EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Publicado el miércoles 15 de septiembre del 2010
MIGUEL COSSIO: Ajustes al modelo
By MIGUEL COSSIO
El nuevo capítulo laboral del medioevo cubano, que se viene redactando desde hace meses, comienza así: De cómo puede ganarse la vida un trabajador privado en Cuba.
Limpiabotas, sereno, zapatero remendón, desmochador de palmas, trasquilador, ponchero, afinador de instrumentos musicales, carretonero o restaurador de muñecos y otros juguetes, son algunos de los 124 oficios que el ahora ``reformista'' gobierno revolucionario permitirá ejercer a trabajadores por cuenta propia, tan pronto como ponga de patitas en la calle a medio millón de empleados estatales a partir de veinte días hasta abril del 2011.
¿Se trata de una medida necesaria? Ciertamente, sí, como el aceite de ricino o la morfina, que no curan, sino alivian la situación del enfermo momentáneamente.
En cuanto salió el anuncio del desmoche, Estados Unidos dijo que había tomado nota de la decisión. El subsecretario para asuntos hemisféricos, Arturo Valenzuela, declaró que la medida demostraba el reconocimiento de las autoridades cubanas del fracaso del modelo económico. Valenzuela llegó a decir que daba la bienvenida a cualquier iniciativa que potencie el sector privado y permita a los cubanos establecer sus propias empresas.
Estamos de acuerdo en eso. En teoría. En los buenos deseos y en la retórica. Pero en la concreta, ésta es la realidad: el esquema de ``reformas'' proyectado por Castro es medieval. Consiste, sencillamente, en cambiarles a los cubanos las miserias estatales por las miserias privadas.
Los oficios por cuenta propia que se van a autorizar, como los gremios de zapateros remendones, cocheros, encuadernadores de libros, forradores de botones, arrieros o electricistas, representan una vuelta al precapitalismo, a la época feudal, no un salto al desarrollo.
¿Es mejor lo que viene que lo que ofrece Cuba hoy? Probablemente, sí. Pero no sacará al país del pozo. Reformar significa rehacer, en cualquier idioma, en cualquier estadio. Y la propuesta del régimen no busca el rediseño real de la sociedad cubana, sino la manutención de un clan en el poder. Lo que se proyecta es un modelo de capitalismo de Estado en su fase muy primitiva, bajo el cacicazgo autoritario de Castro. Esto no es la experiencia china o vietnamita.
¿Por qué lo hacen entonces? Algunos datos lo explican: en el 2008, el déficit comercial de la isla se disparó 65%; en el 2009, las exportaciones cayeron 23% y las importaciones de bienes de consumo 36%, lo que obligó a las autoridades a cerrar 24,700 comedores laborales y a entregar más de un millón de hectáreas de tierras ociosas a campesinos en usufructo. Un año después, más del 50% de las tierras permanece inactiva, sin producir un solo quintal de papa adicional. La libreta de racionamiento ha visto recortes en productos subsidiados, como la sal o el cigarro. Si bien el turismo ha mantenido la afluencia de visitantes, los ingresos han bajado 11% en lo que va del 2010. La compra de alimentos a Estados Unidos se ha desplomado 38% con relación al 2009.
Sin adentrarme mucho en otros efectos inmediatos, ``la reforma'' en curso tendrá que asumir políticamente los fenómenos sociales que van a generarse en una sociedad edificada bajo la pobreza del igualitarismo por cuota.
A la hora de las retenciones y los despidos masivos laborales, vendrá el choque con la realidad: el burócrata ha tenido hasta ahora un ingreso seguro, aunque ridículo. El limpiabotas o el restaurador de muñecos tiene que buscarse la comida día a día, en medio de la inseguridad. El burócrata ha tenido asegurado un supuesto retiro; el zapatero remendón depende de los zapatos que remiende para el futuro. ¿Qué pasará cuando la presión de la caldera social obligue al Estado totalitario a entregar nuevos espacios de poder económico?
En su discurso en Camagüey, el 26 de julio del 2007, Raúl Castro prometió producción de leche para casi todos los cubanos, lo mismo que su hermano Fidel había venido prometiendo desde 1962. Pasaron ya tres años y el general no cumplió. ¿Cuántos trabajadores de la ordeña y la cría de ganado vacuno por cuenta propia se necesitarán para cumplir con la tarea?
or otro lado, el asunto tampoco es sencillo para Estados Unidos. Aunque el jefe de la diplomacia hemisférica salude y ofrezca bienvenidas. Si los cubanos del exilio empiezan a enviar dinero a sus familiares en la isla con el propósito de que éstos levanten cabeza, por primera vez, como debe ser, ¿en qué lugar quedarían las interpretaciones del embargo, que hoy asegura Valenzuela no se contempla ni en lo más mínimo levantar?
Muchas incógnitas. Ajustes al modelo, diría el ministro cubano de economía, nada más. El capítulo apenas comienza y se llama: De cómo ganarse la vida en el medioevo cubano.
¿Se trata de una medida necesaria? Ciertamente, sí, como el aceite de ricino o la morfina, que no curan, sino alivian la situación del enfermo momentáneamente.
En cuanto salió el anuncio del desmoche, Estados Unidos dijo que había tomado nota de la decisión. El subsecretario para asuntos hemisféricos, Arturo Valenzuela, declaró que la medida demostraba el reconocimiento de las autoridades cubanas del fracaso del modelo económico. Valenzuela llegó a decir que daba la bienvenida a cualquier iniciativa que potencie el sector privado y permita a los cubanos establecer sus propias empresas.
Estamos de acuerdo en eso. En teoría. En los buenos deseos y en la retórica. Pero en la concreta, ésta es la realidad: el esquema de ``reformas'' proyectado por Castro es medieval. Consiste, sencillamente, en cambiarles a los cubanos las miserias estatales por las miserias privadas.
Los oficios por cuenta propia que se van a autorizar, como los gremios de zapateros remendones, cocheros, encuadernadores de libros, forradores de botones, arrieros o electricistas, representan una vuelta al precapitalismo, a la época feudal, no un salto al desarrollo.
¿Es mejor lo que viene que lo que ofrece Cuba hoy? Probablemente, sí. Pero no sacará al país del pozo. Reformar significa rehacer, en cualquier idioma, en cualquier estadio. Y la propuesta del régimen no busca el rediseño real de la sociedad cubana, sino la manutención de un clan en el poder. Lo que se proyecta es un modelo de capitalismo de Estado en su fase muy primitiva, bajo el cacicazgo autoritario de Castro. Esto no es la experiencia china o vietnamita.
¿Por qué lo hacen entonces? Algunos datos lo explican: en el 2008, el déficit comercial de la isla se disparó 65%; en el 2009, las exportaciones cayeron 23% y las importaciones de bienes de consumo 36%, lo que obligó a las autoridades a cerrar 24,700 comedores laborales y a entregar más de un millón de hectáreas de tierras ociosas a campesinos en usufructo. Un año después, más del 50% de las tierras permanece inactiva, sin producir un solo quintal de papa adicional. La libreta de racionamiento ha visto recortes en productos subsidiados, como la sal o el cigarro. Si bien el turismo ha mantenido la afluencia de visitantes, los ingresos han bajado 11% en lo que va del 2010. La compra de alimentos a Estados Unidos se ha desplomado 38% con relación al 2009.
Sin adentrarme mucho en otros efectos inmediatos, ``la reforma'' en curso tendrá que asumir políticamente los fenómenos sociales que van a generarse en una sociedad edificada bajo la pobreza del igualitarismo por cuota.
A la hora de las retenciones y los despidos masivos laborales, vendrá el choque con la realidad: el burócrata ha tenido hasta ahora un ingreso seguro, aunque ridículo. El limpiabotas o el restaurador de muñecos tiene que buscarse la comida día a día, en medio de la inseguridad. El burócrata ha tenido asegurado un supuesto retiro; el zapatero remendón depende de los zapatos que remiende para el futuro. ¿Qué pasará cuando la presión de la caldera social obligue al Estado totalitario a entregar nuevos espacios de poder económico?
En su discurso en Camagüey, el 26 de julio del 2007, Raúl Castro prometió producción de leche para casi todos los cubanos, lo mismo que su hermano Fidel había venido prometiendo desde 1962. Pasaron ya tres años y el general no cumplió. ¿Cuántos trabajadores de la ordeña y la cría de ganado vacuno por cuenta propia se necesitarán para cumplir con la tarea?
or otro lado, el asunto tampoco es sencillo para Estados Unidos. Aunque el jefe de la diplomacia hemisférica salude y ofrezca bienvenidas. Si los cubanos del exilio empiezan a enviar dinero a sus familiares en la isla con el propósito de que éstos levanten cabeza, por primera vez, como debe ser, ¿en qué lugar quedarían las interpretaciones del embargo, que hoy asegura Valenzuela no se contempla ni en lo más mínimo levantar?
Muchas incógnitas. Ajustes al modelo, diría el ministro cubano de economía, nada más. El capítulo apenas comienza y se llama: De cómo ganarse la vida en el medioevo cubano.
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