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Ignoradas pero No Olvidadas
HOMILÍA DE BENEDICTO XVI EN LA MISA DE LA PLAZA DE LA REVOLUCIÓN EN LA HABANA
Versión
para ateos y cubanos
Interpretación de las Palabras de Pedro, representante de Dios en la tierra
Miércoles
28 de marzo de 2012
Queridos hermanos y hermanas:
«Bendito eres, Señor Dios…, bendito tu nombre santo
y glorioso» (Dn 3,52). Este himno de bendición del libro de Daniel
resuena hoy en nuestra liturgia invitándonos reiteradamente a bendecir y alabar
a Dios. Somos parte de la multitud de ese coro que celebra al Señor sin cesar.
Nos unimos a este concierto de acción de gracias, y ofrecemos nuestra voz
alegre y confiada, que busca cimentar en el amor y la verdad el camino de la
fe.
«Bendito sea Dios» que nos reúne en esta
emblemática plaza, para que ahondemos más profundamente en su vida. Siento una
gran alegría de encontrarme hoy entre ustedes y presidir esta Santa Misa en el
corazón de este Año jubilar dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre.
Saludo cordialmente al Cardenal Jaime Ortega y
Alamino, Arzobispo de La Habana, y le agradezco las corteses palabras que me ha
dirigido en nombre de todos. Extiendo mi saludo a los Señores Cardenales, a mis
hermanos Obispos de Cuba y de otros países, que han querido participar en esta
solemne celebración. Saludo también a los sacerdotes, seminaristas, religiosos
y a todos los fieles aquí congregados, así como a las Autoridades que nos
acompañan.
En la primera lectura proclamada, los tres opositores (#OZT #JWS #WVM),
perseguidos por el soberano Castro, prefieren afrontar la muerte abrasados
por el fuego antes que traicionar sus ideales y su fe.
Ellos encontraron la fuerza de condenar al Régimen Totalitario en la convicción de que la Opinión Pública Internacional nos los abandonarían a la muerte y a la nada. En efecto, Dios y el pueblo nunca abandona a sus
hijos, nunca los olvida. Él está por encima de nosotros y es capaz de salvarnos
con su poder. Al mismo tiempo, es cercano a su pueblo y, por su hijo asesinado #OZT, ha deseado poner su morada entre nosotros.
«Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad
discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn
8,31). En este texto del Evangelio que se ha proclamado, Jesús se revela como
el Hijo de Dios Padre, el Salvador, el único que puede mostrar la verdad y dar
la genuina libertad. No existe otra
vía que no se la de la Igelsia para abrir los espacios democráticos y
libertades en la Cuba actual de forma pacífica y sin caos.
Su enseñanza (#LauraPollan, #OZT #JWS #WVM) provoca resistencia e inquietud entre
sus interlocutores, y Él (Castro) los acusa de buscar su muerte, aludiendo al supremo
sacrificio en la cruz, ya cercano. Aun así, los conmina a creer, a mantener la resistencia, la desobediencia ciudadana y la Lucha pacífica, para conocer la verdad que redime y dignifica.
En efecto, la verdad (que no es la de Castro) es un anhelo del ser humano, y
buscarla siempre supone un ejercicio de auténtica libertad. Muchos, sin
embargo, prefieren los atajos (Emigran del país, de su patria) e intentan eludir esta tarea. Algunos, como Raúl Castro, ironizan con la posibilidad de poder conocer la verdad ("nuestra verdad que siempre se abre paso", decia) (cf. Jn
18, 38), proclamando la incapacidad del pueblo cubano para alcanzarla o negando que
exista Gobierno Incluyente y de justicia para todos fuera de su mandato.
Esta actitud de Castro, como en el caso del escepticismo y el
relativismo, produce un cambio en el corazón, haciéndolos fríos, vacilantes,
distantes de los demás y encerrados en sí mismos.
Personas que se lavan las
manos como el gobernador romano y dejan correr el agua de la historia sin
comprometerse (el seguro caos que se formará en el futuro se lo están dejando a otros).
Por otra parte, hay otros como Raúl Castro y Fidel Castro que interpretan mal esta
búsqueda de la verdad, llevándolos a la irracionalidad y al fanatismo,
encerrándose en «su verdad» (que es ya una mentira comprobada) e intentando imponerla a los demás. Son como
aquellos legalistas obcecados que, al ver a Jesús golpeado y sangrante, gritan
enfurecidos: «¡Crucifícalo!» (cf. Jn 19, 6). Después de haber conducido al pueblo a la mayor crisi y miseria de la historia, ahora le piden más sacrificios. Sin embargo, quien actúa
irracionalmente como los Castro y su clan de servidores, no puede llegar a ser discípulo de Jesús. Fe y razón son
necesarias y complementarias en la búsqueda de la verdad. (La Libertad)
Dios creó al hombre con una innata vocación a la
verdad (Libertad) y para esto lo dotó de razón. No es ciertamente la irracionalidad, sino
el afán de (Libertad) verdad, lo que promueve la fe cristiana. Todo ser humano ha de
indagar la verdad (búsqueda de la Libertad) y optar por ella cuando la encuentra, aun a riesgo de
afrontar sacrificios. (represión, persecusión, chantaje, difamación, actos de repudio, carcel, la muerte)
Además, la (libertad) verdad sobre el hombre es un presupuesto
ineludible para alcanzar la libertad, pues en ella descubrimos los fundamentos
de una ética con la que todos pueden confrontarse, y que contiene formulaciones
claras y precisas sobre la vida y la muerte, los deberes y los derechos, el
matrimonio, la familia y la sociedad, en definitiva, sobre la dignidad
inviolable del ser humano.
Este patrimonio ético (el ser verdaderamente libres) es lo que puede acercar a
todas las culturas, pueblos y religiones, las autoridades y los ciudadanos, y a
los ciudadanos entre sí, a los creyentes en Cristo con quienes no creen en él.
El cristianismo, al resaltar los valores que
sustentan la ética, no impone, sino que propone la invitación de Cristo a
conocer la verdad que hace libres. El creyente está llamado a ofrecerla a sus
contemporáneos (derecho de Asociación, reunión, Libertad de Expresión), como lo hizo el Señor, incluso ante el sombrío presagio del
rechazo y de la cruz (aunque existan otro criterios).
El encuentro personal con quien es la verdad (la comunicación entre cubanos de aqui y de allá) en persona
nos impulsa a compartir este tesoro con los demás, especialmente con el
testimonio.
Queridos amigos, no vacilen en seguir (luchando y manifestándose de forma pacífica) a Jesucristo.
En él (de esa forma) hallamos la (libertad) verdad sobre Dios y sobre el hombre. (El pueblo auténtico) Él nos ayuda a derrotar
nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime.
El que obra el mal (como lo hace el Castrismo en la persona de los hermanos Castro), el que comete pecado, es esclavo del pecado y nunca
alcanzará la libertad (cf. Jn 8,34). Sólo renunciando (al Régimen Castrista Totalitario) al odio y a
nuestro corazón duro y ciego seremos libres, y una vida nueva brotará en
nosotros.
Convencido de que Cristo es la verdadera medida del
hombre, y sabiendo que en él se encuentra la fuerza necesaria para afrontar
toda prueba, deseo anunciarles abiertamente al Señor Jesús como Camino, Verdad
y Vida (La Libertad). En él todos hallarán la plena libertad, la luz para entender con
hondura la realidad y transformarla con el poder renovador del amor.
La Iglesia vive para hacer partícipes a los demás
de lo único que ella tiene, y que no es sino Cristo, esperanza de la gloria
(cf. Col 1,27). Para poder ejercer esta tarea, ha de contar con la
esencial libertad religiosa (espacios, lugares, medios y plazas) , que consiste en poder proclamar y celebrar la fe
también públicamente, llevando el mensaje de amor, reconciliación y paz que
Jesús trajo al mundo.
Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido
dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar
pública y abiertamente su fe (Gracias a esas gloriosas mujeres conocidas como Las Damas de Blanco). Sin embargo, es preciso seguir adelante, y deseo
(exigir) animar a las instancias gubernamentales de la Nación a reforzar lo ya alcanzado
y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la
sociedad cubana.
El derecho a la libertad religiosa, tanto en su
dimensión individual como comunitaria, manifiesta la unidad de la persona
humana, que es ciudadano y creyente a la vez. Legitima también que los
creyentes ofrezcan una contribución a la edificación de la sociedad. Su
refuerzo consolida la convivencia, alimenta la esperanza en un mundo mejor,
crea condiciones propicias para la paz y el desarrollo armónico, al mismo
tiempo que establece bases firmes para afianzar los derechos de las
generaciones futuras.
Cuando la Iglesia pone de relieve este derecho, no
está reclamando privilegio alguno.
Pretende sólo ser fiel al mandato de su
divino fundador, consciente de que donde Cristo se hace presente, el hombre
crece en humanidad y encuentra su consistencia. Por eso, ella busca dar este
testimonio en su predicación y enseñanza, tanto en la catequesis como en ámbitos
escolares y universitarios (Libertades individuales y Propiedad Privada).
Es de esperar que pronto llegue aquí también el
momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber (los medios como propiedad privada) los beneficios de
la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar. (el periodimos critico ciudadano)
Ejemplo preclaro de esta labor fue el insigne
sacerdote Félix Varela, educador y maestro, hijo ilustre de esta ciudad de La
Habana, que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar
a su pueblo.
El Padre Varela nos presenta el camino para una
verdadera transformación social: (No el Marxismo ni el Leninismo) formar hombres virtuosos para forjar una
nación digna y libre, ya que esta trasformación dependerá de la vida espiritual
del hombre (el gran vacio del Comunismo), pues «no hay patria sin virtud» (Cartas a Elpidio, carta
sesta, Madrid 1836, 220). Cuba y el mundo necesitan cambios (Cuba-EE.UU), pero éstos se
darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se
decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad.(Voluntad política y no Politica por voluntad, que viene acompañada de hambre, escasez, miseria y muertes)
Invocando la materna protección de María Santísima,
pidamos que cada vez que participemos en la Eucaristía nos hagamos también
testigos de la caridad, que responde al mal con el bien (cf. Rm 12,21),
ofreciéndonos como hostia viva a quien amorosamente se entregó por nosotros. (Sigamos Luchando, exigiendo y reclamando usando los Métodos pacifistas de Gandhi, el empoderamiento ciudadano)
Caminemos a la luz de Cristo (Con la protección de la Iglesia, que es una Institución muy importante en el Mundo), que es el que puede
destruir las tinieblas del error (El Comunismo). Supliquémosle (a los Castro) que, con el valor y la
reciedumbre de los santos, lleguemos a dar una respuesta libre, generosa y
coherente a Dios, sin miedos ni rencores.
Amén.
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