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''Tal vez Cuba no quiere mejorar relaciones con los EEUU''
"Me voy de Cuba mañana porque no he podido visitar a Alan Gross ni discutir su caso con el gobierno cubano. Estoy muy decepcionado de este resultado", comentó Richardson, cuya visita privada fue respaldada por el presidente Barack Obama, durante una conferencia de prensa en La Habana.
"Además de estar decepcionado estoy un poco sorprendido. Mi conclusión es que tal vez el Gobierno cubano ha decidido que no quiere mejorar relaciones con los Estados Unidos, tal vez ese es el mensaje que manda a un amigo o ahora tal vez ex amigo", agregó.
Gross, de 62 años, cumple una pena de 15 años de cárcel dictada en marzo tras ser acusado de cometer delitos contra la Seguridad del Estado. El Tribunal Supremo de Cuba, máxima instancia judicial de la isla, ratificó la condena en agosto.
El demócrata Richardson llegó el miércoles pasado a La Habana y se reunió al día siguiente con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, quien le comunicó que no iba a poder ver a Gross. El ex gobernador había dicho el viernes que no se marcharía de la isla hasta que pudiera reunirse con Gross. Pero el ex gobernador comentó que su decepción se debe a que había sido invitado por el gobierno cubano para "discutir" y "ver si se puede solucionar" el caso. Las autoridades cubanas consultadas no aclararon si fue invitado.
El abogado de Gross, Peter Kahn, emitió el martes una declaración en nombre de la familia de Gross, en que agradecen a Richardson la gestión pero mostraron preocupación de que la negativa. "La familia de Gross tiene el corazón roto al conocer que los esfuerzos de Richardson para reunir a la familia han sido rechazados por el Gobierno cubano", señala el texto. "La familia teme que la incapacidad del ex gobernador para ver a Alan puede estar relacionada con deterioro de la salud", agregó, aludiendo a reportes familiares anteriores que indican que el contratista ha perdido más de 100 libras de peso, padece enfermedades y está deprimido y ansioso.
Viejas hostilidades
Durante su estancia en la isla, Richardson también se reunió con el cardenal Jaime Ortega y diplomáticos extranjeros, según sus propias palabras. Cuba y los Estados Unidos son enemigos ideológicos desde poco después de la revolución liderada por Fidel Castro en 1959. Washington aplica a la isla un embargo comercial desde hace medio siglo.
Un tímido acercamiento tras la llegada de Obama al poder que incluyó flexibilización de los viajes hacia Cuba y mayores envíos de remesas, se desvaneció con la detención y condena de Gross. El Gobierno estadounidense ha reiterado que no habrá más avances hasta que sea liberado.
La visita de Richardson a La Habana coincide con un reforzamiento de la campaña de Cuba para conseguir la liberación de cinco agentes de inteligencia encarcelados desde 1998 en los Estados Unidos y condenados a largas penas de prisión. En el pasado se especuló que un intercambio podría ser la solución a los casos considerados de interés "humanitario" para ambos gobiernos. Sin embargo, Richardson descartó una conexión. "Fue mencionado, pero no como si me das a Gross hacemos liberar a los cinco, eso nunca ha sido parte del punto de vista americano, ni parte del punto de vista cubano".
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