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sábado, 28 de enero de 2012

Martí y el Comunismo

Cuba Opinión

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

A las poesías del alma nadie podrá cortarles las alas, y siempre habrá ese magnífico desasosiego, y esa mirada ansiosa hacia las nubes. Pero lo que quiera permanecer ha de conciliarse con el espíritu de la libertad o darse por muerto.”

Martí y el comunismo
Escrito por Dr. Rolando Espinosa (†) Miércoles, 19 de Enero de 2011 11:01 PDF Imprimir E-mail

Diciembre 30, 1999

Muchos cubanos se extrañaron que a los pocos días de haber tomado Fidel Castro el poder en Cuba, el primero de enero de 1959, cuando todavía el Dr. Manuel Urrutia era el Presidente de la República y el Dr. Miró Cardona el Primer Ministro, o sea cuando aún Castro no tenía ningún cargo oficial en el gobierno, aunque sí todo el poder, se iniciara una campaña tremenda contra algunas de las figuras más conspicuas de nuestra historia, llenando de denuestos a Máximo Gómez, Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Narciso López e Ignacio Agramonte entre otros, y que se llegara inclusive al hecho de cambiarle el nombre a un central azucarero que llevaba el nombre de nuestro primer presidente,” Don Tomás Estrada Palma,”, nominándolo “Bartolomé Masó”, nombre éste de un general de nuestras luchas libertarias, que fué precisamente el candidato opuesto a Don Tomás en las primeras elecciones cubanas, y como razón del cambio se hacía la afirmación, falsa por supuesto, de que el que resultó ser nuestro primer presidente había sido “impuesto”por el gobierno de los Estados Unidos, bajo cuya égida se realizaron aquellos primeros comicios cubanos.


Algún tiempo más tarde todos nos dimos cuenta de que aquella campaña estaba perfectamente planeada y dirigida a tratar de destruír las más grandes figuras históricas de nuestro pueblo; era algo semejante a lo que los regímenes comunistas han realizado donde quiera que han tomado el poder, y aún en aquellos países donde aspiran a tomarlo, ya que haciendo tabla rasa de los grandes hombres de un pueblo, ese pueblo pierde la fé en su historia, asunto de principal interés para los marxistas, que tratan de hacer ver que la verdadera historia de los pueblos comienza con el arribo de ellos al poder, tratando de cortar lo más posible toda vinculación con el pasado.


En aquellos ataques, injustos por supuesto, contra tantos de nuestros patriotas, se notaba una excepción, que por su jerarquía llamaba mucho la atención; se trataba de José Martí, el organizador de la Guerra de Independencia de Cuba y Apóstol indiscutible de la libertad de nuestra Patria.


Posteriormente conocimos la razón de tal exclusión. Hay figuras de tal magnitud, de tan profundo arraigo en las masas, que resulta totalmente imposible borrar su recuerdo; ese es el caso de Abraham Lincoln en los Estados Unidos de Norteamérica y de José Martí en Cuba, entre otros muchos que pudiéramos mencionar.Y estas figuras, que por su arraigo entre los pueblos, por su liderazgo extraordinario, son imposibles de borrar del recuerdo de las gentes, lo que hacen los comunistas es presentarlas como simpatizantes de su doctrina, destacando actitudes y conductas en las cuales pueda haber alguna coincidencia con lo que el comunismo falsamente predica, como es por ejemplo la defensa de los pobres y la necesidad de combatir las injusticias sociales.

Y a pesar de que en el año 1941 el Dr, Juan Marinello, Presidente del Partido Comunista de Cuba, entonces llamado Partido Socialista Popular, lanzó una serie de ataques contra Martí, en un artículo publicado en la Revista “Bohemia”, donde entre otros insultos le llamaba “abogadillo del imperialismo yanqui”, la conducta que han seguido los actuales comunistas cubanos es la de presentarlo como un simpatizante de la doctrina de la hoz y el martillo, haciendo que toda la propaganda relacionada con Martí gire alrededor de esa idea.


Así, cuando Fidel Castro compareció ante el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba, acusado por el asalto al Cuartel Moncada,ocurrido el 26 de julio de l953, al ser interrogado por el Presidente de aquel Tribunal acerca de quién era el jefe del movimiento revolucionario, respondió:
“El jefe de nuestro movimiento revolucionario e inspirador de cuanto hemos hecho es José Martí” según aparece en el folleto titulado “La Historia me absolverá”. O sea, que desde aquel momento ya se estaba tratando de afiliar a Martí a la causa comunista, aunque la misma apareciera entonces disfrazada.
¿ Y en qué se basan los voceros del comunismo para presentar a José Martí como uno de los suyos, como alguien qué de vivir en los tiempos actuales sería seguramente un militante de esta doctrina ?.Pues se basan en algunas opiniones o expresiones de Martí aparecidas en distintos escritos de su amplia producción, especialmente en:
a) Crónica a la muerte de Carlos Marx.


b) Comentario a un libro del sociólogo inglés Herbert Spencer.


c) Carta a su gran amigo mexicano Manuel Mercado, donde aparecen las concidas y muy repetidas frases de : “ viví en el monstruo y le conozco las entrañas”, y “mi honda es la de David”


d) Diversos escritos donde Martí critica a la Iglesia Católica de entonces, en los cuales algunos han querido ver un anticlericalismo fulminante.


Pero, de ninguno de esos cuatro escritos mencionados puede sacarse, ajustándonos a la verdad histórica, el más ligero indicio de simpatía por parte de Martí hacia el movimiento que proclama la dictadura transicional del proletariado hasta el establecimiento de una sociedad comunista.


En primer lugar, analicemos brevemente el artículo que Martí escribió a la muerte de Carlos Marx, fechado en Nueva York el 13 de mayo de 1893 y que fue publicado en el periódico “La Nación” de Buenos Aires, en mayo 29 del propio año, el cual comienza diciendo:


“Ved esta gran sala, Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles merece honor”.


Y esta es la frase que los comunistas emplean para tratar de demostrar que Martí fue un admirador de Marx, lo cual pudiera parecer cierto si nos limitamos a repetir lo antes citado. Pero es que los comunistas, expertos en mutilar los escritos, cambiar las palabras, terjiversar los hechos y presentar las ideas en la forma en que sea conveniente para ellos, ocultan con toda intención lo que viene a continuación, que dice así:


“Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas, se ha de hallar salida a la indignación de modo que la bestia cese sin que se desbande y espante. Karl Marx estudió los modos de asentar el mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les ensenó el modo de echar a tierra los puntales rectos. Pero anduvo de prisa y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa”.

Y esta crónica de Martí termina con una frase profética, con la cual se adelanta casi un siglo en su pensamiento, para diagnosticar los terribles efectos del comunismo, mal que enotonces comenzaba:
“Suenan músicas, resuenan coros, pero se nota que no son los de la paz”.


Creemos que no hay nada que agregar. Basta la lectura del texto completo para darnos cuenta de por qué los comunistas lo mutilan y sólo repiten su primera frase. En las propias palabras del Apóstol encontramos razones más que suficientes para deducir que Martí jamás pudo ser marxista.


En segundo lugar, vamos a ocuparnos de la crónica que Martí escribió comentando el libro del eminente sociólogo inglés Herbert Spencer, porque los comunistas cubanos utilizan algunas partes de la misma, como donde Martí le hace algunas críticas al sistema capitalista, para tratar de hacernos ver que la ideología de éste era semejante a la del autor de “Ël Capital”. Pero con esto ocurre lo mismo que con la crónica anterior, los comunistas escogen las ideas que les convienen las sacan de contexto y olvidan a propósito el resto, por eso nunca mencionan la parte donde Martí, refiriéndose a la esclavitud que él veía venir, sentenció:


“Esa futura esclavitud es el socialismo”.


Para añadir después, adelantándose a lo que Cuba y el mundo iban a sufrir a causa de tan nefasta doctrina:


“Dos peligros tiene la idea socialista, el de las lecturas extranjerizantes, confusas e incompletas, y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos , que para ir levantándose en el mundo, empiezan por fingirse, por tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados…”.


Para continuar con palabras que resultaron ser verdaderamente proféticas cuando dice:


“El hombre que quiere que el Estado cuide de él, para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo, y en la labor que pluguiese al Estado asignarle, puesto que a éste, sobre quien caerían todos los deberes, se darían, naturalmente , todas las facultades necesarias para recabar los medios de cubrir aquéllos. De siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas pasaría a ser esclavo de los funcionarios…”.

Realmente resulta asombroso como Martí pudo prever lo que sería en realidad el régimen que se anunciaba como redentor de los oprimidos y de los pobes, al extremo que al leer sus palabras nos da la impresión de que han sido escritas por alguien que ha vivido bajo un sistema comunista. Por eso creemos que no es necesario argumentar nada más. Basta exponer la prosa martiana en toda su amplitud sin mutilaciones interesadas, para comprender que no puede usarse la crónica de Martí sobre el libro de Spencer para hacer aparecer al “mártir de Dos Ríos” comulgando con las ideas marxistas.


En tercer lugar consideraremos la carta inconclusa que Martí escribió a su gran amigo mexicano Don Manuel Mercado, carta escrita en la manigua cubana, el día l8 de mayo de 1895, precisamente el día anterior a su sublime holocausto en Dos Ríos, carta que es usada por los activistas criollos del comunismo para insistir en el marxismo martiano, aferrándose a una frase que en ella aparece y que no se cansan de repetir:


“Viví en el monstruo y le conozco las entrañas”…frase que encierra una clara alusión a la vida norteamericana, que los comunistas presentan como “un ataque brutal contra el imperialismo norteamericano”, aventurándose a afirmar que Martí preparaba, una vez lograda la independencia de Cuba, la unión de todas las Repúblicas Hispanas, precisamente para enfrentarlas al “monstruo imperialista”.


Desafortunadamente la muerte prematura de Martí, al día siguiete de escribir la carta, dejó inconclusa la misma, y con ella quedó incompleta la idea referente a “vivir en el monstruo”, por lo cual, todo cuanto se escriba sobre este asunto es puramente subjetivo y cae en el campo de la especulación.


Imposibilitados de poder precisar con exactitud lo que quiso decir Martí, pudiera pensarse, como han expresado muchos escritores que la monstruosidad es una forma de grandeza, no precisamente por sus deficiencias e imperfecciones, sino al contrario, por sus tremendas posibilidades; pero los comunistas se niegan de plano a admitir que ésta pudiera ser la interpretación del pensamiento martiano, aferrándose a la que conviene a sus intereses,con el dogmatismo que les es característico.


No podemos negar que Martí criticó muchas veces las fallas de la democracia norteamericana. Sus opiniones sobre el país que ahora nos acoge, como lo acogió también a él, no pueden ser las de un hombre que vivió aquí por una breve temporada, como Domingo Faustino Sarmiento, ni de quien leyó acerca de los Estados Unidos de Norteamérica en los libros, como el uruguayo José Enrique Rodó; no son opiniones de un turista circunstancial, sino de alguien que vivió quince años continuados en estas tierras, ganando su diario sustento en la agitada ciudad de New York, o viajando constantemente de un lado a otro del país.Como bien señala Andrés Iduarte en su obra “Martí Escritor,” Martí es el único ”prócer hispanoamericano” que se arraigó plenamente en los Estados Unidos y que llegó a conocer su sociedad y su vida a plenitud.


Viviendo de su pluma, es lógico que Martí escribiera muchísimo sobre esta sociedad en la cual vivió los últimos quince años de su vida, antes de concurrir a su cita con la Patria en Dos Ríos, y analizando toda esa producción con imparcialidad tenemos que admitir que el número de veces en que elogia la sociedad y la vida norteamericana es infinitamente mayor que aquél en los cuales la censura.


Puede afirmarse sin temor a equivocación, que Martí fue un profundo admirador de la democracia y de la forma de vida de esta nación , y esto es perfectamente demostrable a través de muchos de sus artículos, como: “El Presidente Garfield”, “Henry Garnet, notable orador negro”, “Fiesta de la Constitución en Filadelfia”, “El Poéta Walt Whitman”, “Emerson”, “Peter Cooper”, que pueden citarse entre otros muchos. Lo mismo podemos decir de sus “Cartas de Nueva York”, que tratan de temas como: las convenciones republicanas y demócratas, de las elecciones , de las pascuas, de los trabajadores y sus fuerzas, del hombre del oeste y el neoyorquino, de los barrios de pobres, del cambio de poderes, y de las grandes huelgas, entre otros muchos asuntos sobre los que escribió y que expresan el verdadero sentimiento martiano hacia elpueblo de los Estados Unidos.


Pero, si todo lo anterior no fuera suficiente para demostrar lo falsa que resulta la tésis marxista, es fácil descubrir tal falacia con el análisis de dos párrafos que se refieren a la vida norteamericana, uno de Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) , y el otro de José Martí.


Dice Lenin::

“Cuanto más democrática es una República, más brutal y cínica es la dominación del capitalismo. Una de las Repúblicas más democráticas del mundo son los Estados Unidos de América. Y en ninguna parte el poder del capital, el poder de un puñado de millonarios sobre la sociedad se manifiesta tan brutalmente, ni con métodos de corrupción tan abiertos como en ese país. “


Es decir que para Lenin la Democracia es el instrumento de mayor crueldad para la explotación del hombre por el hombre.


Pero no piensa así nuestro Apóstol sobre el mismo asunto y dice José Martí:


“Tal parece que en los Estados Unidos han de plantearse y resolverse los problemas que interesan y confunden al linaje humano, que el ejercicio de la razón va a ahorrar a los hombres mucho tiempo de miseria y de duda… Los hombres parecen determinados a conocerse y a afirmarse, sin más trabas que las que acuerdan entre sí, para su seguridad y honra comunes. Tambalean, commueven y destruyen como todos, los cuerpos gigantescos al levantarse de la tierra.Les extravía y suele cegarles el exceso de luz…Enormemente ha crecido la majestad humana. Se conocen Repúblicas falsas que cernidas en un támiz, sólo producirían el alma de un lacayo, pero aquí donde la libertad verdaderamente impera, no hay trono que se parezca a la mente de un hombre libre, ni autoridad mas augusta que sus pensamientos…A las poesías del alma nadie podrá cortarles las alas, y siempre habrá ese magnífico desasosiego, y esa mirada ansiosa hacia las nubes. Pero lo que quiera permanecer ha de conciliarse con el espíritu de la libertad o darse por muerto.”


De todo lo cual podemos colegir la admiración, devoción casi, de Martí por el pueblo norteamericano y por sus instituciones democráticas, que rechaza de plano la afirmación marxista en su interpretación de la frase “conozco al monstruo”.


En cuarto lugar vamos a referirnos a ciertas expresiones martianas contrarias a la Iglesia Católica-romana, que son aprovechadas por los que sojuzgan a Cuba para tratar de identificar a nuestro Apóstol con el comunismo, queriendo afiliarlo a la tésis marxista que proscribe la idea de Dios y hace tabla rasa de las iglesias y otras organizaciones religiosas. Claro que es cierto que Martí mantuvo una actitud combativa contra la Iglesia Católica, o más bien contra el clero español, porque éste asumió una actitud militante en contra de la libertad de Cuba; pero nadie puede derivar de esto una posición anti-religiosa de Martí, cuando se estudia la totalidad de su pensamiento.


No puede afirmarse que Martí fuera militante de una denominación religiosa determinada, pero no hay dudas de que en el fondo de su pensamiento era cristiano, de que creyó en Dios y admitió la perdurabilidad de la vida del alma; es decir, que fue un cristiano sin dogma. Esto lo podemos apreciar cuando nos dice:

“La vida humana sería una invención repugnante y bárbara si estuviera limitada a la vida en la tierra.”
Y siguiendo esa misma línea de pensamiento expresa:“La muerte es vía no término”.


No dejando lugar a dudas de su seguridad en una vida ultraterrena, lo cual se opone a la tésis marxista de que el alma no existe y de que todo termina con la muerte.
En otras oportunidades reafirmó Martí su pensamiento en este sentido, con expresiones como las siguientes: “Dios existe en la idea del bien…El bien es Dios…“El culto es una necesidad para los pueblos…Hay una fuerza secreta que anhela siempre algo que respetar y en que creer”.


Y en una clara referencia a nuestro Señor Jesucristo dijo:


“En la cruz murió El Hombre un día , pero es necesario aprender a morir en la cruz todos los días”.y cuando escribe la palabra HOMBRE, la escribe con mayúscula en indiscutible referencia al Hijo de Dios y en sentido de respeto y devoción.


Además, pese a sus ataques al clero católico, Martí defendió a muchos sacerdotes, como al Padre McGynn y al Padre Phillips Brooks, de la Iglesia de La Trinidad de Nueva York; elogiando también al gran evangelista metodista Dwith Lyman Moody, sobre el cual escribió su artículo “Moody en Chicago”.


Aunque los ejemplos podrían multiplicarse, creemos que los mencionados son suficientes para comprender que, en modo alguno, puede considerarse a Martí como ateo o anti-religioso y mucho menos comulgando con los que afirman que “la religión es el opio de los pueblos”, “la Biblia es una colección de fábulas para engañar incautos”, y “Dios al cabo es sólo la concepción patológica de una mente burguesa”.


Resumiendo podemos decir, que nada está más lejos del pensamiento de Carlos Marx, que la vida y la obra de José Martí.


Si lo consideramos desde el punto de la filosofía, encontraremos que la filosofía de Martí es de equilibrio, que hunde sus raíces en el krausismo español, mientras que la filosofía marxista es una filosofía de exterminio basada en la idea de que “toda tésis busca su antítesis y ambas desaparecen para dar paso a una síntesis”.


Desde el punto de vista de las clases sociales, Martí es partidario de la armonía entre las clases, recomendando a los patronos que paguen lo justo a sus obreros, y a éstos que rindan el máximo en su trabajo; mientras que el marxismo plantea la lucha violenta entre las clases, hasta que el capitalismo y la burguesía sean totalmente liquidados y se arribe a la República de los proletarios.
Considerando a ambos, Martí y Marx, en sus relaciones con los demas hombres, Martí aparece como la máxima representación del amor, como puede apreciarse claramente cuando afirma:
“Amor es la mejor ley…Lo que odia es ralea…La ralea de un pueblo es la gente incapaz de amar…Si yo odiara a alguien me odiaría a mí mismo.” “Como no puedo odiar a nadie dejad que os desprecie en nombre de mi Dios”.


Frente a este sentimiento de bondad infinita, de ternura, el comunismo predica “el evangelio bárbaro del odio”, la liquidación de todo lo que no sea comunismo. A ellos parece dirigirse nuestro Apóstol cuando dice:


“Asesino alevoso, ingrato a Dios y enemigo de los hombres es el que, so pretexto de dirigirse a las naciones nuevas, les enseña un cúmulo aislado y absoluto de doctrinas y les predica al oído, antes que la dulce plática del amor, el evangelio bárbaro del odio.”


Finalmente, mientras el comunismo recalca el materialismo, proclamando que sólo la materia existe, e insiste en el ateismo, nadie se atreverá a negar en Martí el sentido espiritual de la vida, la existencia y supervivencia del alma, su admiración por el Divino Maestro de Galilea,ideas a las cuales no sólo se refirió en su prosa magnífica, sino también en versos como aquél que nos dice:“un leño se cruzó con otro leño / un cadáver, Jesús, cruzó la arcilla / y al despertar fantástico de un sueño, / cayó al mundo, del hombre, la rodilla.”


Pero, si a pesar de todo lo anterior, alguien exigiera una prueba más que las muchas que hemos ofrecido a lo largo de nuestro trabajo, para demostrar que no hay ninguna coincidencia entre Martí y el comunismo, y que por el contrario, de vivir hoy, sería su máximo opositor, vamos a dar esa prueba a través de las palabras de un comunista, de un hombre que lleva muchos años en la dirección del Partido Comunista de Cuba, director del periódico comunista “Hoy”, y Vice-ministro del gobierno actual de Cuba, el Dr. Carlos Rafael Rodríguez, quien en una conferencia pronunciada en la escalinata de la Universidad de La Habana, bajo el título de “Martí: maestro y compañero”, expreso: “Tenemos ya un Martí con todos los ingrediente para la batalla de hoy, pero no tenemos, sin embargo, un Martí socialista, y esto es bueno repetirlo… porque Martí no llega tan lejos en su concepción de la lucha de clases y de las fuerzas revolucionarias que la producen…Y le reprocho en cartas a su íntimo amigo Fermín Valdés Domínguez, sus inclinaciones socialistas”.

Después de esto no hay nada más que argumentar para comprender que no es posible la existencia de un Martí marxista, porque sería un Martí falso, antimartiano. Y si bien es cierto que las fuerzas de la oscuridad nos han arrebatado todas nuestras posesiones materiales, y la vida de millares de nuestros compatriotas, y la libertad para decenas de miles de ellos, inclusive la patria, aunque por supuesto sólo temporalmente, no es menos cierto, que no nos han podido quitar a Martí, que sigue perteneciendo a los que creemos con él , que la libertad es el don más preciado que Dios dió al hombre, y que no vale la pena vivir la vida si se pierde la libertad, así como que la última palabra de este mundo convulso que nos ha tocado vivir, no la van a decir los marxistas, sino que la dirá Dios, ante cuyo augusto tribunal responderemos algún día , los que creemos en EL y también los marxistas que lo niegan.

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