"Recuerdo muy bien que hace unos años, en 1989, un grupo de altos  militares fueron sancionados por actos similares. Y mire usted,  curiosamente estos especialistas traficantes, que el gobierno cubano  aparenta desconocer, son todos ex militares y trabajadores civiles de  Las FAR que laboran para ANTEX S.A, una sociedad anónima de capital  cubano radicada en el continente africano." 
Hipocritas que critican la corrupción mientras trafican con diamantes.¿Por qué no habla el general del barco con armas cubanas?
Desde  el mismo instante en que el General Raúl Castro fue entronizado  Presidente, no ha parado de advertir que “La batalla contra el delito y  la corrupción no admite más contemplaciones”. En muchísimas ocasiones se  ha visto al mandatario exhortando públicamente a los miembros de su  gabinete a mantener una conducta “implacable” contra el mencionado  flagelo. 
 Difícil está convencer a esa masa popular que por falta de confianza  sin darse cuenta pasó de la alarmante desidia a la insensible  hibernación.
 Para ejecutar su cruzada y dar veracidad a sus palabras, en el año  2009 creó la Contraloría General de la República de Cuba, un órgano que  hasta el día de hoy, ha realizado auditorías en todas las instituciones  del Estado y llevado frente a los tribunales, acusados por delitos  económicos y corrupción, a un buen número de funcionarios, empleados y  directivos de empresas estatales, a un ex ministro y un ex vice ministro  de la industria alimentaria, a empresarios extranjeros, a un ex yerno  del mencionado General Presidente y a familiares de aquellos que,  confundidos, acomodados o seguidores de una ideología lucrativa, un día  juraron lealtad al proceso revolucionario.
 Para algunos ciudadanos, el General representa un Grim Reaper  caribeño de pescuezo plegable, que con capucha verdeolivo y una guadaña  en la mano acabará con la cleptocracia. “La lucha contra la corrupción”  es una épica bandera que decidió enarbolar el Primer Secretario del PCC;  y para izarla mejor, nombró como confaloniero a su hijo el Coronel, un  cuarentón especialista en juzgar todo y experto en vigilar personas  objetivos.
 Es cierto, la ley es la única forma de darle respuesta eficaz y  rotunda al problema de la corrupción; pero desgraciadamente la  publicitada contienda es un mito más, que no va precisamente destinada a  erradicar del horizonte cubano el tema, sino a concentrar los recursos  del país y total poderío del Estado en manos de un grupo más corrupto,  más reducido, más fiel y mucho más comprometido con el clan Castro  Espín.
 ¿Por qué no habló el General cuando el gobierno cubano fue  descubierto en su intento de transportar material militar por el canal  de Panamá escondido bajo toneladas de azúcar en un buque norcoreano?
 Si esto no es turbiedad, entonces cabe la posibilidad, que ante la  mirada del impoluto gobernante isleño, tampoco sea corrupción que un  grupo de “cooperantes cubanos” se dediquen a contrabandear diamantes de  Ghana y Namibia, hacia La Habana; piedras que luego son enviadas vía  aérea hasta una bella ciudad portuaria situada al noreste de Bélgica.  Amberes, casualmente conocida como centro mundial de tráfico y comercio  de diamantes. ¿Cómo lo pueden hacer sin la aprobación de un Estado que  todo lo ve, como el gran Hermano?
 Recuerdo muy bien que hace unos años, en 1989, un grupo de altos  militares fueron sancionados por actos similares. Y mire usted,  curiosamente estos especialistas traficantes, que el gobierno cubano  aparenta desconocer, son todos ex militares y trabajadores civiles de  Las FAR que laboran para ANTEX S.A, una sociedad anónima de capital  cubano radicada en el continente africano.
 
 
 
 
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