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Marti por siempre!!

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viernes, 25 de febrero de 2011

Existen también una serie de mitos en torno a la infidelidad

Debate: La Infidelidad

EDUCACIÓN PARA LA VIDA

Hola amigos, ya que muchos de ustedes plantean la infidelidad no solo como un acto sexual sino tambien como algo que se puede hacer tambien con el pensamiento, bueno vamos a sumarlo también a este debate ya que para eso estamos en el grupo verdad, para llegar juntos ¿Dónde? A la verdad, porque si queremos un futuro mejor para nuestros hijos, nietos, sobrinos etc debemos empezar por tener las cosas en claro nosotros para poder trasmitirla a nuestros semejantes y más que nada a esas personitas que dependen de nosotros, nos observan todo el tiempo y siguen nuestro ejemplo.

Cuando hablamos de infidelidad, solemos entenderla como sinónimo de engaño, cuernos, falta de respeto, promiscuidad, considerándola siempre con un valor negativo e indeseable. Esta situación sin embargo, condena a muchas personas a ocultar sus propios deseos, acarrea el fin de muchas relaciones de pareja y lleva, en algunos casos, a la muerte o a matar.

Resulta una cuestión compleja, tendríamos que partir de la idea de que ser infiel no es únicamente mantener relaciones sexuales con otra/s persona/s fuera de la relación de pareja, hay muchos modos de ser infiel. Se puede ser infiel de pensamiento, con fantasías y hasta en sueños.

Existen también una serie de mitos en torno a la infidelidad:

Primer mito:”las aventuras les hacen bien a las personas, incluso pueden reavivar un matrimonio aburrido”. Quizás la idea provenga de la creencia de que el matrimonio en sí es tedioso, y suponen que la infidelidad produciría resentimiento en quienes quisieran ser infieles, al verse privados de aventuras amorosas, generaría rencor dentro del matrimonio. En consecuencia, si las personas se sintieran en libertad de ser infieles, el matrimonio no les provocaría tanta ira. Esta creencia supone que el matrimonio es innatural y frágil.

Segundo mito: “las aventuras demuestran que ya no hay amor en el matrimonio”. No es una cuestión emocional, sino de opción: ¿Se ha abandonado el compromiso matrimonial? Este compromiso parece un tanto independiente de las emociones del momento y concierne más bien al sistema de valores del cónyuge que opta, a si “se siente casado” o no, y al efecto que eso produce en su conducta. La fidelidad se relaciona con lo que nos proponemos hacer y no con nuestras inclinaciones. Algunas personas contraen compromisos bastante frágiles y los abandonan cuando perciben un sentimiento no deseado hacia la pareja o una atracción por otra persona. Quieren la seguridad y el entusiasmo de un estado de enamoramiento tan intenso que cualquier atracción externa o reacción desagradable puede resultarles intolerable.

Tercer Mito: “el compañero de aventura es más sexy que el cónyuge”. El sexo está implícito en la aventura sexual, de ahí la frecuente suposición de que ella gira entorno del sexo y su objeto es un campeón de atletismo sexual. Sin embargo, muchas veces (en el 50% de los casos) el infiel admite que el sexo era mejor en el hogar. Otras veces las aventuras amorosas no entrañan una gran actividad sexual.

No se eligen compañeros sexuales porque sean triunfadores en una competencia sexual. Su elección obedece a toda clase de razones extrañas, por lo común no sexuales. La elección se basaría más en la diferencia respecto de cónyuge que en la superioridad. Por ejemplo, los maridos de mujeres hogareñas parecen atraídos por las profesionales, y viceversa.
La mayoría de las veces, no se busca una alternativa al matrimonio, sino un suplemento. Se quiere un amigo que proporcione lo que no se obtiene en casa.

Cuarto mito: “la aventura sucede por culpa del cónyuge engañado”. No es raro que traidor y traicionado acepten la creencia irresponsable de que “tú me obligaste a hacerlo”. Nadie puede hacer que otro tenga una aventura. Casi por definición, las aventuras requieren la ausencia física del traicionado. Tal vez convenga considerar la aventura amorosa como un esfuerzo por llamar la atención sobre un problema conyugal, pero deben cesar antes de que podamos abordar los problemas.

Quinto mito: ”conviene ignorar la aventura de la pareja”. Las aventuras suelen tener un valor de mensaje. Un mensaje puede ser que el traidor quiere salir del matrimonio pero no quiere asumir la responsabilidad de esa postura, entonces ofende al traicionado para que lo amenace con el divorcio. Ignorar las aventuras pone a la gente en la posición de no tener que admitir la existencia de problemas ni hacer nada por resolverlos. Debemos tener presente que las aventuras amorosas prosperan en la clandestinidad. El complot, el riesgo crean una alianza entre los compañeros de aventura; en tanto que las mentiras y el engaño aumentan el malestar doméstico. El poder de una aventura amorosa puede radicar en su secreto. La debilidad de un matrimonio está, quizás, en la evitación de los problemas.
Sexto mito: “la secuela inevitable de una infidelidad es el divorcio”. Sin duda una infidelidad produce una crisis, pero después de una crisis, sea cual fuera, el matrimonio puede mejorar o empeorar.
Tras una infidelidad, es posible retomar y continuar con la relación de pareja, sin embargo, que esto sea posible depende de la forma de pensar de cada uno de los cónyuges, No hay recetas milagrosas, cada pareja es diferente y tendrá que resolver su cuestión con la infidelidad.

Observamos así, que la fidelidad sigue siendo un valor fundamental en la pareja.

En una relación de a dos se establece un pacto conjunto, que tiene elementos singulares explícitos e implícitos, propios de cada dupla y la infidelidad es la ruptura de ese pacto. Trasciende el engaño sexual, ya que al hablar de fidelidad se incluyen términos como respeto, confianza, entrega, y estar sólo con una persona.

Soraya.






La fidelidad no es mala ni es buena, son conductas que pueden o no hacerle bien a alguien. ¿Quien se cree tan arrogante para burocratizar al amor? ¿Por que todos profesan los mismos prejuicios se creen que son dios?

Lo que hay que desterrar es la deshonestidad, pero empezando por la propia, y lo prejuicios. Y al que no le guste que suga con su vida como hasta ahora, soñando que es buena persona porque está en contra de la infidelidad, como hace 50 años estaban en contra del casamiento entre homosexuales y como hace 300 años estaban en favor de la exclaviytud. Hay que ser arrogante para creer que que instituciones nefastas tiene el derecho a regularizar el amor y encima llamar a eso algo bueno, virtuoso o deseable. Da asco.

Martin.

Soraya querida, que tema tan dificil y delicado has tocado y desde una perspectiva interesante.
Ufffff, pues yo creo que la fidelidad ha pasado a ser solo un ideal pues, da la impresion de que ya a nadie le importa ni le preocupas ser fiel. A mi me cuesta trabajo aceptar que el sentido de responsabilidad de pareja o matrimonial esta cada vez mas devaluado, de 20 años para aca, el 90% porciento de los matrimonios ( es alarmante) que yo conozco y que a propósito he seguido de cerca, se han ido desintegrando por muy diversas causas pero destaca sobre todas, la infidelidad.

En lo personal me atrevo a pensar que es una inconciente manera de protestar por sentirnos abrumados de reglas sociales que nomas nos impone el estado, pero que a los allegados de los gobernantes y funcionarios en general, son los primeros en trasgredir cínica y despreocupadamente.

Reglas van y reglas vienen, modificaciones a estatutos constitucionales, decretos y mil vaciladas mas que ellos mismos comienzan a convertir en circo.
Los valores? Los sentimientos?... Quien los muestra?
Los enseñan, los enaltecen y hay hasta quienes pretenden imponerlos pero... Quien los muestra, quien los vive donde los podemos ver para heredarlos confiadamente en las generaciones presedentes.

Uno mismo suele utilizar lo que te cuento como pretexto para justificar y eso tampoco es lo correcto. Se que uno tiene que asumir en si mismo ese compromiso sin esperar que otros, quienes sean, lo vivan o no, les interese o no. Uno deve inculcar el respeto a la pareja y al hogar, MOSTRANDO lo valioso que es y hacer sentir que , vale la pena asumir un compromiso moral y espiritual antes que con nadie, consigo mismo.
Recien comente en algún debate que, hasta el soporte mas fuerte que un tiempo tubimos como sosiedad, que es la religión, se ha ido derrumbando por las acciones de gente maldita que utilizo de escudo lo sagrado para realizar crimenes espantosos, creo que como sociedad, eso no se ha asimilado aun y no se perdona. La Iglesia está pagando y va aseguir pagando factura como una herencia maldita por mucho años.

Bueno, pues ni eso deberíamos utilizar como pretexto para promover o involucrarnos ni para justificar la escasees de actos no anti naturales, sino anti sociales, que degradan la condicion de sociedades civilizadas.

Gracias por tu amable invitación amiga querida.

Hugo.

Hola Soraya, buenísimo el tema de este debate. Como dice la sabiduría popular de la parca y de los cuernos no se salva nadie...

Creo que decir: "jamás seré infiel... " o "nunca me será infiel" no está a nuestro alcance, y no es que sea la naturaleza humana ser infiel, es como bien decís una cuestión de voluntad.

Como animales mamíferos denominados humanos que somos, sentimos atracción hacia otros seres de nuestra especie, pero está en nuestra voluntad andar por ahí cortejando y copulando con media fauna o sentirnos satisfechos con nuestra única pareja, como por ejemplo nuestros hermanos animales, los pingüinos.

Sucede que a diferencia de otras especies, nosotros podemos comprender que sufrimos o sufren, que traicionamos o nos traicionan que fallamos o nos fallaron...

En lo personal y como humanamente imperfecto e impredecible, sería muy aventurado asegurar que jamás seré infiel pero soy de estar con quien estoy bien y eso me basta.

Realmente no comprendo a la gente que se la complica con una doble vida, es una esquizofrenia sentimental verdaderamente.

Por supuesto adhiero a una separación adulta y en buenos términos pero para eso hacen falta ovarios o testículos del tamaño idóneo.

Gracias amiga por participarme, viste que estuve finoli, finoli no? Jajaja.

Besotes.

Hernán



Hola a todos, bueno viendo y analizando las respuestas de cada uno voy a dar mi humilde opinión al respecto.

Nada justifica el engaño, podemos explicarlo, pero nada ni ninguna razón lo justifica.

Pienso que culpar a otros por nuestras propias faltas es un gran error que solo reafirma la inseguridad de esta persona. Ser infiel es fallarse a uno mismo por no poder cerrar nuestro esfuerzo con lo que una vez nos hemos comprometido.

Para el típico "Don Juan"(infiel reiterado), es lo mismo comerse una hamburguesa que acostarse con una mujer, junta mujeres como medallas de guerra y cada mujer es un trofeo, porque en el fondo no sabe quién es y necesita afirmar su seguridad.

En la infidelidad ocacional no hay un culpable... ¿Por qué?

Cuando una pareja se desgasta(siempre lo mismo, a la misma hora, de la misma forma, la misma comida, con el mismo diálogo) aparece un tercero que "te propone correr bajo la lluvia otra vez". Cuando se pierde el románticismo, se pierde "la pasión". Cuando nos enamoramos todo es nuevo, salimos a distintos lugares, etc... Pero en la rutina de todos los días aparece una cierta monotonía y esa monotonía es una gran puerta abierta para la infidelidad.

Cuando te enamoraste de tu pareja era todo un ídolo/ídola, pensaban uno del otro que no tenían defectos, pero pasó el tiempo, pasó la ilusión, pasó el apasionamiento(puro deseo) y te diste cuenta que no eran lo que pensaban, dejamos de admirarnos uno a otro sin darnos cuenta que la admiración es lo que más necesita el ser humano. Cuando en la pareja este amor y admiración se quiebran todo es rutina y monotonía, sin pasión y sin vida.

Nunca en una pareja hay un culpable, siempre es la pareja en conjunto la que falla.

Saludos, Soraya.

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