Para la estudiante, vestirse y actuar de forma masculina es un acto de rebeldía en una sociedad en la que las mujeres no tienen libertad. "Desde pequeña he sentido un deseo persistente de comportarme como un varón, ya que me cortaba el cabello muy corto y me gusta vestir como lo hacen los hombres, sin tener en cuenta las críticas de la sociedad", apuntó.
Aun así, no lo ha tenido fácil porque a su familia no le gustaba que se comportara como un chico y la regañaba por ello, porque "la sociedad no desea ver a una joven que se exprese con libertad". "Yo sé que nadie puede entender mi personalidad, pero no me interesa mucho lo que piensen de mí", sentenció.
Aunque ella lo hace como un acto de rebeldía, algunas de sus amigas lesbianas visten también de forma masculina y huyen de las restricciones sociales reuniéndose en sus casas, para no levantar sospechas sobre unas jóvenes encerradas en sus habitaciones.
Otra universitaria, Semah, de 22 años, estimó que "pese a que hay muchas chicas lesbianas que van ataviadas como hombres en la universidad, su porcentaje no supera una cuarta parte". No obstante, reconoció que hay estudiantes que intentan hacerse crecer el bigote y la barba rasurándose la cara, y dijo haber escuchado que se celebran bodas en secreto entre mujeres, aunque nunca ha asistido a ninguna.
En una ocasión, fue víctima de acoso por una compañera en el lavabo y presentó una queja a la administración que, a su vez, amenazó con expulsar a la culpable si repetía ese tipo de conducta.
Una supervisora de una facultad femenina, que declinó identificarse, aseguró que ella comenzó a percibir un aumento del número de mujeres que visten como hombres en los últimos años y destacó que suelen reunirse cerca de los aseos. La supervisora no muestra indulgencia en los casos de acoso y explicó que suelen aplicarse sanciones severas, que pueden llegar a la expulsión si la estudiante se sobrepasa con otras compañeras.
Los medios de comunicación saudíes apenas se han hecho eco del fenómeno, aunque el diario local Al Sharq publicó el mes pasado un reportaje en el que advertía del aumento de este fenómeno. En el artículo, una trabajadora de una escuela gubernamental señalaba que había percibido que cada vez hay más chicas con vestimenta de chicos en los colegios de elemental y secundaria, y lo consideró "un verdadero problema que debe ser estudiado y controlado".
Algunas jóvenes entrevistadas por ese rotativo se quejaban de "las restricciones sociales que les impiden expresar sus gustos de manera natural".
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