El inútil ejercicio de rendir cuentas en Cuba
por Juan Juan AlmeidaSe acercan los días del anacrónico "proceso de rendición de cuentas". Período conocido como ejercicio genuino de la democracia socialista porque son reuniones de barrio en las que pueblo y dirigencia (de base) intercambian opiniones sobre los principales problemas que aquejan a cada comunidad, y es curioso que hoy, aún cuando todavía no comienzan estas rondas circenses, los dirigentes cubanos, cual si fueran expertos videntes, ya tienen sobre la mesa de trabajo un documento de 8 páginas emitido por el departamento encargado de recopilar la opinión popular, en el que desde hace más de un mes figuran los planteamientos que los electores harán en cada una de las asambleas.
Ironía que, con mayúscula, escapa a cualquier expresión de la lógica y el respeto al ciudadano. Desde finales de enero el gobierno cubano sabe que para los próximos meses, abril y mayo, los electores plantearán el descontento con el abasto de agua, los salideros en las calles, las fallas en la comunicación y el servicio eléctrico, la situación de la educación y las escuelas, los hospitales, el transporte público, la seguridad social, la edad de retiro, la indisciplina vial, ocupación y poderes del delegado, la necesidad de separar algunas funciones que hoy pertenecen al Estado, la inestabilidad en la recogida de basura y la reparación de carreteras y arterias principales.
Habrá que esperar. De seguro, como cañón, que nadie hablará de derechos individuales ni de libertades civiles. Parece que gobernar es asumir contradicciones. Se trata de un vulgar guión para una discordante dramaturgia donde prima la ficción. Resulta ridículo aceptar que, por ejemplo, en cuanto a temas de salud, en cada localidad, a lo largo y ancho de la isla, los ciudadanos reunidos sentirán la "espontánea" necesidad de opinar únicamente en como reducir el índice de embarazo en la adolescencia, e intensificar el control de las embarazadas que ingresan en hogares maternos.
Lo más llamativo de este documento es la predicción que hace sobre un grupo de ciudadanos que, de forma voluntaria, harán manifiesta la preocupación por el tema de la violencia doméstica y, en especial, por un fenómeno que no aparece en el código penal actual como figura delictiva y que empieza a ganar espacio como conducta antisocial. Casos de padres cubanos que, no conformes con el papel de divorciados, acuden al secuestro (de sus hijos) para dañar a sus ex parejas.
No es adivinación, es simple ineficiencia estatal muy fácil de vaticinar porque los problemas de ayer nunca fueron solucionados y serán los mismos de mañana.
Casi todos los diputados a las sesiones de las asambleas del poder popular, ya sean nacionales, provinciales o municipales, hartos, y con sobredosis de desidia, además de la obligatoriedad, asisten a matar el tiempo y comerse la merienda; escuchar un programa pre elaborado, votar a favor de todo y reafirmar su compromiso con algo que ni entienden ni les interesa.
Los cubanos quieren debatir y exponer criterios, sugerencias y demandas; pero saben bien que en Cuba, el Poder Popular es el poder de una entelequia.
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