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Lombardi: El Papa recordó a Raúl la cuestión de los disidentes
Benedicto XVI no se encontrará con los opositores del régimen, pero, según el portavoz de la Sala de Prensa Vaticana, habló de ellos con el presidente Castro
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Roma
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El Papa recordó a Raúl Castro también «el tema de los derechos humanos, con base en las peticiones que han llegado al Vaticano». Lo indicó el padre Federico Lombardi, el jesuita portavoz de la Santa Sede, precisando que «de tales peticiones se habló tanto el coloquio privado entre el Papa y el presidente cubano como en la reunión de las dos delegaciones que se desarrolló contemporáneamente en el Palacio de la Revolución».
Naturalmente, añadió Lombardi, «Benedicto XVI no viene a dar lecciones. En sus discursos en Cuba hay, más bien, un sentido fraterno, la consciencia de un camino largo y difícil», que hay que afrontar «de forma gradual».
Esto, como respuesta a las afirmaciones de un exponente del gobierno cubano que algunos medios de comunicación interpretaron como una respuesta a las palabras del Pontífice con respecto al hecho de que el marxismo ya no es capaz de responder a las exigencias de los hombres de nuestros días.
El vicepresidente cubano Marino Murillo dijo ayer que «en Cuba no habrá cambios políticos», sino solo una actualización, cuando sea necesaria, del modelo económico. El padre Lombardi, aún indicando que no pretendía responder a estas afirmaciones (por no tener un conocimiento exacto de la situación), quiso subrayar con fuerza cuál es el espíritu que el Papa ha puesto en sus reflexiones sobre temas sociales: «hay mucho realismo y mucha humildad en sus palabras y la consciencia de que la Iglesia en Cuba es humilde, no es seguramente una potencia, y dice simplemente: nosotros queremos ofrecer nuestro servicio y nuestra participación a la sociedad».
La del Papa, pues, no sería una actitud de alguien que pretende «enseñar, en espíritu de comunión, la vía. Hay una vía en curso, que el pueblo cubano está recorriendo desde hace años. La Iglesia no habla con la fuerza de quien pretende las cosas, sabe que los cambios políticos exigen un camino difícil». Y por esta razón interviene con «realismo», atestiguando «serenidad, humildad, fraternidad y espíritu de servicio».
Naturalmente, añadió Lombardi, «Benedicto XVI no viene a dar lecciones. En sus discursos en Cuba hay, más bien, un sentido fraterno, la consciencia de un camino largo y difícil», que hay que afrontar «de forma gradual».
Esto, como respuesta a las afirmaciones de un exponente del gobierno cubano que algunos medios de comunicación interpretaron como una respuesta a las palabras del Pontífice con respecto al hecho de que el marxismo ya no es capaz de responder a las exigencias de los hombres de nuestros días.
El vicepresidente cubano Marino Murillo dijo ayer que «en Cuba no habrá cambios políticos», sino solo una actualización, cuando sea necesaria, del modelo económico. El padre Lombardi, aún indicando que no pretendía responder a estas afirmaciones (por no tener un conocimiento exacto de la situación), quiso subrayar con fuerza cuál es el espíritu que el Papa ha puesto en sus reflexiones sobre temas sociales: «hay mucho realismo y mucha humildad en sus palabras y la consciencia de que la Iglesia en Cuba es humilde, no es seguramente una potencia, y dice simplemente: nosotros queremos ofrecer nuestro servicio y nuestra participación a la sociedad».
La del Papa, pues, no sería una actitud de alguien que pretende «enseñar, en espíritu de comunión, la vía. Hay una vía en curso, que el pueblo cubano está recorriendo desde hace años. La Iglesia no habla con la fuerza de quien pretende las cosas, sabe que los cambios políticos exigen un camino difícil». Y por esta razón interviene con «realismo», atestiguando «serenidad, humildad, fraternidad y espíritu de servicio».
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