EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Sin cargos de conciencia
A ella se le ha roto una uña con la agitación. Mañana tendrá que volver a la manicure para que le restablezca el esmalte y la banderita inglesa en miniatura que le había pintado. A él la camiseta se le ha descosido en medio del fragor y todo el cuerpo le suda como si le hubieran lanzado un cubo de agua. No es una escena erótica, no es amor, sino ilegalidad. Una pareja bajo el sol de junio acarrea arena para terminar de remodelar una cocina. Se la han robado de un teatro que están remozando. Rondaron hasta que el custodio se quedó dormido después del almuerzo. Entonces llenaron dos bolsas, que alcanzan para fundir una pequeña meseta. La casita la han ido levantando así, tomando un poco de allá y de acá, esperando a que alguien mire hacia otro lado para cargar unos ladrillos o unas lozas de piso. Su pequeño hogar ha sido el resultado de la depredación, de esa rapacidad que tantos cubanos asumen ante los recursos del Estado. Tomar todo lo que se pueda, arrebatarle a ese poderoso dueño cualquier cosa, piensan… y lo llevan a vías de hecho.
Entre los motivos por los que algunas edificaciones demoran tanto en construirse o repararse no sólo están la desidia y la falta de eficiencia. El robo de cemento, acero y otros materiales constructivos ralentizan también muchas obras públicas. Algunas ya antológicas, donde la cantidad de recursos robados multiplicó por tres los cálculos iniciales en los costos de la edificación o la restauración. Los lavamanos desaparecen nada más descargarlos del camión, las latas de pintura se rellena con agua para revender la otra parte en el mercado clandestino y hasta se sabe de un hotel donde fueron desfalcados 36 aparatos de aire acondicionado, unos días antes de su inauguración. Ante tantos hurtos, cada objeto y recurso debe ser vigilado atentamente y a su vez vigilar a quien lo vigila.
Muchos ojos aguardan por un desliz. En una madrugada sin control una loma de recebo quedará reducida a su tercera parte. En unas vacaciones de verano, una escuela que no tenga custodio puede perder varias ventanas y alguna que otra taza de baño. Los lámparas desaparecen, los interruptores eléctricos son arrancados y el saqueo se extiende también a las manillas de las puertas, las barandas de las escaleras, las tuberías y hasta las tejas del techo. Sin cargos de conciencia, ni complejos de culpa por parte de los perpetradores. Más bien como el pobre expoliado que le quita al patrón un trozo de su suculenta merienda cuando éste se entretiene mirando por la ventana. Sintomático que la casi totalidad de quienes substraen materiales de construcción de obras estatales, no sienten ningún remordimiento por hacerlo. Le llaman a eso “recuperar”, “inventar”, “luchar”, “sobrevivir”. Cuando se bañan en una ducha hecha con azulejos robados, piensan bajo el chorro de agua “lo que te den tómalo y lo que no te den… también.”
Entre los motivos por los que algunas edificaciones demoran tanto en construirse o repararse no sólo están la desidia y la falta de eficiencia. El robo de cemento, acero y otros materiales constructivos ralentizan también muchas obras públicas. Algunas ya antológicas, donde la cantidad de recursos robados multiplicó por tres los cálculos iniciales en los costos de la edificación o la restauración. Los lavamanos desaparecen nada más descargarlos del camión, las latas de pintura se rellena con agua para revender la otra parte en el mercado clandestino y hasta se sabe de un hotel donde fueron desfalcados 36 aparatos de aire acondicionado, unos días antes de su inauguración. Ante tantos hurtos, cada objeto y recurso debe ser vigilado atentamente y a su vez vigilar a quien lo vigila.
Muchos ojos aguardan por un desliz. En una madrugada sin control una loma de recebo quedará reducida a su tercera parte. En unas vacaciones de verano, una escuela que no tenga custodio puede perder varias ventanas y alguna que otra taza de baño. Los lámparas desaparecen, los interruptores eléctricos son arrancados y el saqueo se extiende también a las manillas de las puertas, las barandas de las escaleras, las tuberías y hasta las tejas del techo. Sin cargos de conciencia, ni complejos de culpa por parte de los perpetradores. Más bien como el pobre expoliado que le quita al patrón un trozo de su suculenta merienda cuando éste se entretiene mirando por la ventana. Sintomático que la casi totalidad de quienes substraen materiales de construcción de obras estatales, no sienten ningún remordimiento por hacerlo. Le llaman a eso “recuperar”, “inventar”, “luchar”, “sobrevivir”. Cuando se bañan en una ducha hecha con azulejos robados, piensan bajo el chorro de agua “lo que te den tómalo y lo que no te den… también.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario