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lunes, 23 de abril de 2012

Cuando la Política No da de comer es Mala política

Cuba/Haití: la mala política de los buenos amigos - Artículos - Opinión - Cuba Encuentro

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

CUBA NECESITADA DE VERDADEROS EMPRESARIOS Y EMPRENDEDORES SIN TRABAS GUBERNAMENTALES

Me interesa, sin embargo, discutir otro asunto: la incapacidad casi absoluta del Gobierno cubano para aprovechar los espacios del mercado haitiano, y que hoy resulta un filón altamente lucrativo para la economía dominicana.

Los dominicanos han sabido aprovechar todas las ventajas del mercado haitiano.

Albergan en su territorio a algo así como un millón de haitianos que constituyen la fuerza laboral básica de las construcciones, numerosos cultivos y algunos servicios. Es la fuerza de trabajo haitiana más capacitada y en una edad laboral optima, y aun cuando los grupos xenófobos han convertido esto en una desgracia nacional, en realidad sin esa fuerza de trabajo muchas actividades económicas sucumbirían y muchos dominicanos perderían sus empleos.

Las compañías dominicanas se han involucrado fuertemente en la reconstrucción haitiana con apoyo de la cooperación internacional. De hecho las mayores obras infraestructurales —como es el caso de la carretera de Cabo Haitiano a Dajabón— han sido hechas por estas compañías en lo que constituye una auténtica exportación de servicios. Ciertamente, en este involucramiento hay fuertes indicios de corrupción y de complicidad de las mafias políticas de ambos países, y que apuntan insistentemente al contubernio entre los presidentes Michel Martelly y Leonel Fernández. Pero si abstraemos este dato, no deja de ser llamativa la acometividad de los capitalistas dominicanos frente a un mercado demandante.

De igual manera, venden a Haití una infinidad de productos, regularmente materiales de construcción y alimentos ricos en grasas y carbohidratos que constituyen el principal sustento de las familias pobres. Lo que en Haití quiere decir el 90 % de la población. Muchos de esos productos no pudieran ser exportados a ningún otro lugar, e incluso algunos ni siquiera pudieran ser realizados dentro del mercado dominicano. Pues Haití se ha convertido no solamente en una extensión del mercado dominicano, sino también en su versión degradada.

Por esta razón los dominicanos vendieron a Haití entre 2005 y el 2010 casi tres mil millones de dólares de bienes. Una parte de ellos fueron productos de zonas francas, pero cerca de la mitad fueron productos nacionales, tales como frijoles, desechos de arroz, huevos, azúcar, cajas, harina de trigo, varillas de acero (cabillas), cemento, blocks, productos agrícolas diversos, pastas y, entre otros, hielo.

En cambio, Cuba solo vendió en igual período 119 millones de dólares. En 2010 exportó 27 millones de dólares. Los dominicanos cerca de mil millones, 490 de ellos de productos nacionales.

No resulta indecoroso en lo absoluto que si un país tiene una fuerte presencia asistencial en otro, aproveche esa presencia para venderle. Ni siquiera es necesario intentar usar la cooperación para obligarle a comprar, ni involucrarse en componendas dolosas: basta con tratar de conocer el mercado, negociar y realizar transacciones de mutua conveniencia.

Es cierto que los dominicanos poseen la ventaja de la frontera, pero en última instancia solo nos separan de Haití 70 kilómetros que pueden ser recorridos por barcos pequeños. Del lado haitiano, Cuba tiene muy cerca extensas regiones a los que las mercancías dominicanas llegan con muchas dificultades debido al deplorable estado de las carreteras haitianas. Ciudades como Port de Paix, Jeremie, Les Cayes, Gonaives y el propio Cabo Haitiano son conglomerados demográficos interesantes para los exportadores cubanos.

Y el oriente cubano atraviesa por una crisis de gran escala que se vería paliada si se abrieran las puertas de este mercado ávido y poco exigente. Sería una manera inteligente de contener la sangría migratoria que sufre la región y de reactivar la economía campesina en retroceso. Y obviamente de colocarnos más consistentemente en esta región del Caribe que es nuestro entorno regional inmediato.

Y dado que respecto a Haití no hay bloqueo, ni embargo, ni ley Helms Burton, ni cinco héroes prisioneros, ni alevosía imperialista, habría que reconocer que lo que Cuba no hace, y sí hacen los dominicanos, es debido a las proverbiales ineficacia e ineficiencia de su sistema económico.

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