Los cubanos van por Diosdado
En su columna de este lunes 14 de octubre, el periodista Francisco “Pancho” Pérez narra cómo desde Cuba se vienen tomando medidas para impulsar los controles del presidente Nicolás Maduro sobre el resto de las tendencias del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en especial, de Diosdado Cabello.
*** Aterrizó de barriga. Ramiro Valdez, enlace oficial del gobierno de los Castro con la administración Maduro, vino de urgencia a Venezuela a meter en cintura a sus aliados y lo primero que planteó en Miraflores fue un gesto de reivindicación para Jorge Giordani, de manera de que siguiera dirigiendo las políticas económicas, y descabezar al ministro Merentes como líder de las finanzas nacionales, tal y como ocurrió al colocarse en tales funciones a Rafael Ramírez, a quien el régimen cubano le otorga la máxima confianza por tener en sus manos las chequeras de Pdvsa que a ellos les son bastante útil, porque es un hombre de formación marxista-comunista de larga trayectoria, y porque por encima de todo tiene en su memoria los archivos de muchos secretos de suma importancia de los últimos 14 años del gobierno chavista. Como consecuencia inmediata vino la feroz ofensiva y el cierre gradual del grifo de los dólares para el sector privado a través de Cadivi, y acentuar los controles sobre los movimientos de Diosdado Cabello, incluyendo una averiguación contra Manuel Barroso, a quien se quiere llevar a la cárcel de cualquier manera por su aparente vinculación financiera con el presidente de la Asamblea Nacional.
*** Luces apagadas. La visita de Valdez también sirvió para que desde La Habana se decidiera ejercer otros y nuevos controles sobre el gobierno venezolano, y que habría incluido la preparación textual del discurso que llevaría el presidente Maduro al Parlamento al momento de solicitar poderes extraordinarios para legislar sobre materias delicadas y especiales como la lucha contra la corrupción, el cual fue leído, efectivamente, por el Jefe de Estado con accidentada dicción y muchos entrenudos, como si no quería decir todo lo que dijo, o por temor a las repercusiones de sus más cercanos oyentes, entre ellos el propio Cabello que varias veces saltó de su sillón en el desarrollo del discurso.El resto de la columna la puede leer en www.el-carabobeno.com
Fuente: NoticieroDigital.com
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