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lunes, 7 de octubre de 2013

Cuba también "exporta" su mierda | Diario las Americas

Cubanos se van al exilio con sus viejos "inventos" | Diario las Americas

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Cubanos se van al exilio con sus viejos "inventos"

Un segmento de la población en Cuba que desea emigrar tiene un arquetipo demasiado simplista de cómo prosperar en el primer mundo
ARCHIVO

LA HABANA/ IVÁN GARCIA/ ESPECIAL PARA DLA
Cuando el empresario cubanoamericano Roberto Marrero visitaba la barriada habanera de la Víbora, donde residió, los billetes nuevos de 100 dólares y generosos obsequios a sus amigos de infancia eran frecuentes.
Luego venían fiestas discretas donde se descorchaban botellas caras, buffet de primera y una chica espectacular para pasar la noche. El dinero nunca fue un problema para Marrero.
Igual sufragaba los gastos de un equipo de softbol del barrio que pagaba 400 dólares a una jinetera de lujo. Sus vecinos lo veían como un millonario. Un hombre de éxito. Un héroe.
Marrero, de 60 años, creció en una casona de puntal alto en el número 13 de la calle Carmen, cerca de la Calzada de 10 de Octubre. Su historia encajaba en el "american way of life": la de un emigrante pobre y sin futuro que se va del país para darle un giro de 180 grados a su vida.
En Estados Unidos fundó Cubana de Televisión, un canal por cable. Siguiendo los pasos de su padre, un reconocido artista local, desempeñó papeles secundarios en seriales como Miami Vice y Misterios no resueltos.
Vivía a todo trapo. Invirtió dinero en la construcción de un estudio de televisión en la zona de Allapattah y en lujosos vehículos, incluyendo dos Lamborghini, un Ferrari y un Bentley.
En mayo pasado, Marrero y su esposa, Sandra Fernández Viera, fueron detenidos en Miami, acusados de desfalcar al Medicare por más de 20 millones de dólares. Entonces, la historia del emigrante pobre que con trabajo, sacrificios y creatividad logra amasar una fortuna en Estados Unidos, se desinfló como un globo de feria entre sus antiguos vecinos de la Víbora.
Lo peor del caso de Marrero y de la gente que se marcha de Cuba para obtener dinero saltándose las leyes, es que se está repitiendo con demasiada frecuencia entre los emigrados cubanos de reciente arribo al sur de la Florida.
Desde 2009, Fidel Morejón lideraba una red ilegal que se dedicaba a vender certificados de nacimiento falsos a indocumentados latinoamericanos. En virtud de la Ley de Ajuste Cubano, de 1966, los cubanos que arriban a suelo estadounidense pueden solicitar su residencia legal después de más de un año en el país.
Entre los documentos que necesitan para hacer la solicitud se encuentran actas de nacimiento, pasaportes y otros documentos que acrediten su nacionalidad cubana. El grupo de Morejón vendió certificaciones de nacimientos falsas a cerca de 50 indocumentados y obtuvo ganancias de más de medio millón de dólares.
Otros cubanos, acusados de fraudes millonarios en Estados Unidos, pudieron escapar hacia la isla con parte del botín. Según autoridades federales estadounidenses, 92 personas diseñaron un esquema delictivo de accidentes de tránsito simulados y cobros fraudulentos a aseguradoras de autos. Cinco de ellos son prófugos de la justicia: Vladimir López, Lázaro Vigoa, Dagoberto Milián, Eduart González y Obelio Rodríguez. Se cree que dos de ellos, López y Vigoa, están radicados en la isla.
También ciudadanos de origen cubano se han visto implicados en fraudes al consumo eléctrico o declaraciones falsas a instituciones federales para recibir bonos de alimentos o cobrar subsidios de desempleo.
Un sociólogo consultado opina que un segmento de la población en Cuba con pretensiones de emigrar tiene un arquetipo demasiado simplista de cómo prosperar en el primer mundo.
Su decálogo se basa en conseguir dinero de manera fácil. Sobre todo ocurre en la generación nacida después de 1980, cuya formación de valores es compleja. Es una suma de disparates ideológicos, mendacidad y vivir del trapicheo en el mercado negro. Evadir el pago en los ómnibus públicos y en las facturas eléctricas o cometer fraude en la declaración de impuestos, son actitudes que consideran justas, debido a la supuesta explotación del régimen hacia ellos.
“Luego viene lo que yo llamo cretinismo mayúsculo, porque está basado en la gran cantidad de culebrones, películas y seriales mediocres que ven y donde el delito es idealizado”, considera el especialista. “He conocido casos de jóvenes que desean emigrar para hacerse ricos con las drogas o atracando a un banco. Por sus cabezas lo menos que pasa es la de escalar posiciones en la sociedad trabajando duro”.
Salvo excepciones, entre los emigrados más recientes se manifesta un bajo nivel cultural, escasos modales educativos, escriben con faltas de ortografía y hablan mal, con un vocabulario pobre y limitado.
Aunque los cubanos que se marchan de isla para prosperar de manera honesta siguen siendo mayoría, los recientes casos de fraudes en Estados Unidos muestran la otra cara de la moneda: individuos sin valores cívicos y con un cuchillo entre los dientes en pos de hacer dinero.

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