, pero a muchos de ellos les ofrecerán nuevos puestos en el sistema penitenciario y como agentes de policía.
Por este motivo los últimos acontecimientos políticos están agitando a los habitantes de la isla y han generado una extraña sensación de inseguridad.
El Gobierno cubano ha anunciado que despedirá a 500.000 empleados estatales durante los próximos seis meses, como parte de una masiva operación de recortes que en cualquier otro lugar habría desencadenado protestas callejeras. Posteriormente serán despedidos otros 500.000 trabajadores o más, ya que el gobierno de Raúl Castro quiere reducir en un 20 por ciento las nóminas a cargo del estado y reconducir esa mano de obra hacia actividades más productivas como la agricultura y la construcción.
El Gobierno está recortando también los servicios sociales, argumentando que algunos de los derechos de los que disfrutan los cubanos desde que nacen (como educación y sanidad gratuita hasta electricidad subsidiada) no se pueden seguir sosteniendo con los actuales resultados económicos. Incluso la cartilla de racionamiento, uno de los pilares del socialismo cubano, se está reduciendo y hay rumores que apuntan hacia su total eliminación.
Por si dichos recortes no fuesen ya lo suficientemente preocupantes, Fidel Castro ha vuelto a la actividad pública en los últimos meses, asustando a los cubanos con visiones apocalípticas de una guerra nuclear y advirtiéndoles de que las tensiones de EEUU con Irán han puesto al mundo en la senda de la destrucción atómica.
El gobierno comunista ha intentado calmar las ansiedades de los cubanos con promesas como que “nadie será abandonado”. Son muchos los que esperan con impaciencia instrucciones del gobierno sobre nuevas oportunidades laborales o pequeñas licencias empresariales, y la información oficial no termina de materializarse. En vez de eso, los informativos dedican horas a leer los ensayos de Fidel Castro sobre los asuntos mundiales o los extractos que él mismo ha seleccionado del libro “Las guerras de Obama”, de Bob Woodward.
“Ha habido muchos comentarios y rumores, pero nada concreto. Todavía estamos esperando”, asegura Alberto Ruiz, empleado de un restaurante estatal que ha oído decir que el local se podría convertir en una cooperativa de trabajadores. Ruiz dice que está deseando saber más, pero que al igual que la mayoría de la gente está en una situación de incertidumbre, consciente de que la economía del país va a sufrir cambios pero sin saber cómo la crisis se podrá transformar en nuevas oportunidades.
El gobierno ha dicho que concederá 250.000 nuevas licencias para autónomos en los próximos meses, lo que permitirá a los cubanos trabajar por cuenta propia como carpinteros, contables y payasos de cumpleaños, entre otras profesiones.
Algunos de los trabajadores más capacitados de Cuba probablemente se beneficien de las modestas medidas de liberalización. Pero miles de cubanos carecen de los medios para arreglárselas por si solos, aún cuando en sus trabajos estatales les pagan unos sueldos magros que rondan los 20 dólares al mes. Muchos de los trabajadores despedidos recibirán ofertas para trabajos alternativos, pero a otros se les animará a que pasen a formar parte del incipiente sector privado de la isla.
Perder un puesto de trabajo que da 20 dólares al mes podrá suponer un golpe financiero mucho mayor de lo que algunos puedan pensar. A menudo el verdadero valor de un trabajo en Cuba está determinado por las oportunidades que ofrece para robar y para hacer algún hurto, bien sea sisando gasolina, comida o materiales de construcción que luego se venden en el extenso mercado negro.
Eliminar los puestos estatales es también una estrategia no oficial del gobierno para reducir los robos en los lugares de trabajo y también el despilfarro. Según algunos ejemplos destacados por los medios estatales, en un centro de emergencias médicas de la isla había 30 personas asignadas para trabajar en un garaje que tiene tan solo una ambulancia. Hay informaciones que hablan de situaciones parecidas en otros lugares, con cantidades desmesuradas de conserjes, técnicos y asistentes.
Mientras tanto, las empresas que ingresan divisas, como Cubana, la aerolínea nacional, o Cubacel, el proveedor de telefonía móvil, a menudo parecen carecer de suficientes empleados para atender al teléfono o a los clientes. El gobierno de Raúl Castro quiere que al menos el 80 por ciento de los empleados estatales trabajen en alguna actividad productiva.
Pero eso significa también que miles de cubanos se enfrentan a la posibilidad del desempleo de larga duración, lo que hace temer un aumento de los delitos.
El gobierno también parece estar preparándose ante esa posibilidad. Unos 23.000 guardias de seguridad van a ser despedidos, según Reuters, pero a muchos de ellos les ofrecerán nuevos puestos en el sistema penitenciario y como agentes de policía.
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