Notificada la muerte del joven cubano, cuyo cadáver nadie ha reclamado, al consulado de su país en Madrid.- Sus posibilidades de sobrevivir eran "prácticamente nulas"
F. JAVIER BARROSO - Madrid - 14/07/2011



Adonis G. B., el polizón cubano de 23 años que fue hallado muerto a mediodía de ayer en el tren de aterrizaje de un vuelo procedente de La Habana, perdió la vida por congelación, han informado fuentes de la Guardia Civil. Los agentes de la Policía Judicial del aeropuerto de Barajas han contactado con el Consulado de Cuba en Madrid para que localicen a sus familiares y puedan iniciar las labores de repatriación del cadáver a la isla.
Ningún famiiar ni conocido se ha acercado esta mañana a reclamar el cuerpo, ya que, en principio, se cree que la víctima no tenía familiares en España. El forense del Instituto Anatómico Forense de Madrid, donde fue trasladado el cuerpo, ha practicado esta mañana la autopsia al cadáver, cuyo resultado provisional ha sido el de parada cardiorrespiratoria, pendiente de terminar el informe definitivo cuando lleguen los resultados de los análisis de laboratorio. Según informaron ayer fuentes aeroportuarias, el cadáver presentaba síntomas de aplastamiento en la cabeza y en el tórax.
Un joven muere en el tren de aterrizaje de un vuelo de Cuba.
Temperaturas de 50 grados bajo cero
El avión de Iberia en el que viajaba el joven -vuelo 6620- llegó a edificio satélite de la terminal T-4 sobre las 13.50 de ayer y, cuando el personal que atiende a la aeronave detectó la presencia del cadáver, avisó al Grupo de Policía Judicial de la Guardia Civil del aeropuerto de Barajas, que se ha hecho cargo de las investigaciones. La víctima fue hallada sin ropa en la parte superior del cuerpo en tren trasero de aterrizaje.
Las posibilidades de sobrevivir escondido en el tren de aterrizaje de un avión en vuelo son "prácticamente nulas" debido a la falta de espacio y a las bajas temperaturas, ha explicado a Efe el secretario del sindicato de pilotos Sepla y comandante de la flota Airbus 340 de Iberia, José María Iscar.
El trayecto entre La Habana y Madrid dura unas nueve horas y el tren de aterrizaje, además de ser un hueco con muy poco espacio, es una parte no presurizada del avión y alcanza temperaturas de hasta 50 grados bajo cero. Iscar ha señalado que las únicas posibilidades de detectar un "cuerpo extraño" en el tren de aterrizaje desde la cabina se limitan al caso de que en el proceso de replegado este no se completase. Ha puntualizado, además, que el polizón tuvo que colarse en el avión "durante la escala y en un momento de descuido del personal".
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