Ya consiguieron sembrar el miedo en los dos jóvenes inexpertos extranjeros
Por Francisco Sau Boíx.
Los dos extranjeros que resultaron ilesos en el accidente mortal en el que perdieron la vida Oswaldo Payá y Harold Cepero, han dado sus primeras declaraciones públicas.
Al menos así lo han presentado, como “sus declaraciones”, aunque por la evidente expresión de miedo que reflejan sus rostros, hace pensar que “sus declaraciones”, puede que no sean tan suyas.
Lo que puede lograrse a través del miedo y el terror está demostrado en esta patética escena, en el que Aron Modig, pide disculpas por viajar a la isla para ayudar a la disidencia; sometido y doblegado después de varios días bajo la amenaza de que había incurrido en una ilegalidad, logran que colabore en el lavado de imagen del más que ensangrentado rostro del despótico régimen experimentado por más de medio siglo de terrorismo de estado, lo que hace cada vez más sospechoso, el susodicho “accidente mortal”.
Por su parte, Angel Carromero, estuvo a punto de llorar y suplicar que lo sacasen de allí lo antes posible.
Soportar la presión del miedo también es un grado que se gana con la experiencia. Quizás esta sea la materia en la que los cubanos llevamos cierta ventaja al resto de la humanidad.
Ante esta triste imagen, los que esperan por las declaraciones de los dos jóvenes inexpertos para cuando arriben a tierras de libertad, solo deben tener algo muy seguro, y es que jamás viajarán a Cuba, ni con los gastos pago.
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