La Iglesia nunca ha sido revolucionaria, más bien muy conservadora siempre. Al final el Regimen recogerá los frutos y se consolidará aún más en el Poder!
No a la visita del Papa a Cuba en el 2012!!
Hoy es el gran día de Hispanoamérica en el Vaticano. Coincidiendo con la fiesta de la Virgen de Guadalupe, patrona de las Américas, el Papa celebra esta tarde en la basílica de San Pedro una «Misa criolla» por el bicentenario de la independencia, con asistencia de ministros y diplomáticos, incluida la embajadora española, María Jesús Figa. El acto servirá para confirmar el viaje de Benedicto XVI a Cuba y México del 23 al 29 de marzo del 2012.
El Papa estaba feliz el domingo durante el rezo del Ángelus en el que bendice las imágenes del Niño Jesús que traen los chiquillos de Roma. Las colocarán en los nacimientos de sus casas la noche del 24 de diciembre. La Plaza de San Pedro estaba repleta. Se notaba ya la alegría de la Navidad.
Pero la gran noticia es el viaje de Benedicto XVI a Cuba. Su predecesor, Juan Pablo II, acabó con el comunismo en Europa. En cambio, no llegó a ver el fruto de sus esfuerzos en Cuba, el país que visitó durante cinco días de enero de 1998.
Los frutos se ven claramente ahora, cuando Benedicto XVI ultima el programa de su visita a la isla, catorce años después del viaje de su predecesor. El cardenal de La Habana, Jaime Ortega, y todos los obispos le esperan con los brazos abiertos. Pero sobre todo le esperan millones de cubanos que empiezan a saborear ahora la libertad de culto y confían en que la visita del Papa ayude a llevar a buen puerto la transición política a la democracia.
En 1988, Juan Pablo II plantó en La Habana la semilla de la libertad, y Fidel Castro prometió cambios, pero no cumplió su palabra. Siguió aferrado al poder tiránico hasta que la enfermedad le obligó a pasar el testigo a su hermano Raúl en febrero del 2008. El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, que realizaba una visita de seis días a Cuba fue el primer mandatario extranjero recibido por el nuevo presidente.
Bertone apostó por Raúl Castro. Una vez más, los frutos han tardado en llegar, pero ya se ven. La Iglesia católica y la sociedad cubana gozan cada vez de mayor libertad. La mediación política llevada a cabo por el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana desde 1981, ha conseguido la libertad de numerosos presos políticos y la creación de un clima de cambio sin violencia. Es un proceso que ha recibido los aplausos de la Unión Europea y que empieza a recibir el reconocimiento de Estados Unidos.
Sin uniforme
Fidel Castro tuvo el valor de abrir a Juan Pablo II las puertas de Cuba y le recibió como un amigo en 1998, abandonando por primera vez su uniforme militar en una ceremonia de bienvenida a un jefe de Estado.
El Papa pidió inmediatamente «que Cuba se abra al mundo» y «que el mundo se abra a Cuba», dejando atrás embargos económicos y amenazas militares que solo sirvieron para consolidar al régimen comunista. En Santa Clara, en Camagüey, en Santiago de Cuba, el Papa despertaba el entusiasmo. Fidel Castro asistía a algunos de los actos y el último día sorprendió a todos tomando asiento en primera fila para la misa en la Plaza de la Revolución de La Habana, bajo el enorme retrato del «Che» Guevara.
Parecía que el cambio estaba a la vuelta de la esquina, pero no fue así. Juan Pablo II continuó cultivando la promesa de libertad hasta su fallecimiento, en 2005.
Benedicto XVI ha mantenido desde entonces la línea de paciencia y diplomacia discreta, encomendada al cardenal Bertone y al cardenal de La Habana, Jaime Ortega. El Papa ha seguido derrochando paciencia desde que Raúl Castro asumió el poder. El camino hacia la libertad está siendo largo, pero el paso se hace ahora más rápido. Su visita a Cuba, el próximo mes de marzo, con motivo del 400 aniversario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla, puede marcar el final feliz de la transición.
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