Por Judith Torrea
Ganadora Premio Gaset 2010
Cinco mil policías federales más, nueve muertos más
Los policías federales van llegando en aviones mientras un salón de eventos para niños es atacado con un autobús de pasajeros vacío a unas cuadras del Consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez. Son las 4 de la tarde del lunes 5 de abril y a esta ahora ya hay cinco muertos de los nueve del día.
El ataque fue estudiado, me dice un mesero que se salvó de las balas. Lo hicieron en el relevo de cambio de dos unidades de la policía federal que custodiaban el lugar desde hace unas semanas en la Avenida Ejército Nacional, una de las principales de la ciudad.
“Estoy asustado”, me dice el trabajador. “Salí al escuchar el ruido (del autobúes empotrándose en el edificio) y (uno de ellos) me hizo que me tirara el piso, y disparó”, añade junto al chófer del autobús que fue robado con unos 12 pasajeros dentro.
A pesar de la llegada de fuerzas federales para combatir el crimen organizado dentro de la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón, en Ciudad Juárez no sólo cada día hay más edificios que se suman al paisaje de negocios incendiados por no pagar la cuota de extorsión sino también 116 mil casas abandonadas, según datos del ayuntamiento. En estos últimos dos años la cifra de asesinados se ha disparado a más de 5 mil y en estos tres primeros meses del año hay más de 600, en una ciudad de, oficialmente, 1 millón 300 mil habitantes.
En los pasados días la Secretaría de Gobernación de México anunció una nueva estrategia a partir del lunes dentro de la llamada Operación Coordinada Chihuahua, que tiene dos operativos: uno, de seguridad pública y otro de combate contra el crimen organizado y el narcotráfico.
Los 1.200 soldados que hasta ahora patrullan las calles de Juárez con los policías municipales serán reasignados a tareas de lucha contra el narcotráfico y crimen organizado uniéndose a sus 3.800 compañeros.
Los 2.800 municipales y los 200 policías estales patrullarán con 5.000 policías federales que están llegando progresivamente a Ciudad Juárez para comenzar con sus tareas el jueves 7 de abril, según confirmó Enrique Torres Valadez, vocero de la Operación Coordinada Chihuahua, el nombre local para referise a la llamada guerra contra el narco del presidente de México Felipe Calderón con el Ejército.
“El Ejército no se va de Juárez “, afirma Enrique Torres. “Al Ejército
unicamente se le van a restituir las funciones que tenía al principio de la Operación Conjunta, que son principalmente el combate al crimen organizado y el narcotráfico“.
Aunque con la nueva estrategia se pretende “que venga una mejoría en la ciudad”, según Enrique Torres, otras voces tienen sus dudas.
"El narcotráfico, el crimen organizado y la seguridad pública en Ciudad Juárez son el mismo problema“, afirma el criminólogo Oscar Máynez, profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
“Todo indica que el Ejército y la Policía Federal van a seguir sin coordinar estrategias, y no creo que esta nueva estrategia vaya a ser muy efectiva ni vaya a ser la última”, añade.
Un señor me mira. Entre la cortina de humo de un día en donde el sol comienza a pegar con fuerza. Tiene los ojos en lágrimas. Es el chófer del autobús que ahora se está quemando en nuestros ojos. Fueron 50 mil pesos invertidos (unos 3.800 mil dólares) hace menos de dos meses. Pero lo peor fue el sentir a la muerte cerca, cuando iba llevando a 12 pasajeros y los dos chavos (chicos) subieron y se robaron su sueño.
En la noche, después de ver 6 cadáveres (3 en un mismo evento) y el último en una silla de ruedas, un vecino juarense me preguntaba si creía que iba a haber un solución para Ciudad Juárez. Le dije que no, que no la veía, que lo que temía es que este horror se extendiera con los años a todo México, un país que tiene un estado de derecho fantástico pero que no funciona por la corrupción en todos los niveles, la misma que lleva a hacer una ficticia guerra contra el narcotráfico sin controlar el lavado de dinero que ha convertido en ricos a algunos de los hombres más poderosos de la ciudad, del país. Le hablé de la desigualdad social y racismo que veo en este país (y que comenzó con los españoles) y le conté cómo en la tierra dónde yo vengo un director de un banco puede vivir en el mismo edificio que un trabajador de una fábrica. El se sorprendió como si aquello pudiera ser verdad, me miró a los ojos y me contó sus dolores: en su vida tiene menos amigos (en ataúdes), menos novias que han huído y menos trabajo. Ya ni está su restaurante favorito y salir en busca de uno es un riesgo mortal. Como él, hay miles que han perdido todo, hasta la esperanza.
Siento que mi querida Ciudad Juárez se desmorona. Y me gustaría poder hacer algo. Pero lo único que sé es vomitar esta injusticia que siento. En estas palabras. Cinco mil federales más... aquí en lugar de esperanza se siente terror: a ser extorsionado, secuestrado, asesinado.... y no pasará nada. La vida no vale nada en Ciudad Juárez. Unos 10 mil niños huérfanos de esta llamada guerra lo saben.
?Hasta cuándo esta guerra? Ciudad Juárez ya ha desaparecido del mapa turístico de El Paso, Tejas, la segunda ciudad más segura de EE.UU, a sólo unos metros de distancia, separada de tres puentes fronterizos. Como tarden mucho, esta ciudad que un día fue hogar de noches alegres para actores estadounidenses como Liz Taylor, John Wayne o Marilyn Monroe, desaparecerá del mapa de México. Sólo quedarán los muertos. Con sus fantasmas. Y los prostíbulos baratos de chavas adictas a la cocaína de Colombia en su paso a Estados Unidos, donde la consumen en paz.
Y lo que fue y lo que no existe.
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