Te espero en la pantalla
12:06 pm 15-Jul de 2012Mireya Tabuas
"Te espero en la salida" "Te espero en la pantalla" Muchos estudiantes usan las redes sociales para acosar y agredir a sus pares, sin saber que es un delito tipificado en las leyes venezolanas. Los Consejos de Protección admiten que la violencia escolar a través de la tecnología -en especial la divulgación de imágenes con contenido sexual- ha aumentado en el año escolar que finaliza
Liceístas triple X, 5.181.303 visitas. Chicas besándose en el salón, 297.286 visitas. Pelea a la salida del colegio, 115.162 visitas. En Youtube se exhiben videos con títulos similares hechos en Venezuela. Muchachas grabadas en los baños de los liceos, niños ensangrentados después de recibir una golpiza a la salida de la escuela. Para quienes las colocan en la red, esas imágenes son trofeos. Para los protagonistas son huellas.
La moda La directora del Consejo Municipal de Derechos del Niño, Niña y Adolescente de Baruta, Magaly Trivisón, reconoce que desde 2011 llegaron muchos casos relacionados con cyberbullying, que incluso tuvieron que ser trabajados de forma colectiva en los colegios, es decir, no bastó sentar a agresor y víctima ante un consejero, hubo que acudir a los planteles a dar charlas y talleres. Los casos más representativos tuvieron relación con agresiones a través del uso indebido de imágenes con contenidos sexuales. La coordinadora del Consejo de Protección de El Hatillo, Carmen Arbeláez, destaca que en ese municipio mirandino el problema se ha visualizado más este año. Y aunque la directora del Consejo de Derechos de Chacao, Gloriana Faría, dijo que sólo recibió dos casos en lo que va de 2012, considera que son muchos más, pero por la poca importancia que se le da al asunto no llegan a conocerse. Por eso, el consejo y la organización no gubernamental Cecodap han trabajado sobre el tema del acoso por Internet, para enseñar a los niños a cuidarse y a los adultos, cómo ayudarlos. La abogada Mariana Torres, consejera de protección de Baruta, afirma que el hecho que de que buena parte de los adolescentes posee equipos de alta tecnología (incluso en sectores de la población menos favorecidos), ha agravado ese tipo de agresión. "Tradicionalmente tratábamos casos de niños acosados en el colegio por un grupo; ahora son agredidos a través del Facebook. Comienza un alumno a molestar y siguen otros, que lo hacen sin entender la magnitud y la responsabilidad legal que implica", señala Torres. Como añadido, indica que en la violencia escolar tanto victimarios como víctimas solían ser varones y en el cyberbullying hay un protagonismo femenino. Fernando Pereira, coordinador de Cecodap, asegura que hace una década el asunto le parecía ficticio, pero cuando empezó a visitar colegios para asesorarlos en violencia escolar, se revelaron casos de ciberacoso. "En los colegios empezó a verse que se daban peleas y enfrentamientos por imágenes o textos que alguien había publicado en Internet la noche anterior o el fin de semana". No hay cifras que indiquen la magnitud del problema. Diversas investigaciones que se han realizado en escala mundial señalan que alrededor de 20% de los jóvenes en edad escolar ha experimentado alguna vez agresión a través de medios electrónicos. En una encuesta que hizo en 2009 la Universidad de Navarra con estudiantes de varios países latinoamericanos, los venezolanos eran los que más reconocían haber usado el celular para agredir a alguien: 17,5% de los adolescentes. De hecho, las infracciones a la ley relacionadas con el uso de la informática han aumentado de forma acelerada. Aunque no especifica datos sobre el cyberbullying, el director del Sistema Nacional de Incidentes Telemáticos (Vencert), Gabriel Moliné, declaró este año a la Agencia Venezolana de Noticias que los delitos de ese tipo aumentaron 1.700% en los últimos tres años. La delincuencia se apropia de la tecnología.
Huella permanente En mi colegio anterior me fastidiaban y me insultaban por mi forma de ser, me veían rara. Mis papás me cambiaron de colegio porque yo les dije que no estaba aprendiendo bien y ellos me buscaron otro mejor. Eso fue en 5to grado. Pero después, como ya me había cambiado de cole, pensé que ya se les había pasado eso de insultarme y agregué a una "y que amiga". Apenas la agregué, me empezó a insultar diciéndome "lesbianaaa, marimachaa, eres feaaaaa pu*$" y esas cosas. Me sentí hipermalísimo :(. No les conté a mis papás, era mejor no hacerlo porque se iba a formar otro lío porque hablarían con sus papás, los demandarían y me seguirían buleando más. Se define cyberbullying como la acción de una persona o grupo de colocar deliberadamente en Internet imágenes o textos dañinos o crueles en contra de otro. Es decir, es acoso virtual que un muchacho suplante la identidad de otro a través del Facebook y lo haga quedar mal; lo es también que abra un blog para denigrar de alguien, que cuelgue fotos humillantes o no autorizadas o grabe una pelea. Juan Carlos Carreño, psicólogo e investigador del Centro de Asesoramiento y Desarrollo Humano de la Universidad Católica Andrés Bello, sostiene que es una tarea pendiente del país saber qué está pasando con la violencia escolar en las redes sociales. Lo dice por su experiencia en la UCAB. Es un tema recurrente de los estudiantes universitarios hablar en la consulta de haber sido víctimas de violencia a través de las redes sociales. "Sospechamos que, a pesar de que afrontamos ese problema, somos los que menos lo vivimos", sostiene. La mayor cantidad de casos ocurre en bachillerato. Gladys Delgado, del Observatorio de Violencia Escolar, tampoco cuenta con cifras, pero hace énfasis en que el cyberbullying debe considerarse parte de la violencia escolar, pues se trata de agresión entre pares, aunque no ocurra en las instalaciones colegiales. "Es la misma violencia, sólo que los instrumentos han variado", añade el investigador Jesús Machado, del Centro Gumilla. "La tecnología se viene convirtiendo, cada vez más, en una forma de chantaje, de humillación pública, de medio para la segregación, manifestación del clasismo y racismo cuyos efectos trascienden a la comunidad escolar y llega a tener un impacto tremendo", subraya. Carreño afirma que, además, las redes hacen revivir en segundos una violencia ocurrida en el pasado. Si un niño fue objeto de burlas por su sobrepeso en segundo grado, puede volver a sufrir esa angustia en cualquier momento de su vida, cuando alguien vuelva a publicar la foto humillante que alguna vez le tomó. Las consecuencias de lo que parece un juego pueden ser gravísimas. A principios de 2012 se conoció en Estados Unidos el caso de Amanda Cummings, una adolescente de 15 años de edad de Nueva York que se arrojó a la calle para ser atropellada por un autobús. Pronto se conoció el motivo: la chica llevaba años sufriendo acoso, que incluía mensajes ofensivos en su muro de Facebook. El año pasado fueron reportadas algunas páginas creadas en esa red social por adolescentes venezolanos para ofender a algún compañero con títulos como "Todos contra el asqueroso de X" o "todos los que crean que Y es una regalada". La gravedad del asunto es reconocida. En 2011, Unicef publicó un informe sobre la seguridad de los niños en Internet, en el que destaca que a medida que la tecnología se haga más accesible, el ciberacoso escolar se extenderá mucho más en los países en desarrollo.
Manos atadas Estoy en mi casa y empiezo a recibir llamadas de familiares y amigos para que vea el Facebook de mi hija de 11 años. Me quedé horrorizada, allí estaba en su actualización este mensaje: "Mi mamá es una puta, mi papá un cabrón y yo una prepago". Cuando ella llegó a casa (estaba estudiando con una amiga) la regañé. Empezó a llorar, ella no sabía qué había pasado y ni siquiera entendía algunos de los términos del mensaje. Confesó que sin querer había dejado el Facebook abierto en casa de la amiga; llamé, pero ni la niña ni su mamá se hicieron responsables. Le conté a la maestra y ella habló sobre lo ocurrido en clase. No quise poner la denuncia en otra instancia porque no pasó de allí y logramos borrar todo el contenido. Si hubiese pasado algo peor hubiese acudido a las autoridades. Qué hacer, se preguntan muchos adolescentes y sus padres. Algunos piensan que se trata de un problema de niños que no debe trascender. La mayoría de los colegios han asumido que el problema existe y que se deben tomar medidas; otros prefieren desentenderse. Sin embargo, hay mecanismos para que esas historias no se queden sin respuesta. Trivisón indica que en algunos colegios prohíben el uso de celular e, incluso, tumban la señal que permite la conexión a Internet. Sin embargo, considera que es más importante hacer que los niños entiendan lo que significa el mal uso de los medios electrónicos. "Ni el centro educativo ni la familia deben desentenderse, deben enseñar estrategias de autoprotección en las redes", sostiene Pereira. Carreño añade que las regulaciones desde afuera, como prohibir Internet en la escuela, no resuelven el problema de fondo. "Los muchachos deben aprender a cuidarse, a no hacer público material que pueda ser usado en su contra. Deben además saber que si son víctimas de ciberacoso, no deben mantenerlo callado, sino hacerlo público, registrar todo. No hay que eliminar mensajes amenazantes o dañinos porque son pruebas que se necesitarán si la situación se agrava", expresa. Machado, del centro Gumilla, explica que en algunos colegios en los que se han presentado casos de cyberbullying, lo que se ha hecho para contrarrestarlo es animar al uso creativo de la tecnología, mediante concursos de videos hechos con celular o la utilización del Facebook para enviar tareas. Vito Lacasella es uno de los fundadores de la organización Educación para los Medios, creada para la enseñanza mediática. Indica que fue la interacción en los colegios lo que les llevó a concluir que requerían herramientas para tratar el tema del ciberacoso. "Así como los adultos les hablamos a los chamos de drogas y sexo, debemos hacerlo de redes sociales". En su opinión, cuando ocurre un problema debería ser solucionado por los propios alumnos. Recuerda el caso de una niña que fue fotografiada en el baño, el alumno colgó la imagen en Facebook y los otros compañeros repudiaron el hecho en la red. Como el acosador virtual no tuvo retroalimentación, retiró la foto. Paralelamente, la madre de la afectada hizo la denuncia ante el Sistema de Protección. Los expertos reconocen que hay casos que tienen consecuencias mayores y en cuya solución deben intervenir órganos públicos, como cuando se publica una foto privada (de un desnudo, por ejemplo) sin autorización. Lo recomendable es acudir en primer lugar al Consejo de Protección del Niño en el municipio, según recomienda la ex jueza especializada en niños y adolescentes Yumildre Castillo. Ese órgano puede remitir el caso a la División de Delitos Informáticos de la policía científica o a la Fiscalía General de la República, que tiene un departamento especializado en infracciones tecnológicas. "Los adolescentes deben saber que tienen responsabilidad penal. Muchos ni siquiera saben eso, entonces, cuando deben acudir a un tribunal preguntan por qué nadie les advirtió", dice Pereira. Torres deja claro que el adolescente, desde los 12 años de edad, tiene responsabilidad penal. A los menores de 12 años se les aplica una medida de protección, que implica que tiene que asumir responsabilidad por sus actos. Explica la abogada que la denuncia, en caso de cyberbullying, puede hacerlas el afectado, que generalmente acude acompañado de un representante. El consejo abre un procedimiento administrativo, toma nota del presunto responsable -que tendrá derecho a la defensa-, envía un oficio al plantel y entrevista a las partes involucradas, que presentan sus alegatos. Se abre un lapso probatorio, se buscan los indicios y el órgano dicta la medida de protección, generalmente conciliatoria, que busca sobre todo restituir el derecho violado. Sin embargo, refiere Faría, hay casos que deben ser tratados directamente por la Fiscalía, como cuando hay difamación o han sido vulnerados el honor y la reputación, tal es el caso de las fotos eróticas difundidas sin permiso. Las medidas, entonces, pueden incluir responsabilidades penales para el agresor. También se puede solicitar tratamiento psicológico para víctima y victimario, añade Arbeláez
Sexo para todos Le pasó a una amiga del colegio. Su novio le pidió unas fotos eróticas súper pasadas, era como una prueba de amor o algo que le parecía cool. Ella me dijo que él le pidió por pin que se desabrochara la camisa, le enseñara las lolas y otras cosas como tocarse y esas fotos se las mandó con su teléfono. Como al mes, él le montó cachos y ella lo dejó. A los días, todo el mundo andaba como raro en el colegio con ella. Una chama nos enseñó en su Blackberry que una foto de mi amiga desnuda - la más heavy- estaba circulando por todas partes, por pin, Twitter, Facebook. Ella se moría de vergüenza. Se enteraron sus papás, los profesores. Se armó un rollo. El chamo quitó el primer tweet con el link de la foto y en el colegio hicieron una charla sobre eso, pero como todo el mundo la había visto, hasta de otros colegios y de otros países, al final ella se cambió de colegio porque el chalequeo era horrible, creo que se pasó a un parasistema todo raro, porque se perdió hasta de mí. El problema más reciente relacionado con el cyberbullying es el llamado sexting (envío y recepción de imágenes y textos con contenidos eróticos). El sexting se ha convertido en una suerte de moda entre las jóvenes parejas: el muchacho le pide a la novia que se haga fotos, que serán solo para él y luego las imágenes se divulgan. Para Carreño, el sexting está siendo usado en contra de quienes lo juegan, por eso lo mejor es evitarlo. Pero en el sexting, no todas las que se toman fotos han caído por inocentes. Trivisón indica que ha conocido casos de muchachas que no graban a otros sino a sí mismas, pues consideran que no perjudican a nadie. Sin embargo, también deben ser objeto de un procedimiento, pues cometen una agresión contra ellas, al violar sus propios derechos. De hecho, el Consejo de Protección ha tratado por lo menos dos procesos de ese tipo. La directora añade que esas jóvenes se exhiben a propósito, sin medir las consecuencias, como un modo de llamar la atención, pues creen que alcanzan la fama. Muchos de los artistas que les sirven de modelo han hecho exposiciones públicas de su sexualidad. La psicóloga Mireya Lozada sostiene que ese fenómeno debe tratarse como violencia autoinfringida: "Los jóvenes, en esa búsqueda de reforzamiento de su identidad sexual, no tienen los referentes morales suficientemente claros. Muchas veces lo hacen por presión grupal y violentan su propio espacio privado". Pero esa imagen, lanzada sin pensarlo mucho al ciberespacio, les puede transformar la vida.
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