El Potencial de Cuba que Castro no puede Explotar. Darsi Ferrer

Darsi Ferret

Cuba causará sensación por su floreciente retorno a la civilidad y a la prosperidad que le es inherente, muy pronto cuando los Castro y su prehistórico régimen salgan por la puerta de atrás, a empujones.
Entre el caudal de valioso capital, la isla cuenta con su situación geográfica, que es una bendición a solo escasas 90 millas del mercado más grande y poderoso del mundo. También con el profundo arraigo a los valores de la cultura occidental del pueblo cubano. Además, del potencial que representan los dos millones de compatriotas exiliados, la mayoría en EEUU, por el valioso aporte que harán de sus potencialidades y el know how que se han construido en el competitivo y exigente primer mundo.
El país disfruta de un clima tropical privilegiado. No hay zonas bajo nieve o desérticas, por lo que en toda su extensión la tierra es cultivable. Tampoco se padecen de amenazas o conflictos étnicos ni religiosos que comprometan el futuro de la nación.
Carecer de abundantes reservas de yacimientos minerales no constituye un problema, sino que implica que la futura Cuba democrática deberá basar su economía y desarrollo principalmente en el sector de los bienes y servicios.
Industrias como el turismo, los servicios de salud, la farmacéutica y biotecnología, los puertos y la pesca, la agricultura o la informática, tienen unas potencialidades infinitas cuando el país rompa las actuales ataduras.
Los grandes monopolios como los fabricantes de automóviles o de tecnologías e informática verán en Cuba significativas ventajas para invertir y establecer sus filiales, pues estarían produciendo pegados a la Florida y al mercado estadounidense, y a un costo muy inferior a cómo les resulta en Texas o en la China.
El otro marcado beneficio nacional es que los EEUU, a consecuencia de la propia cercanía geográfica, están obligados a invertir enormes sumas de dinero en la reconstrucción de la isla. No se pueden dar el lujo de permitir que haya inestabilidad en el país o peligros de convulsiones sociales.
Una Cuba inestable siempre sería una luz roja que amenace la seguridad nacional del vecino del Norte, por la posibilidad de los éxodos masivos y, sobre todo, porque pudiera ser demasiado atractiva para el narcotráfico y el terrorismo internacional, con la intención de usarla como base y refugio operativo para estar a pocas millas del suelo estadounidense.
Así que hoy la nación cubana hace lista en el fondo de la botella mundial, pero empezando a contar el día después de la caída de los Castro, en un corto periodo de 3 a 5 años estará del medio para arriba. Eso es un hecho.