Bandas de traficantes operan en estados mexicanos como Q. Roo.
Desde 2001, más de 351 mil naturales de esta isla del Caribe han recibido residencia permanente en el país norteño.
La Habana, CUBA .- México ha sido en los últimos años la principal puerta de entrada de emigrantes de Centroamérica a Estados Unidos y en gran medida ha sido utilizada también por los cubanos.
Desde 2001, más de 351 mil naturales de esta isla del Caribe han recibido residencia permanente en el país norteño, y muchos aprovecharon la larga frontera México-Estados Unidos para su propósito de lograr un futuro mejor en otra nación.
Ese fue el caso de Mónica quien, con 24 años de edad, pudo salir de la isla sobornando a un funcionario que "arregló" algunos papeles, sin los cuales no habría podido abordar el avión que la trasladó a México.
Los dólares para esa transacción se los envió su esposo Rogelio, de 50 años de edad, quien vivía desde hace 25 meses en Estados Unidos, donde le había ido muy bien con la ayuda de unos parientes.
Una semana después de su arribo a la capital mexicana, Mónica viajó al norte del país y cruzó la frontera, dijo en entrevista con Notimex.
"Fue muy fácil. Me presenté en el puesto fronterizo norteamericano y mostré mi pasaporte y mi carné de identidad de Cuba.
Me dejaron pasar, y en cuanto conseguí un teléfono llamé a Rogelio, que ya estaba listo y me fue a buscar", relató.
Mónica, quien prefiere ocultar su verdadero nombre, reside ahora en Nueva Jersey y, tres años después de abandonar el país, regresó a la isla caribeña para visitar a sus padres y traerles algún dinero para auxiliarlos en medio de la crisis económica.
De acuerdo con estadísticas oficiales, unos 280 mil cubanos residentes en Estados Unidos visitaron Cuba en 2011, en un flujo creciente gracias a medidas de flexibilización adoptadas por el presidente estadounidense Barack Obama.
"Yo me hubiera quedado en México, es tan bonito, se come bien y se habla español, pero Rogelio que vivía en Estados Unidos ya tenía trabajo y casa en ese país", dijo la joven emigrante a punto de concluir su estancia de dos semanas.
A ella no le interesa la política. Como otros protagonistas del incesante éxodo de los últimos años, es una emigrante económica cautivada por el modo de vida estadunidense, que veía por televisión satelital ilegal en su casa del distrito de Marianao.
Debido al mayor celo puesto en práctica por los guardacostas de Estados Unidos que interceptan naves con "balseros", México se convirtió en una vía alternativa para llegar a territorio estadunidense, un sueño para muchos jóvenes isleños.
Según la Ley de Ajuste de 1966, los cubanos que lleguen a territorio norteamericano (pies secos) pueden quedarse y obtener residencia y trabajo un año después.
Cuba denuncia que esta legislación estimula las salidas ilegales del país. Los capturados en altamar en su intento de cubrir los 145 kilómetros que separan a Cuba del sur de Florida son devueltos a la isla, según los acuerdos migratorios firmados por Washington y La Habana a mediados de la década de los años 90 del siglo pasado.
Por su parte, México y Cuba firmaron el 20 de octubre de 2008 un memorándum de entendimiento para garantizar un flujo "legal, ordenado y seguro" de emigrantes isleños.
El acuerdo prevé la devolución de cubanos detenidos sin documentos en territorio mexicano.
El pacto México-La Habana ha sido duramente criticado por exiliados anticastristas.
La repatriación se realiza por vía marítima, como lo hace Estados Unidos y, según fuentes mexicanas, el acuerdo migratorio ha estado funcionando y ha disminuido el flujo de indocumentados y de delitos asociados al tráfico de personas.
La mayoría de los cubanos que llegan a México siguen por tierra ha-cia la frontera con Estados Unidos, pagando un promedio de entre ocho mil y 10 mil dólares por el viaje de La Habana a Miami.
Otros legalizaron su estancia en México, consiguieron empleo o abrieron pequeños negocios.
Con menos suerte, otros han sido víctimas de torturas de contrabandistas de indocumentados para presionar a sus familiares en Estados Unidos a pagar su rescate, como ocurrió en el estado de Quintana Roo en 2009.
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