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lunes, 20 de septiembre de 2010

Venezuela: Que se decide el 26/9 en Venezuela

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



JOEL D. HIRST | EL UNIVERSAL
domingo 19 de septiembre de 2010

La valiente oposición venezolana está lista para las elecciones del 26 de septiembre, su décimo primera desde que el presidente Hugo Chávez ganó el poder en 1998; esta vez votando por todos los 167 miembros de la unicameral Asamblea Nacional. Hace cinco años, en la última elección de la Asamblea Nacional, la oposición se abstuvo en masa, alegando ventaja del gobierno y dudando del secreto del voto. Muy tarde la oposición se dio cuenta que su decisión de ceder el control de la Legislatura al presidente Chávez fue desastrosa, permitiéndole a este cinco años de licencia para elaborar leyes fácilmente. Los líderes de la oposición han resuelto no repetir este error y los vientos pudieran estar soplando a su favor.

Con la mirada firme en estas próximas elecciones, desde temprano este año, la oposición dejó a un lado sus divisiones internas y se unieron juntos bajo el paraguas de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Dividieron los puestos por partidos y regiones, permitiendo espacio a candidatos populares y adoptando un agresivo mensaje para llamar a las urnas. Hicieron posible que el material electoral estuviera disponible y ensamblaron una amplia coalición. Esto es un logro sorprendente, dadas las luchas de poder internas que han caracterizado las anteriores elecciones.

Además, como un golpe de suerte, estas elecciones se producen justo en un momento difícil para el presidente Chávez. De acuerdo con diferentes encuestas, su popularidad cayó en julio a menos del cuarenta por ciento (aunque ya ha rebotado un poco). Estos números, los más bajos desde el paro nacional del 2002-2003, parecen deberse a los escándalos relacionados con miles de toneladas de comida en mal estado, importada por el gobierno revolucionario y dejada descomponer en galpones y almacenes a lo largo del país; y a la espeluznante falta de seguridad ciudadana. Según el Observatorio Venezolano sobre la Violencia, ha habido más de 120.000 muertes violentas durante la Administración de Chávez.

La oposición ha explotado estos problemas con rara disciplina electoral.

Quizá detectando el peligro, Chávez ha cambiado su estilo de hacer campaña. En lugar de presentarse a sí mismo como un líder unificador, en esta contienda se ha mostrado por el contrario como un revolucionario radical, camisa roja, enfatizando la necesidad de un socialismo "verdadero"; otra vez, insertándose el mismo en el debate, a pesar del hecho de no estar en ninguna boleta como candidato.

De igual manera, la MUD ha elevado la propuesta de lo que está en juego, presentando esta contienda como una batalla final para "Salvar a Venezuela". Para ambos, la importancia de estas elecciones va más allá de la Asamblea Nacional misma; es vista como un ensayo de la elección presidencial del 2012.

A pesar de los factores jugando a favor de la oposición, el reto de convertir unidad y disciplina en victoria es difícil. El gobierno venezolano utiliza el "poder de la incumbencia" magistralmente. Los chavistas se caracterizan por utilizar los recursos del Estado para sus propias campañas, intimidar a los votantes, e inflar el registro electoral. De acuerdo con un análisis de tendencias de votaciones anteriores, una firma encuestadora venezolana estimó que la Ley de Reforma Electoral permitió una distribución de distritos que colocó al menos 6 o 7 puestos seguros para la oposición en juego.

Para la oposición el reto es alcanzar el número mágico de 57, la cantidad de puestos necesarios para que la MUD le arrebate a Chávez sus 2/3 de mayoría en la Asamblea y les otorga la posibilidad de bloquear esos tipos de leyes arrasadoras que han sido su marca por los últimos cinco años. Estimaciones recientes indican que la oposición podría conseguir 50 puestos. Si este es el caso, todo dependería de la asistencia que haya a las urnas -una cuestión difícil para ambos- la oposición y los chavistas, especialmente para elecciones de Asamblea Nacional.

Si el presidente Chávez pierde sus 2/3 de mayoría, él tendría que elegir entre dos opciones no placenteras: suavizar su retórica y negociar con la oposición -algo por lo que no ha demostrado un gran apetito en el pasado- o por el contrario tendría que perseguir métodos radicales y extra-democráticos para avanzar su proyecto político. Si el pasado nos enseña algo, hay que reconocer que Chávez pudiera ser renuente a ceder espacio porque esto supondría, entre otras cosas, aceptar más supervisión financiera sobre su administración, que pudiera seriamente afectar el avance de proyectos regionales como los del ALBA, su plan maestro para promover el Socialismo del siglo 21 en el hemisferio.

Para la oposición, ganar menos de 57 puestos los relegaría a ser adversarios simbólicos. Podrían desacelerar los planes de Chávez y arrojar luz sobre lo que se debate en una opaca Asamblea, pero no serian capaces de evitar ser arrollados legislativamente.

Quedan casi dos semanas de campaña para el día de las elecciones -toda una vida en la política latinoamericana. Pero como mínimo la oposición luce ansiosa por evitar los costosos errores del pasado. Y esta vez la elección se da entre dos alternativas más distantes y distintas que nunca.

Joel Hirst es un investigador con el Consejo de Relaciones Exteriores en Washington enfocado estudiando a Venezuela y el ALBA. Lo puedes seguir en www.joelhirst.com, http://twitter.com/joelhirst y http://facebook.com/joelhirst (página pública)

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