EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
De cerca no se ven tan claras
LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -El académico cubano-americano Juan Villafaña, residente en Washington, enunció varias circunstancias que, en su opinión, propician que en Cuba se produzca una rebelión popular.
El primero de los factores internos enunciados por el académico es el ¨descontento con las limitadas reformas del General Raúl Castro”.
La mayor parte de la población del país está constituida por las generaciones nacidas bajo las restricciones del socialismo castrista. Las medidas tomadas por Raúl Castro no se perciben como limitadas. Aparentan pasos de avance después del inmovilismo de cinco décadas. Los cubanos esperan más reformas, pero por lo general sus esperanzas no incluyen reformas en lo relativo a la libertad de expresión o asociación.
El pueblo está concentrado en la espera de transformaciones económicas que mejoren su situación domestica. Sólo el levantamiento de las restricciones migratorias se sale de este contexto, y no completamente.
¨La profundización de las diferencias raciales y sociales¨, es otro de los factores internos que apunta el académico. Ambos fenómenos han convivido con la revolución a lo largo de más de 50 años. La única diferencia es que en los últimos años se han hecho notar un poco más.
Las capas sociales, que empobrecen de forma sistemática, se aferran al hábito de vivir en la escasez, y sobreviven mediante los resultados de la corrupción y el mercado negro. La corrupción depende de la providencia gubernamental, que supuestamente le ha declarado la guerra sin cuartel a este aliado nocivo. Reprimir en exceso este mal, que alimenta el mercado negro y sustenta familias enteras, sí podría asfixiar al estrato social que depende de él.
En cuanto a las diferencias raciales, existe un movimiento incipiente de emancipación, al que le falta madurez y organización para convertirse en factor insurreccional.
¨Una nueva efervescencia por la visita del Papa¨. Esta es otra de las circunstancias propiciatorias enunciadas por Villafaña. Pero así como para cualquier país católico es una gran suerte la visita del Sumo Pontífice, para los cubanos no lo es. Ya se reveló con Juan Pablo II. La efervescencia que se percibe en el país se muestra por parte del gobierno y la jerarquía eclesiástica. Para el pueblo, la visita del Papa representa apenas otro día feriado.
La Iglesia Católica y el gobierno comunista comenzaron un romance con el acuerdo que desterró a los presos políticos. Algunos clérigos se hicieron impopulares, y el gobierno continuó encarcelando y reprimiendo opositores. Ambas instituciones se benefician con la visita del Pontífice, mucho más que un pueblo que se ha refugiado en el sincretismo religioso para buscar respuestas a sus acuciantes angustias económicas y de todo tipo.
¨El cansancio con un sistema revolucionario que nada resuelve y la gerontocracia que se aferra al poder¨, son también factores expresados en todos los diálogos populares. El cansancio y la burla hacia un sistema cuyos dirigentes mueren en el poder, se evidencian hasta en los afiliados al gobierno. Pero esta situación no parece capaz de producir por si sola un levantamiento popular.
La represión ejercida sobre el movimiento opositor organizado, la desconfianza sembrada dentro de las filas de la oposición y el pueblo, mediante el destape periódico de agentes del gobierno infiltrados, y a través del monopolio informativo, son factores que actúan como muro de contención para un levantamiento popular definitorio.
Todo lo anterior aísla a la oposición organizada, que se manifiesta en las calles y hace que la población en general se autoreprima, mientras espera resignada que el desenlace se produzca con la muerte de los hermanos Castro.
En cuanto a los factores externos, prefiero resumirlos: Washington es el Enemigo, que, a conveniencia del gobierno cubano, paradójicamente reaparece para salvar a la revolución y da la excusa perfecta hasta para cambiar la Constitución de la República en dos días.
La táctica de la cuerda extendida es la constante en la política internacional del gobierno. El caso del rehén Alan Gross y la alianza Cuba-Venezuela-Irán son ejemplos de cartas con que juegan los Castro y las utilizan según aumente o disminuya la tensión del dogal.
acesar2004@gmail.com
El primero de los factores internos enunciados por el académico es el ¨descontento con las limitadas reformas del General Raúl Castro”.
La mayor parte de la población del país está constituida por las generaciones nacidas bajo las restricciones del socialismo castrista. Las medidas tomadas por Raúl Castro no se perciben como limitadas. Aparentan pasos de avance después del inmovilismo de cinco décadas. Los cubanos esperan más reformas, pero por lo general sus esperanzas no incluyen reformas en lo relativo a la libertad de expresión o asociación.
El pueblo está concentrado en la espera de transformaciones económicas que mejoren su situación domestica. Sólo el levantamiento de las restricciones migratorias se sale de este contexto, y no completamente.
¨La profundización de las diferencias raciales y sociales¨, es otro de los factores internos que apunta el académico. Ambos fenómenos han convivido con la revolución a lo largo de más de 50 años. La única diferencia es que en los últimos años se han hecho notar un poco más.
Las capas sociales, que empobrecen de forma sistemática, se aferran al hábito de vivir en la escasez, y sobreviven mediante los resultados de la corrupción y el mercado negro. La corrupción depende de la providencia gubernamental, que supuestamente le ha declarado la guerra sin cuartel a este aliado nocivo. Reprimir en exceso este mal, que alimenta el mercado negro y sustenta familias enteras, sí podría asfixiar al estrato social que depende de él.
En cuanto a las diferencias raciales, existe un movimiento incipiente de emancipación, al que le falta madurez y organización para convertirse en factor insurreccional.
¨Una nueva efervescencia por la visita del Papa¨. Esta es otra de las circunstancias propiciatorias enunciadas por Villafaña. Pero así como para cualquier país católico es una gran suerte la visita del Sumo Pontífice, para los cubanos no lo es. Ya se reveló con Juan Pablo II. La efervescencia que se percibe en el país se muestra por parte del gobierno y la jerarquía eclesiástica. Para el pueblo, la visita del Papa representa apenas otro día feriado.
La Iglesia Católica y el gobierno comunista comenzaron un romance con el acuerdo que desterró a los presos políticos. Algunos clérigos se hicieron impopulares, y el gobierno continuó encarcelando y reprimiendo opositores. Ambas instituciones se benefician con la visita del Pontífice, mucho más que un pueblo que se ha refugiado en el sincretismo religioso para buscar respuestas a sus acuciantes angustias económicas y de todo tipo.
¨El cansancio con un sistema revolucionario que nada resuelve y la gerontocracia que se aferra al poder¨, son también factores expresados en todos los diálogos populares. El cansancio y la burla hacia un sistema cuyos dirigentes mueren en el poder, se evidencian hasta en los afiliados al gobierno. Pero esta situación no parece capaz de producir por si sola un levantamiento popular.
La represión ejercida sobre el movimiento opositor organizado, la desconfianza sembrada dentro de las filas de la oposición y el pueblo, mediante el destape periódico de agentes del gobierno infiltrados, y a través del monopolio informativo, son factores que actúan como muro de contención para un levantamiento popular definitorio.
Todo lo anterior aísla a la oposición organizada, que se manifiesta en las calles y hace que la población en general se autoreprima, mientras espera resignada que el desenlace se produzca con la muerte de los hermanos Castro.
En cuanto a los factores externos, prefiero resumirlos: Washington es el Enemigo, que, a conveniencia del gobierno cubano, paradójicamente reaparece para salvar a la revolución y da la excusa perfecta hasta para cambiar la Constitución de la República en dos días.
La táctica de la cuerda extendida es la constante en la política internacional del gobierno. El caso del rehén Alan Gross y la alianza Cuba-Venezuela-Irán son ejemplos de cartas con que juegan los Castro y las utilizan según aumente o disminuya la tensión del dogal.
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