EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
“Bajado de vuelo”
Publicado: 29th agosto 2013 por Carlos Alberto Pérez en CubaPor Carlos Alberto Pérez
Cuando  este país era un desastre migratoriamente hablando, desde esta bitácora  se construyeron, rebatieron o defendieron las más críticas posiciones  que se tejían en la red sobre el tema en cuestión. Entonces Cuba era un  hervidero de injusticias migratorias, un mar de familias separadas, y la  cuna del más oscuro sentimiento hacia las autoridades precisamente a  causa de la profunda grieta abierta por décadas entre ambas orillas.
Ante  la urgente necesidad de crear espacios de reflexión y debate, y la  complicidad de una prensa románticamente concebida, decidí asumir los  riesgos de esta temática como frente de batalla personal, y junto a la  participación de amigos, colaboradores y activos foristas de la red,  abrimos la artillería pesada que finalmente vio su alto al fuego cuando  el Estado cubano anunció la tan aclamada reforma migratoria.
Una  vez puesta en marcha, si algo hay que destacar es que con el anuncio de  la nueva Reforma Migratoria miles de cubanos se han visto enormemente  beneficiados, para muchos se ha hecho finamente justicia, y  consecuentemente con esto ha comenzado la era de la reunificación y  conciliación familiar.
De igual forma  tampoco se puede perder de vista los otros tantos cubanos  que aún  siguen en un limbo legal, y que como no sucede en ningún país del mundo,  aún tienen que esperar una autorización ministerial para poder realizar  un viaje personal a cualquier lugar de este planeta.
Esta  regulación, justificada en parte a razón de salvar los valores  científicos, deportivos, intelectuales, económicos, o de seguridad  nacional, lo cierto es que aún sigue dejando pendiente una cuenta que  pesa demasiado fuerte en el espíritu libertario de nuestro pueblo.
En  meses pasados el Coronel Lamberto Fraga, principal artífice de la  puesta en marcha de la mencionada reforma explicó a varios medios de  prensa detalles de cómo quedaría el nuevo camino a transitar. De lo que  pudo trascender, sin lugar a dudas lo más destacado fue que ya los  cubanos no tenemos necesidad de pedir ningún tipo de autorizo para salir  del país, y aquellos que por alguna de las anteriores razones no lo  puedan hacer, las autoridades deberían hacer las notificaciones  pertinentes en cada caso puntual. Este proceso supuestamente se puso en  marcha de manera automatizada desde el pasado 20 de enero.
El desenlace de la historia
Sin  cuentas pendientes con el Estado o la justicia cubana, de formación  revolucionaria y devenido en crítico bloguero que más que cualquier otra  cosa intenta contribuir a una mejor Cuba proponiendo el debate de sus  realidades, hice uso de mi completa libertad para sacar mi pasaporte  meses antes de la puesta en marcha de la referida reforma. Tenía la  esperanza de rescate, al menos temporal, de todo aquel ser flotante en  una isla que yace en medio del mar y que nunca había conocido más allá  de sus fronteras. De esta manera me aventuré con paciencia a la llegada  de mi momento, ese que unido a mi trabajo y sentidos comunes me llevaría algún día más allá de ese anhelado horizonte que tantas lágrimas he visto hacer derramar.
Documentación  supuestamente actualizada y lejos de imaginarme una próxima víctima de  algún “descuido institucional”, cuando los organizadores de la  celebración por el Centenario del Palacio de la Paz en la Haya, Holanda,  me seleccionaron como el bloguero cubano a participar en toda una  semana de intercambios en la capital de la justicia internacional,  accedí gustosamente reconociendo en esta una excelente oportunidad para  llevar mi Cuba, la que vivo y defiendo a cada día, nada más y nada menos  que a tan importante escenario europeo.
Después  de un largo mes de preparación y estudio sobre las temáticas a abordar,  las entrevistas pendientes, entre muchos otros temas que robaron casi  toda mi atención, llegó el esperado día de salida.
Chequeo de frontera migratoria Habana-Amsterdam
Después  de haber chequeado el pasaje y embarcado el equipaje, haciendo la cola  miraba impacientemente el tortuoso proceso al que someten a cada  pasajero cuando va a entrar o salir del país. Parece sencillo, pero hay  que estar ahí, sobre el circulito rojo y mirando fijamente la camarita,  analizando cada seña o gesto del oficial migratorio, para entonces saber  lo que realmente somos en ese minuto.
-  “Espere un minuto junto a su familiar por favor”, me indicó el oficial a  la vez que tomó el teléfono y comenzó a realizar varias llamadas.
Todavía incrédulo pensé que todo podría suceder, menos un:
- “Lamento informarle que UD no podrá viajar hoy”,  me dijo el Jefe de Turno de Inmigración y Extranjería en medio del  salón de espera y sin pizca de profesionalismo alguno. Imaginen la  tensión. Se me pusieron los pelos de punta y la garganta se me resecó.  Como podrán imaginarse, el momento resultó trumático, y es que para un  caso en particular como para vuelo 724, y supongo que un tanto delicado  por los traumas que implica semejante noticia, no hubo la más mínima  intención de hacer aquel momento menos tenso.
Para rematar, apenas habían pasado unos minutos y el coordinador del vuelo le preguntó señalándome con el dedo: ¿Este es el “bajado de vuelo”?,  procediendo a hacer de inmediato a la respuesta afirmativa una  sustitución de última hora para alguien que finalmente ocupó la butaca  41A del vuelo KLM 724. Con ese extraño que nunca conocí,  se fueron casi  todas mis esperanzas.
Aún  desconcertado con lo que en solo segundos sucedía a mi alrededor, pero  más que nada atónito con los que sin conocer mis planes decidían tan  fríamente sobre mi futuro, entré en otra fase de shock cuando el guardia  fronterizo me espetó en plena cara: “El problema es que usted tiene prohibido salir de Cuba”.
No  hay forma literaria de describir un momento como ese. Tratar de  recrearlo sería pecar de escritor ingenuo. Poniéndolo por lo bajito,  lograr ser escogido para evento internacional de primer nivel, vencer el  engorroso proceso de trámites, conseguir con amigos, o con amigos de  los amigos la vestimenta adecuada para un reto profesional como ese,  encontrar la mano solidaria que te traslade gratis hacia el lejano  aeropuerto, verificar sin problema alguno el caro pasaje a Europa, e  incluso saber que ya tu equipaje está guardado en la barriga del avión  que espera por ti; una noticia mal dada como esa podría fácilmente matar  a uno del corazón.
Pero el oficial  no cedió el paso, nunca quebró, y a lo más lejos que llegó fue  aconsejarme que averiguara por qué no me dejaban salir de Cuba.
¿Se  imaginan que el hombre que decide si UD sale o no del país no tenga la  explicación detallada de por qué lo ha bajado del avión? ¿No se supone  que es ese precisamente su trabajo, y no aprobar o desaprobar  como un  robot que solo cumple órdenes? ¿Merece alguien semejante trato, casi de  criminal, terrorista o delincuente, sin decirle al menos los motivos o  causas? ¿No tiene inmigración una forma más lógica de informarle su  status a los cubanos sin que tengamos que llegar a la frontera con el  corazón en la boca?
Los tres días que  siguieron a esta situación fueron más que tortuosos. Las autoridades  migratorias de la Oficina de Atención a la Ciudadanía, situada en las  calles 3ra y 22 del municipio Playa, y supuestamente responsables de  informarle a cada ciudadano de este país las razones de la denegación de  su salida, en tres ocasiones y días diferentes me repitieron lo mismo. “Usted no puede viajar, y no podemos decirle por qué”.  Esto a mi me sonaba a muchas cosas, así que comencé a hacer gestiones,  llamadas, a recorrer la Habana y por supuesto, a llamar a amigos, que  llamaron a sus amigos, que llamaron a otros amigos, y entonces fue que  comenzó a temblar la tierra.
Felizmente  el resultado fue positivo, pero de haberme cruzado de brazos todavía  estuviera en Cuba, sin explicación alguna y posiblemente con una  disculpa por el “error” cometido, quizás dos días después de concluida  la fecha de mi visita. Claro está que es mejor no especular, ya lo  pasado no podrá ser resuelto, pero el daño moral si queda y algún día  alguien tendrá que responder por ello.
Ya  estoy en La Haya, Holanda, junto a otros 11 blogueros del mundo que  pretenden junto a mi, conocer de cerca el funcionamiento del trabajo de  los organismos internacionales de justicia que radican acá, así como  reflexionar precisamente sobre las injustas violaciones a la paz y  justicia que se cometen en todo en nuestras regiones y países.
Agradeceré  por siempre cada llamada de apoyo, mensajes y gestiones que muchos  amigos hicieron hasta lo imposible para que finalmente se me levantara  la restricción que nunca existió. Al parecer todo sistema, por bueno y  justo que parezca no escapa de tener fallos y sus lagunas, y la Reforma  Migratoria cubana no escapa a ello.
Ojalá  y esta historia ayude a comprender que casos como este deben ser  revisados al pie de la letra, pues arbitrariedades burocráticas como  estas pudieran desviar el curso de vida de cualquier ciudadano honesto,  desencadenar en alguna tragedia, o incluso, hacer que nos decpcionamos   de algo en lo que siempre ha creído.
Nota:  A todos los que crean que de alguna manera puedo ser portavoz de sus  inquietudes concernientes a ¨Paz y Justicia¨, no diden en dejar sus  comentarios con las sugerencias.
 
 
 
 
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1 comentario:
eso te pasa por come fana y creer que el comunismo y creer que la patria es el viejo cagalitro de fidel es lo maximo
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