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sábado, 28 de abril de 2012

Jaime Ortega más que un Judas un Traidor a su propia Iglesia

La Iglesia, la iglesia castrista, la reconciliación, los opositores y Víctor Hugo. « Zoé Valdés

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Por: Zoe Valdés

Tomado de la fuente (una parte)

Hoy más que nunca Notre Dame de París de Víctor Hugo ilumina lo que está haciendo la iglesia castrista en Cuba y lo que a su vez hizo el Papa Benedicto XVI en su visita a Cuba, y el rol que ha jugado el Vaticano frente a las perversiones y al ultraje de uno de sus representantes, el Cardenal Jaime Ortega y Alamino, al juzgar a trece personas a las que debió de haber escuchado y apoyado, una vez que se encontraban dentro de un templo, en lugar de acusarlas de delincuentes y de gente de baja clase social como lo ha hecho públicamente en Harvard, después de haberlas traicionado odiosamente.

¿No le da vergüenza a un representante de la iglesia que debe dar amor y protección, según sus prédicas, al introducir una diferencia entre los cubanos, una diferencia para él irreconciliable, tanto que habla últimamente de reconciliación entre cubanos, solamente porque éstos hayan entrado en el templo a pedir que el Papa los escuche y se manifeste a favor de la libertad y de la democracia en Cuba? Es una vergüenza y no creo que el Cardenal Ortega y Alamino sienta demasiada pena, ni tampoco sea el representante del perdón ni de la humildad. Se ve en sus ojos, en su sonrisa hipócrita, y lo ha dicho con sus palabras: Desprecia a los cubanos de extracción humilde, desprecia a los disidentes y opositores, pero peor, desprecia a los delincuentes y gente que según su puesto, no merece que él se incline hacia ellos. Todo lo contrario a lo que predica su iglesia.

Los cubanos deberíamos pedirle al Vaticano la renuncia inmediata del Cardenal Ortega y Alamino, su expulsión de la iglesia cubana, pero que antes pida perdón frente a sus inauditos insultos no solo a los trece cubanos a los que la dictadura, el régimen y la iglesia misma expulsaron con violencia y maltrato físico del templo de la Caridad en Centro Habana, sino perdón a todos los cubanos por haberlos engañado, por haber utilizado a la Virgen de la Caridad del Cobre en una peregrinación que sólo benefició a la dictadura. Debe pedir perdón por insultar a los cubanos que son de la misma condición que los trece cubanos que allí estuvieron, pero sobre todo debe pedirle perdón a los delincuentes y a las personas de baja condición social, porque ellos más que nadie tienen derecho al perdón, a la protección, y al amor de Cristo, ¿p no es eso lo que predica la iglesia católica?

Considero que este hombre debe dimitir inmediatamente de sus cargos y funciones, que no debe ser reconocido por el pueblo cubano como el representante de la iglesia, sino como el vocero leal del régimen. Este hombre tiene que pedir perdón hoy a los deportados que actualmente pernoctan en las calles madrileñas, a los que aconsejo que se refugien en las iglesias de Madrid, que les exijan a los párrocos que el Cardenal Ortega y Alamino les resuelva la situación en donde los ha metido. La iglesia es lo suficientemente rica y poderosa para pagarles ayudas y hoteles, y hasta pudiera resolverles trabajos que es de lo que se trata.

No puede haber reconciliación con este tipo de personaje mediando entre los cubanos, quienes por otra parte, no hemos sido más que divididos por esa dictadura que él apoya y a la que responde como un cordero, no de Cristo, sino de Castro.

Jaime Ortega y Alamino debe ser expulsado sobre todo de los corazones de los cubanos -si es que alguna vez estuvo en ellos, por lo visto en la misa de Semana Santa, no son muchos los que lo siguen- que alguna vez creyeron en él. Es un mentiroso y un mediador que ha traicionado a Cuba, a los cubanos, y a la iglesia que representa. La iglesia que él representa, por otro lado, ha manifestado su adhesión y apoyo al castrismo. Entonces, tendrán que decidirse, o el amor de Dios, de la Virgen María y de Cristo hacia todos los hombres y mujeres por igual,o el odio de Castro hacia los cubanos.

Zoé Valdés.

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