Por Christine Kim y Raju Gopalakrishnan | Reuters - Hace 9 horas

SEUL (Reuters) - Cuando el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, inició una visita de Estado a Japón la semana pasada, el líder de Corea del Norte, Kim Jong-il, había muerto hacía cuatro horas, lo que indica que ni Seúl ni Tokio -o Washington- tenían ninguna sospecha de su fallecimiento.
Los medios estatales de Corea del Norte anunciaron la muerte de Kim dos días más tarde, el lunes, aparentemente sorprendiendo a todos los gobiernos del mundo y sumiendo a la región en la incertidumbre sobre la estabilidad del impredecible Estado que está intentando fabricar un arsenal de armas nucleares.
Lee se reunió en Tokio con el primer ministro, Yoshihiko Noda, y regresó a casa el domingo por la tarde, aparentemente sin saber nada de la maniobra de encubrimiento de Corea del Norte, con quien Corea del Sur se encuentra aún técnicamente en guerra.
Si Washington lo hubiera sabido, parece probable que lo habría compartido con Corea del Sur y Japón, sus más cercanos aliados en Asia.
"Parece que todo el mundo se enteró de la muerte de Kim Jong-il tras el anuncio", dijo Kim Jin-pyo, jefe de la comisión de inteligencia del Parlamento surcoreano tras una reunión con autoridades del Servicio de Inteligencia Nacional.
"Estados Unidos, Japón y Rusia se enteraron tras el anuncio de Corea del Norte", dijo a periodistas.
Corea del Sur puso a sus tropas en situación de emergencia después de conocerse el fallecimiento de Kim; Japón dijo que tenía que estar preparado para lo "inesperado".
La principal agencia de espionaje de Corea del Sur y el Ministerio de Defensa no tenían idea de nada hasta que vieron el anuncio en televisión, dijo la agencia de noticias Yonhap.
Otros países también fueron tomados desprevenidos.
"Sabíamos desde hacía tiempo que tenía más riesgo coronario, pero nadie puede saber exactamente cuándo puede ocurrir algo como esto", dijo un funcionario de Estados Unidos bajo condición del anonimato.
"Nadie estaba a la espera de que muriera", dijo Ralph Cossa, presidente del comité de expertos estadounidense Pacific Forum CSIS. "Si alguien pensaba que tenía un buen control en Corea del Norte, las fuentes no eran tan buenas", agregó.
Las agencias de espionaje occidentales utilizan satélites, dispositivos electrónicos e información de inteligencia de sus aliados asiáticos con un mayor acceso para intentar saber y deducir qué ocurre dentro del hermético país.
También hay agentes de inteligencia, pero es obvio que no estuvieron a la altura.
"Hay todo tipo de inteligencia humana en todo tipo de niveles en Corea del Norte", dijo Cossa. "Pero, sin duda, no se ha llegado al círculo más íntimo (del líder)", agregó.
"Corea del Norte es muy buena guardando secretos", dijo.
Cuando el fundador Kim Il-sung murió en 1994, el país lo mantuvo en secreto durante más de un día.
Algunas informaciones dicen que al único aliado de Corea del Norte, China, se le pudo haber notificado la muerte de Kim pero no la compartió.
"Es de suponer que China sería el primero en saberlo", dijo Cossa. "Por otro lado, con Corea del Norte, no se puede hacer ninguna suposición segura", agregó.
(Traducido por Iciar Reinlein en la Redacción de Madrid. Editado por Lucila Sigal)
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