"No hay decepción, hay renovación de la decepción", escribió Rey en su cuenta en Twitter, resumiendo el sentir de muchos cubanos que esperaron infructuosamente que Raúl Castro anunciara una reforma migratoria que les permitiera viajar libremente al exterior, tras 50 años de restricciones que mantienen a los cubanos atados a la isla, a la fuerza.
LA HABANA (AFP). "Muchas las promesas incumplidas" y "la cacareada reforma migratoria es la última en la lista de espera", añadió Rey que, como cientos de cubanos, siguió por la red social el viernes la sesión del Parlamento, en la que suponía Raúl Castro lanzaría finalmente la medida.
En cambio, el presidente cubano, que la había anticipado el 1 de agosto, para poner fin a restricciones que perduraron "innecesariamente" -desde 1961- dijo que la introducirá de forma paulatina, echando un balde de agua fría sobre no pocos cubanos.
"Reafirmo la invariable voluntad de introducir paulatinamente los cambios requeridos en esta compleja temática, sin dejar de valorar en toda su integralidad los efectos favorables y desfavorables de cada paso" , dijo Castro.
Agregó que "no pocos consideran urgente la aplicación de una nueva política migratoria olvidándose de las circunstancias excepcionales en que vive Cuba bajo el cerco que entraña la política de injerencias y subversiva" de Estados Unidos.
Como en todos los regímenes comunistas, entre un sinnúmero de prohibiciones, figura la de salir libremente del país.
Se precisa el permiso del gobierno y pagar sumas muy elevadas para el promedio de ingreso de los cubanos.
A pesar de ello, hubo ocasiones en que el régimen cubano flexibilizó las exigencias de salida, además de las innumerables personas que lograron escapar de la "isla-cárcel".
Hoy en día, en Estados Unidos vive el 80% de los dos millones de cubanos que se marcharon de la isla, de forma legal o ilegal y sus descendientes.
Los cubanos, con un salario promedio de 20 dólares al mes, solo pueden viajar al exterior con una carta de invitación, requieren de un permiso de salida oficial y deben pasar un proceso burocrático largo y costoso, de más de 500 dólares, sin contar el pasaje.
Asimismo, precisan de visas oficiales de los países que visitan, por lo que, con la eventual autorización de su Gobierno, solo se resolvería una parte del problema.
Ni el gobierno comunista ni la prensa cubana, bajo control del Estado, han precisado los alcances que tendrá la reforma, pero expertos sostienen que debe implicar la eliminación de los engorrosos y caros permisos de salida y entrada al país, hasta llegar, alguna vez, al reconocimiento del derecho de las personas a salir libremente.
26 de Diciembre de 2011 00:00
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