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sábado, 21 de noviembre de 2009

Cuba: De la censura a la violencia

Cuba: De la censura a la violencia

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  • Reporte Índigo
  • 21-Noviembre-2009
En aquel país el internet es peligroso, bloguera cuenta su experiencia
  • Yoani Sánchez, ganadora de una mención especial del premio de periodismo María Moors Cabot 2009 y víctima de un secuestro exprés
En Cuba está mal visto divertirse a través de Facebook, hacer comentarios en un blog o perder el tiempo viajando en aguas virtuales.

Internet es peligroso porque abre un espacio para la conversación sin control gubernamental.

Incluso algunos especialistas adeptos a Fidel Castro han acuñado una palabra peyorativa:
“ciberchancloteros”, que define a quienes pierden el tiempo dialogando furtivamente desde alguna computadora.

Aunque son pocos, los navegantes cubanos de la Red ya no están dispuestos a callar. Y menos ahora que las conversaciones en fuga se han diseminado por todo el planeta.

La bloguera cubana Yoani Sánchez, ganadora de una mención especial del premio de periodismo María Moors Cabot 2009 y víctima de un secuestro exprés el pasado 6 de noviembre, encabeza este intercambio virtual de ideas.

La tarde del 6 de noviembre, Yoani asistió a una manifestación pacífica en La Habana. Según posteó en su blog, un grupo de agentes del Estado la subieron a un auto de procedencia china. Lo mismo hicieron con su esposo, el periodista cubano Reinaldo Escobar, y otro bloguero que iba con ellos. Se los llevaron a empellones.

Los golpearon y los dejaron en la calle después de amenazarlos para que abandonaran el uso de internet como herramienta para desprestigiar al gobierno.

“Yo estaba con la cabeza hacia abajo y las piernas hacia arriba, con un hombre muy fornido que me puso su rodilla sobre el pecho y me apretaba, me sentía al borde de la asfixia, mientras otro, no solamente me golpeaba por la cabeza, sino que me decía frases muy amenazantes, tales como: ‘Yoani, hasta aquí llegaste, ya no vas a hacer ninguna payasada más, de aquí no sales’”, narró la bloguera al portal del periódico español El Mundo.

¿De qué payasada hablaban los agentes? Quizá de su popular sitio en la Red, Generación Y, visitado por más de 100 millones de personas al año. O de la afrenta más peligrosa de todas: encabezar una cruzada por el libre acceso a internet en Cuba. Para ella y para todos.

La noticia de su secuestro circula por la Red en cuestión de segundos. Desde Estados Unidos, el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, deploró el atentado.

Desde España, el diputado del Partido Popular Teófilo de Luis exigió al Ministerio de Relaciones Exteriores de su país que indagara sobre el maltrato. La Sociedad Interamericana de Prensa también se sumó al repudio.

La agresión a Yoani nuevamente concentró las miradas internacionales en la isla, justo el efecto contrario de lo que seguramente desea el régimen cubano. Y con la multiplicación de los posts, ya no sólo se habló de periodistas y libertad de expresión. También entraron al debate los blogueros, la banda ancha y el acceso a internet como un derecho fundamental.

El resultado es que los “mojitos” en fuga, como Yoani, han preferido conectarse a la Red en vez de someterse al adoctrinamiento mediático del Estado paternalista.
Es así como buscan abrir un boquete en la sociedad y la política interna de su país.

Pero el caso de Yoani no es el único

Otro bloguero y periodista, Pablo Pacheco, está encerrado desde 1998 en una prisión de Cuba por hacer “propaganda enemiga”.

¿Las evidencias?: libros de periodismo, una máquina de escribir y hojas en blanco.

Ahora, como puede y cuando puede, manda posts a su sitio “Voz tras las Rejas” En septiembre de este año se dijo que otros dos cibernautas habían sido detenidos y encarcelados. El rumor estuvo rondando por algunos blogs de Internet, pero ya no se supo más.

Si hace un par de años los reporteros y periodistas de medios tradicionales eran fustigados a la menor
desobediencia, ahora los blogueros de Cuba están infectando todo lo que tocan con preguntas legítimas:
¿por qué no podemos conectarnos cuando queremos, a donde queremos, con quien queremos? El régimen no sabe cómo lidiar con esta extraña forma de subversión en la que no hacen falta pancartas ni periodicazos.

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