EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Darsi Ferret
Mirando la foto del caballero Miguel Díaz-Canel, actualmente vicepresidente de la dictadura totalitaria de La Habana, resulta inevitable no confundir su rostro (joven, blanco, bien parecido) con el de otros que en su momento también fueron ensalzados y catapultados a engrosar las filas de la cúspide castrista, y de los que hoy no quedan ni la cenizas. Tal es el caso de Carlos Aldana, por ejemplo, quien fuera el niño mimado de Fidel Castro en una etapa, y que llegó a ocupar los cargos de ideólogo del Partido Comunista y miembro del Buró Político. Terminó su ascenso en la cárcel, despojado de toda consideración y tratado como enemigo del "proceso". En ese mismo espejo se refleja el rostro de Carlos Valenciaga, "Carlitos", secretario personal de Fidel y quien ejercía amplia influencia de los hilos del gobierno desde las sombras. Su estrepitoso desplome fue de conjunto con el de otras dos estrellas del régimen, Felipe Pérez Roque, ex canciller y prospecto a futuro presidente, claro en su etapa de sumisión total a sus jefes, y el Dr. Carlos Lage, antiguo vicepresidente del Consejo de Estado y secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, también con ínfulas de acariciar la presidencia en una supuesta sucesión. A los tres "riquirricones" luego de hacerlos largar los pedales por el régimen, les hicieron tragarse las mieles del poder y los convirtieron en polvo volcánico. No se queda detrás la subida y posterior reventada contra el piso del ex canciller y medio roquero Robertico Robaina. Otros casos son los de Julio Martínez Ramírez, anteriormente preferido de Raúl Castro, y quien fuera máximo dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas hasta el 2009 y diputado de la Asamblea Nacional y miembro del Comité Central del Partido Comunista; Hassán Pérez Casanoba, alias “metralleta”, en sus 15 minutos de fama presidio la Federación de Estudiantes Universitarios; Otto Rivero, fue presidente de la Unión de Jóvenes Comunistas y era el encargado de la Batalla de Ideas impulsada por Fidel… quedan más nombres en ese listado de figurillas que llegaron a resplandecer y luego fueron “linchadas” del espectro politico. Así que a estas alturas no sorprende que los Castro, como Saturno, se coman a sus propios hijos, lo incomprensible es que ante el viejo y desgastado guión de traer otra futura víctima a la palestra pública, enseguida los llamados analistas empiecen con especulaciones de la elección de posibles sucesores o la adopción de reformas. Ya aburren con eso.
Mirando la foto del caballero Miguel Díaz-Canel, actualmente vicepresidente de la dictadura totalitaria de La Habana, resulta inevitable no confundir su rostro (joven, blanco, bien parecido) con el de otros que en su momento también fueron ensalzados y catapultados a engrosar las filas de la cúspide castrista, y de los que hoy no quedan ni la cenizas. Tal es el caso de Carlos Aldana, por ejemplo, quien fuera el niño mimado de Fidel Castro en una etapa, y que llegó a ocupar los cargos de ideólogo del Partido Comunista y miembro del Buró Político. Terminó su ascenso en la cárcel, despojado de toda consideración y tratado como enemigo del "proceso". En ese mismo espejo se refleja el rostro de Carlos Valenciaga, "Carlitos", secretario personal de Fidel y quien ejercía amplia influencia de los hilos del gobierno desde las sombras. Su estrepitoso desplome fue de conjunto con el de otras dos estrellas del régimen, Felipe Pérez Roque, ex canciller y prospecto a futuro presidente, claro en su etapa de sumisión total a sus jefes, y el Dr. Carlos Lage, antiguo vicepresidente del Consejo de Estado y secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, también con ínfulas de acariciar la presidencia en una supuesta sucesión. A los tres "riquirricones" luego de hacerlos largar los pedales por el régimen, les hicieron tragarse las mieles del poder y los convirtieron en polvo volcánico. No se queda detrás la subida y posterior reventada contra el piso del ex canciller y medio roquero Robertico Robaina. Otros casos son los de Julio Martínez Ramírez, anteriormente preferido de Raúl Castro, y quien fuera máximo dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas hasta el 2009 y diputado de la Asamblea Nacional y miembro del Comité Central del Partido Comunista; Hassán Pérez Casanoba, alias “metralleta”, en sus 15 minutos de fama presidio la Federación de Estudiantes Universitarios; Otto Rivero, fue presidente de la Unión de Jóvenes Comunistas y era el encargado de la Batalla de Ideas impulsada por Fidel… quedan más nombres en ese listado de figurillas que llegaron a resplandecer y luego fueron “linchadas” del espectro politico. Así que a estas alturas no sorprende que los Castro, como Saturno, se coman a sus propios hijos, lo incomprensible es que ante el viejo y desgastado guión de traer otra futura víctima a la palestra pública, enseguida los llamados analistas empiecen con especulaciones de la elección de posibles sucesores o la adopción de reformas. Ya aburren con eso.
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