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EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Cuando el doctor Janoi González aterrizó en el aeropuerto internacional Simón Bolívar, de Venezuela se sintió como si no hubiera salido de Cuba.
"No había un solo venezolano, la estructura estaba dirigida por
cubanos", afirma refiriéndose a una parte de la zona bajo control
militar conocida como Rampa 4, de exclusivo uso oficial. El experto en
radiodiagnóstico, natural de Pinar del Río, entró al país un mediodía de
diciembre de 2012 sin que sus documentos fueran revisados por autoridad
venezolana alguna. "No hay chequeo de migración. Unos funcionarios
cubanos te dan unas palabras de bienvenida, vivas a Chávez y a la
revolución, y te ponen un cuño [sello] en el pasaporte". Ese sello dice:
"Válido solo Cuba Venezuela".
Janoi González es uno de los miles de cooperantes enviados por La
Habana a Venezuela y, como muchos de ellos, se vio sometido a unas
pésimas condiciones de trabajo y a una vigilancia aún más estrecha que
la que normalmente sufre en su país natal. "Se cobraba una basura: 1.200
bolívares [entonces 200 euros según el cambio oficial y 50 en el
mercado negro]". Carecía de libertad de movimientos y vivía hacinado. Al
principio tuvo que compartir con seis personas una habitación de 20
metros cuadrados en un motel de Guanare, la capital agrícola de
Venezuela. Luego, en la cercana Acarigua, eran “17 en cinco
habitaciones, con un solo baño”, detalla por teléfono desde Estados
Unidos, adonde escapó en 2013.
Los cubanos manejan los registros. Conocen qué propiedades tienen los venezolanos y sus transacciones
Si se observa detenidamente el mapa de América, Cuba luce como una
pequeña lengua, un jirón de tierra que pareciera flotar a la deriva.
Nada más lejos de la realidad. Anclada en una vieja dictadura comunista,
la isla ha tenido claro dónde encontrar dólares para mantenerse a
flote. En los últimos 15 años, esa lengua de 108.000 kilómetros
cuadrados, con una de las economías más atrasadas, ha logrado saciar su
apetito en Venezuela, un país nueve veces más grande, tres veces más
poblado y con enormes recursos; entre ellos, las mayores reservas de
crudo del mundo.
La Habana recibe diariamente de Caracas más de 100.000 barriles de
petróleo en condiciones preferentes, que paga con trabajadores de la
salud. Además, obtiene inversiones directas, créditos blandos, subsidios
y millonarios contratos como intermediario de importaciones venezolanas
de alimentos, bienes y equipos a terceros países.
No es todo. En este caso, la lógica de la historia según la cual los
países más poderosos suelen influenciar políticamente a sus vecinos más
pobres se ha ahogado en el Caribe. Aparte de una ayuda estimada en 8.700
millones de euros anuales, Cuba tiene un poder sin precedentes sobre el
Gobierno de la mayor potencia petrolera de Sudamérica. Y otra
excepción. No ha sido impuesto. Los cubanos no han tenido que disparar
un tiro. Desde finales de los noventa comenzaron a cruzar los 1.450
kilómetros que los separan de Venezuela por invitación del presidente Hugo Chávez, quien puso su seguridad, su salud y mucho más en manos de sus camaradas antillanos.
Miles de cubanos trabajan hoy en la Administración pública
venezolana. En la presidencia, ministerios y empresas estatales. Como
burócratas, médicos, enfermeras, odontólogos, científicos, maestros,
informáticos, analistas, técnicos agrícolas, de electricidad, obreros y cooperantes culturales. También en seguridad, inteligencia e, incluso, en las Fuerzas Armadas.
La mayoría son además milicianos. "Tenemos en Venezuela más de 30.000 cederristas
cubanos de los 8,6 millones de miembros que tiene nuestra
organización", reveló en 2007 Juan José Rabilero, entonces jefe de los
Comités de Defensa de la Revolución (CDR) cubanos, en un acto público en
el Estado de Táchira, al oeste de Venezuela. Nada hace pensar que esa
cifra haya disminuido. Aproximadamente el 70% de la población cubana
forma parte de ese sistema de vigilancia y delación.
Los cubanos manejan el sistema de identificación de los venezolanos,
sus cédulas de identidad y pasaportes; sus registros mercantiles y
notarías públicas. Saben qué propiedades tienen y qué transacciones
hacen. También codirigen sus puertos y tienen presencia en aeropuertos y
puntos de control migratorio, donde actúan a sus anchas. La firma
cubana Albet, SA, de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), que
maneja los sistemas del Servicio Administrativo de Identificación,
Migración y Extranjería (SAIME), tiene tanto poder que no permite el
acceso de venezolanos al último piso de la sede central del servicio en
Caracas. También son cubanos los sistemas informáticos de la
presidencia, ministerios, programas sociales, servicios policiales y de
la petrolera estatal, PDVSA, mediante la empresa mixta Guardián del
Alba.
Según las últimas cifras oficiales, en 2012 había 44.804 cooperantes. El general retirado Rivera cree que son 100.000
La venta de estos servicios, de discutible calidad y cuyas web son de
estética castrista, es obra de Ramiro Valdés, segundo vicepresidente
del Consejo de Estado cubano, considerado el hombre más cercano a
Caracas, después de Fidel y Raúl Castro, y su principal asesor en
tácticas de represión política, según algunas fuentes.
Aunque los cubanos suelen relacionarse solo lo estrictamente
necesario con la población local debido a que el reglamento
disciplinario sanciona las "relaciones desmedidas con nacionales", su
presencia se siente. "Se produce la paradoja de que los cubanos dependen
económicamente de nosotros y sin embargo tienen una influencia política
sobre nosotros muy fuerte", destaca la historiadora Margarita López
Maya, quien simpatizó con el proyecto chavista en sus primeros años y se
apartó criticando su deriva autoritaria.
Los cubanos saben casi todo de los venezolanos, pero estos desconocen
en realidad cuántos cubanos trabajan en el país, cuánto cobran por sus
servicios y los términos de los acuerdos de importación de sus
servicios, mantenidos por el Gobierno venezolano en secreto.
Según las últimas cifras oficiales, de mediados de 2012, en Venezuela
había un total de 44.804 cooperantes en las llamadas misiones sociales:
31.700 en salud (11.000 médicos, 4.931 enfermeros, 2.713 odontólogos,
1.245 optometristas y 11.544 no especificados), 6.225 en deporte, 1.905
en cultura, 735 en actividades agrícolas, 486 en educativas y 54 en
atención a discapacitados. Sin embargo, se presume que podrían duplicar
esa cantidad. No hay datos oficiales sobre los que trabajan en el sector
eléctrico, de la construcción, en informática, en asesoría de seguridad
al Gobierno y en otras áreas.
Los médicos cubanos son enviados en carácter de esclavitud moderna”, dice la ONG Solidaridad Sin Fronteras
El general retirado Antonio Rivero, excolaborador de Chávez, asegura
que actualmente en el país hay más de 100.000 cubanos, entre ellos 3.700
funcionarios de su servicio de inteligencia, el G2. "Nada más en
seguridad y defensa, estimamos que puede haber unas 5.600 personas". Y
afirma que hay cubanos en las bases militares más importantes del país.
"En la Fuerza Armada hay unos 500 militares activos cubanos que cumplen
funciones de asesoría en áreas estratégicas: inteligencia, armamento,
comunicaciones e ingeniería militar. También en el área operativa y en
el despacho del ministro de la Defensa, que cuenta con un asesor cubano
permanente con el grado de general".
Según el oficial, que trabajó como jefe de telecomunicaciones de la
presidencia y fue director nacional de Protección Civil, la presencia de
La Habana se remonta a 1997, cuando 29 agentes cubanos encubiertos se
establecieron en Margarita y en 1998 ayudaron a Chávez en la campaña
electoral en tareas de inteligencia, seguridad e informática.
Rivero pidió la baja en 2010 y denunció ante la Fiscalía y la
Asamblea Nacional la injerencia de Cuba en las Fuerzas Armadas con
documentos, grabaciones y casi un centenar de fotografías. Fue acusado
entonces de ultraje al Ejército y de "revelar noticia privada o secreta
en grado de continuidad”. Actualmente está en libertad condicional.
"Los militares cubanos comienzan a llegar después de 2007. Su
asesoría incluye un área educativa, de ingeniería militar en
construcción de fortificaciones y en la doctrina, donde cambia el
concepto de guerra planteado por el de la guerra asimétrica, que implica
involucrar a la población civil en un sistema de defensa", explica el
general.
Ante sus denuncias, Chávez admitió entonces una cooperación menor con
el Ejército. "[Los cubanos] nos han dicho cómo almacenar las brújulas,
cómo reparar las radios de los tanques y cómo se debe almacenar la
munición".
En 2013, la oposición obtuvo y divulgó una grabación
en la que el conductor de un programa de televisión en el principal
canal del Estado, Mario Silva, confirmaba la presencia de antillanos en
los cuarteles. En ella se le oía: "Ayer tuvimos una reunión de
inteligencia con dos camaradas cubanos, dos oficiales cubanos, en Fuerte
Tiuna", decía Silva al agente cubano Aramís Palacios. Rivero afirma que
por el país han pasado y siguen pasando militares cubanos de alta
jerarquía como el general Leonardo Andollo Valdés, segundo jefe del
Estado Mayor de Cuba. “Él es el encargado de todo el trabajo militar que
hacen los cubanos en el país en seguridad y defensa”, señala. Andollo y
otros oficiales del Grupo de Coordinación y Enlace de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Cuba en Venezuela (Gruce) han sido
fotografiados en guarniciones militares del país mientras oficiales
venezolanos compartían con ellos información estratégica.
"Chávez buscó siempre que nuestra Fuerza Armada Nacional (FAN) se
adecuara a la cubana. Era vital para consolidar su proyecto socialista",
sostiene Rivero. Un funcionario de la Dirección General de
Contrainteligencia Militar (DGCIM), que no quiso ser identificado,
indicó que sus pasos son seguidos de cerca por agentes de La Habana.