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Marti por siempre!!

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miércoles, 4 de julio de 2012

El General Carlos Julio Peñaloza dejó en 1991 una Profesia de Futuro #Venezuela

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO


Discurso de Entrega de la Comandancia General del Ejercito. Año 19917

DIC22
 “La mejor política es la rectitud”
Por el General Carlos Julio Peñaloza
al entregar la Comandancia General del Ejército
en el Patio de Honor de Fuerte Tiuna
Junio 5 de 1991
Este es mi último discurso oficial como militar en servicio activo y dada la situación nacional quiero centrarlo alrededor de tres temas fundamentales para el país. Dos de los temas son reafirmaciones de los ideales y valores que me fueron inculcados en mi hogar y durante mi formación en la Academia Militar de Venezuela: el amor por la libertad y la necesidad de un comportamiento ético que le de un basamento moral a nuestra existencia. El tercer tema es el llamado a la mayoría honesta y decente de nuestros compatriotas a enrolarse en la cruzada contra el morbo de la corrupción que amenaza con destruir en forma lenta, pero sin pausa, nuestras bases morales y nuestra libertad. Finalmente, haré una reflexión sobre la responsabilidad ética de los militares en los casos en los cuales deben enfrentarse a los dilemas morales en los cuales hay un choque espiritual entre el deber de la obediencia y la voz de la conciencia.
Esta temática podría parecer impropia en un discurso militar, pero como hombre de armas, educado para defender la integridad nacional y como fiel de la idea del Libertador según la cual “la fuerza moral es la verdadera fuerza del Ejército”, considero que es inaplazable tratarla, porque la conjunción de los tres temas constituyen el centro de gravedad de la hipótesis de guerra que se ha materializado en el país en los últimos tiempos.
En la actualidad el principal enemigo de la libertad es la corrupción, ese monstruo hijo de un cruce satánico entre la injusticia y la inmoralidad. Esa hidra de incontables cabezas, como el narcotráfico, el peculado, la inseguridad personal, etc., propaga el mortífero virus del Sida moral que daña irreparablemente el sistema de inmunidad ético de la patria. Ese flagelo se ha convertido en poco tiempo en el enemigo público N° 1, constituyéndose en la amenaza más grave que se cierne sobre nuestro país. Ese engendro es el verdadero elemento subversivo, que a través de la destrucción de nuestros valores morales, pretende desestabilizar el sistema democrático y robarnos nuestra libertad. Esa plaga ha ido adquiriendo tal fuerza y capacidad agresiva, que no vacilo en opinar que en Venezuela se está incubando una guerra civil entre la minoría corrupta cuya degradación moral es evidente, pero que cuenta con enormes recursos, y la mayoría decente que sufre día a día los impactos corrosivos de los golpes arteros que le asesta esta bestia degenerada.
El enemigo está ante nuestras puertas y debemos movilizar las reservas morales de la patria para enfrentarlo. La corrupción está entre nosotros mismos y nos amenaza a todos, llegando incluso a ser un peligro para la propia seguridad del Estado. ¡La corrupción está avanzando y debemos detenerla! Si no lo hacemos a tiempo, ella destruirá al país y nos llevará de regreso a la opresión, haciéndonos perder el más precioso legado que nos dejó el padre de la patria: “la libertad”.
La corrupción es la droga de la democracia. Ella es terriblemente adictiva y cada día los corruptos requieren más poder para no sentir las convulsiones de un “delirium tremens” moral. Para satisfacer su avidez sin límite, los corruptos ya no se limitan a buscar dinero y riquezas fáciles desangrando al país, sino que también se han lanzado a la búsqueda del poder político y a infiltrar las instituciones fundamentales del Estado.
Este hecho, que ya no se puede ocultar, ha originado una reacción contraria en un grupo creciente de militares y civiles que están convencidos que la democracia actual está carcomida por la corrupción y consideran que la única forma de corregir esta situación es a través de una acción de fuerza que a sangre y fuego purgue a los corruptos y reivindique a la nación. Este grupo considera que el honor de la patria sólo puede renacer, regenerándolo con la sangre de los que han mancillado y que para lograr ese objetivo es indispensable barrer con la democracia y establecer un régimen autoritario. Si eso ocurre, caeríamos de nuevo en brazos del despotismo y perderíamos la libertad, que es el único dique que impide que se desborden las aguas tenebrosas de la tiranía.
El análisis me lleva a plantear algunas interrogantes:
¿Es justificable sacrificar la libertad para derrotar la corrupción?
¿Quién nos asegura que un gobierno de fuerza no se corromperá con el correr del tiempo y lleguemos de nuevo a una situación similar a la actual? Con el agravante de que sin la libertad no podremos demostrar públicamente nuestra inconformidad.
¿No estaremos ante un falso dilema que nos obliga a escoger entre una democracia corrupta o una dictadura honesta?
¿No hay otras alternativas?
La respuesta a estas preguntas es de una altísima prioridad nacional, como lo son las acciones concretas que deben tomarse ante la actual crisis.
Convertir a  la democracia en un sinónimo de corrupción y a la libertad en sinónimo de desorden, es el milagro al revés que los modernos alquimistas del mal han producido en nuestra tierra. Ante esta situación, cunde la frustración entre muchos de nuestros compatriotas y algunos tienden a creer con desaliento que los malos ganaron y que no se puede hacer nada. Esa posición es errada. La única posibilidad de triunfo de los corruptos es precisamente que los honestos no hagan nada. Sin embargo, todavía se puede hacer mucho. La guerra santa contra la corrupción sólo está comenzando y será larga. La paz todavía no se vislumbra. Nuestra guerra es por la libertad y la decencia. Con libertad  habrá desorden algunas veces, pero sin ella, habrá siempre opresión.
Ante esta situación, ¿qué debemos hacer los militares?
Es para nosotros de sobra conocido que debemos ser obedientes y no deliberantes, como dicta la Constitución y las leyes venezolanas, pero esto no supone que debemos obedecer órdenes inmorales, ilegales e ilegítimas, ni que tampoco debamos permanecer mudos cuando la patria está en peligro. Los militares debemos dar la señal de alarma para que todos los venezolanos decentes entremos en zafarrancho de combate para enfrentar el monstruo de la corrupción.
Parafraseando a Clemenceau podemos decir que así como “la guerra es algo demasiado importante para dejársela sólo a generales”, la condición del Estado es demasiado importante para dejársela sólo a los políticos.
La característica que distingue a la organización militar es su capacidad de hacer la guerra en defensa de los intereses vitales de la patria. En este momento estamos en guerra contra la corrupción, en defensa de nuestros valores morales. Es por eso que ahora, cuando estamos siendo atacados por las huestes de la corrupción, los militares, como siempre, debemos estar en la primera línea de combate porque nos requiere la República y porque el costo ético de no actuar sería demasiado grande para una institución tan importante como las FAN.
Esta guerra para algunos parecería no ser de carácter militar ya que en lugar de armas convencionales debemos usar armas morales para nuestra defensa. Pero nosotros, los hombres de uniforme, no podemos evadir este combate, al que debemos asistir en cumplimiento del servicio moral obligatorio.
En nuestra formación, los militares tendemos a separarnos del resto de la sociedad, y eso no es bueno. Las FAN constituyen una organización destinada al servicio público y, por tanto no podemos aislarnos, porque al hacerlo nunca sabremos qué es lo que la sociedad espera de nosotros. Pero si es peligroso que los militares nos aislemos mudos en nuestro mundo cerrado de obediencia, también es peligroso abrirse demasiado. El peligro fundamental que tiene el no aislarse, es que podríamos convertirnos en deliberantes e involucrarnos en la política partidista. Esto no es consecuencia obligada de la decisión de salir de ese aislamiento, ni de haber temor por este hecho. Los militares somos una parte legítima  e importante de la sociedad y, por tanto, una institución que tiene algo que decir y que debe ser oída, sin que ello constituya una amenaza a la sociedad civil y a las instituciones democráticas.
Actuaciones como las actuales producen efectos entre la obligación que tenemos los militares de obedecer instintivamente las órdenes superiores y la necesidad de ejercer una medida de pensamiento crítico y reflexivo ante dilemas de carácter ético. Esto es especialmente doloroso cuando nuestra esencia gime. Cuando esa voz interna nos insta en los momentos difíciles hacia un proceder y ser distinto a la obediencia automática, esos dilemas morales se producen cuando debemos decidir entre obedecer a los dictámenes de nuestra conciencia o cumplir con lo establecido en las leyes y reglamentos.  Todos debemos en estos casos tomar una posición ética, siguiendo la voz de la conciencia, a pesar de tener malas consecuencias, pero las malas consecuencias de no adoptar esa posición pueden ser peores.
Al anterior dilema ético se une otro de diferente naturaleza pero de mayor importancia, y es la necesidad de actuar de forma tal que la organización militar proteja efectivamente a la sociedad civil, sin hacerle daño irreparable a las instituciones democráticas. En otras palabras, ¿cómo actuar en ciertas circunstancias como la conciencia de la nación, siendo al mismo tiempo un instrumento del Estado? En estos casos, si no se actúa bien, las FAN podemos ser un peligro no sólo para la corrupción, sino también para la propia sociedad. Este es un dilema ético muy serio para los militares. ¿Cómo enfrentar a la corrupción sin convertirse, al mismo tiempo, en una fuerza que cercene la libertad, para defender los valores morales de la República?
En conclusión, en la lucha contra la corrupción, que constituye la dimensión ética de la guerra, hay que evitar que la libertad sea una de las bajas. Es por ello que en este momento crítico para la patria, es indispensable que los militares nos convirtamos en soldados de la moral aún a riesgo que nos consideren deliberantes. Atendamos el clamor de nuestros compatriotas decentes y sigamos la voz de nuestras conciencias. Ataquemos sin temor al dragón de la corrupción, pero no hagamos armas contra la libertad. Entretanto, roguemos a Dios que nuestros líderes recapaciten y que despierten a esta democracia adormecida y peligrosamente aborrecida por muchos. Si ellos desdeñan los consejos para su corrección y no toman las medidas para purificarla a corto plazo, la democracia se perderá. Si no se inicia pronto un renacimiento moral, en Venezuela puede ocurrir cualquier cosa.
En estos momentos difíciles, los militares debemos estar prestos a cumplir con nuestro deber, guiados siempre por las palabras sabias del Libertador, que al respecto dijo:
“Mi único amor siempre ha sido el de la patria, mi única ambición, la libertad”
Señores.
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  1. juan carlos garmendia mora
    Sr. General: al leer su discurso se me eriza el cuerpo observando lo proféticas que han resultado sus palabras. A medida que pasa el tiempo, sus temores con lo que pudiera suceder en Venezuela se han visto milimétricamente reflejados en nuestra realidad… es triste pero es así.
    Estoy seguro que el país, mas temprano que tarde, se enrumbara por senderos de progreso, desarrollo y felicidad para todos; pero una de las medidas necesarias para que esto ocurra será reducir la Fuerza Armada a su mínima expresión, la cual sea la forma y el tamaño necesario para afrontar las funciones que la realidad nacional así le reclame; con esto el estado no gastará recursos innecesarios en armas y personal inútiles, y tampoco el gobernante de turno se sentirá protegido en el momento de no actuar conforme a las leyes de Dios.
  2. carlos vidal martinez villafranca.
    LA MAYORIA DE LOS VENEZOLANOS RECORDAMOS AL GENERAL CARLOS JULIO PEÑALOZA, COMO UN HOMBRE DE PRINCIPIOS Y VALORES, QUE EN SU DEBIDO TIEMPO SUPO DEFENDER Y RESPETAR LA CONTITUCION Y SU JURAMENTO MILITAR.
  3. aurelius
    AHORA ENTIENDO LA CONFUSION SOBRE SI EL DISCURSO ES GOLPISTA O TODO LO CONTRARIO. DESAFORTUNADAMENTE EL ATAQUE A LA CORRUPCION LLEVA AL DEBILITAMIENTO DEL SISTEMA PORQUE SE ENFOCA COMO UNA COSA GENERALIZADA. ASI AUNQUE EL TEXTO RECHAZA LA DICTADURA MILITAR AYUDA A QUE LA MISMA SE ESTABLEZCA COMO AL FINAL OCURRIO.
  4. richard salazar
    TRABAJE CON EL SR GENERAL PEÑALOZA ZAMBRANO , EN UN CARGO DE MUCHA IMPORTACIA RECUERDO PERFECTAMENTE SUS PALABRAS LA NOCHE ANTERIOR A SU ENTREGA, VAS A OIR UN DISCURSO DIFERENTE A LOS ACOSTUMBRADO EN LAS ENTREGAS MILITARES ,TENGO FE QUE EN LAS FUERZAS ARMADAS QUEDAN HOMBRES DE VALORES ,PRINCIPIOS ETICOS Y FUNDAMENTALES,AMOR POR LA PATRIA GRANDE AQUELLA, ESA HERMOSA VENEZUELA Y SOBRE TODO INTITUCIONALES ESPERO QUE LAS COLUMNATAS DEL PATIO DE HONOR NO SE DOBLE ELLAS REPRESENTAN TODOS ESOS VALORES QUE GUARDAMOS Y LLEVAMOS POR DENTRO EN ESTA PROFECION, CUANDO JURAMOS DEFENDER LA PATRIA Y SUS INTITUCIONES HASTA PERDER LA VIDA, DEBEMOS DE LUCHAR PARA RESCATAR ESOS VALORES. SON TAN CIERTAS SUS OPINIONES POR HABER SIDO TESTIGO DE MUCHAS DE SUS INQUIETUDES
  5. giuseppe ferrante avella
    Lo felicito por su entereza, valentía, honestidad y principalmente por su Amor a la Patria. Gracias por brindarnos detalles históricos que para los que fuimos muy jóvenes en aquellos días se nos hizo casi imposible tomar en cuenta principalmente por no contar con los medios necesarios para obtener dicha información. Que el Supremo Dios le dé larga vida para que así pueda seguir sirviendo a ésta Patria, Venezuela, a la que tanto ama.
  6. aquiles lendro
    Apreciado Gral.
    1. El único remedio que sana un Cuerpo Social con una enfermedad terminal: la Ética al servicio de la HUMANIZACIÓN (La propia y la no tan ajena)
    2. Lo que aniquila a ese Cuerpo Social no es la enfermedad misma (“corrupción”) sino el rechazo al único medicamento con la virtud para curarlo.
    3. ¿Cómo desengañar al que opta por vivir engañado y engañando en rechazo a lo único que puede sacarle del engaño sin renunciar a los fanatismos?
    Saludos anti parasitarios y pro simbiontes.
    Aquiles Leandro
  7. teresa j. duarte
    Nuestra patría requiere de sus hijos para defender el derecho a pensar diferente, hay muchos venezolanos que por apatía miedo o indiferencia, no han entendido el momento y a todos aquellos que están muy claros, debemos ser valientes entender que somos protagonistas de nuestra independencia.
    Ahora la lucha es por la libertad, la decencia y la democracia, para obtener los frutos de paz, progreso y prosperidad para todos los ciudadanos de nuestra patria. !Viva Venezuela libre!
    Su discurso me llena de energía y esperanzas por su dignidad contagiosa y actuación ejemplar. Gracias

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