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lunes, 9 de enero de 2017

Vampiros. El negocio de la sangre que el régimen oculta a los cubanos | Cubanet

El negocio de la sangre que el régimen oculta a los cubanos | Cubanet



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



SUECIA.- Los seres humanos podemos perder sangre por múltiples
razones que incluyen accidentes y cirugías, entre otras situaciones.
Para superar este problema, médicos, Estados y organizaciones civiles
solicitan a los ciudadanos donar sangre. En el caso cubano, la dictadura
ha hecho de la donación de sangre un deber revolucionario. En uno de
los diarios oficiales del régimen, el Granma, es común ver reportajes
dedicados a aplaudir a quienes donan sangre.

Las campañas cubanas han sido efectivas para promover que los
ciudadanos donen sangre. De acuerdo con fuentes oficiales cubanas, los
isleños realizan 400.000 donaciones voluntarias de sangre al año. La
propaganda socialista no comunica a sus ciudadanos que ha montado un
negocio de la sangre. En esta labor de alentar a los cubanos a permitir
que su sangre sea extraída voluntariamente están los Comités de Defensa
de la Revolución (CDR), grupos de civiles que ejercen trabajos de
vigilancia para el régimen.

Además de las donaciones voluntarias, el sistema de salud público
(único posible en la isla) obliga a que en toda cirugía los pacientes
donen sangre. Pareciera que la dictadura planea de forma acertada
mantener reservas de sangre suficiente para sus ciudadanos. Sin
embargo,el régimen castrista ha hecho de la sangre un negocio redondo a
costa del civismo, y posiblemente del sufrimiento de algunos cubanos. El
gobierno cubano, que condenó la iniciativa privada en la isla durante
años, hizo de la venta de sangre un negocio redondo.

Negociar con la sangre no es repudiable, no obstante, el régimen de
la isla esconde a sus ciudadanos qué pasa con la sangre que se les
extrae. Este hecho también demuestra cómo el régimen cubano ha
empobrecido a un país que durante la década de los cincuenta fue de los
más ricos de América Latina en términos de PIB.

Más grave aún resulta el hecho de que organizaciones médicas y
cívicas internacionales aseguran que en la isla caribeña se extrae
forzadamente sangre de condenados a pena de muerte para su
comercialización. Estas acciones van en contra del Código de Ética para
la Donación y Transfusión de Sangre de la Sociedad Internacional de
Transfusión de Sangre. Según dicho código, los donantes de sangre deben
diligenciar un consentimiento informado manifestando su voluntad de
donar.

Historia del negocio de la sangre del régimen cubano

Hacia la década de los sesenta el régimen cubano comenzó a extraer
forzadamente sangre de sus presos. Cuba copió así el modelo de la
República Democrática de Alemania (RDA), la Alemania socialista. Según
reportes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el
régimen cubano extrajo sangre de varios condenados a muerte.

No sólo eso, en esa misma década, la CIDH también reportó casos de
familiares de condenados a donar sangre. Si lo hacían, se les permitía
visitar a sus familiares detenidos y condenados. Según el mencionado
reporte, el régimen cubano vendía la sangre obtenida a Vietnam. El
precio, entonces, era de USD $50 por pinta de sangre (medio litro).

Cuba Archivo señala con nombres propios los casos de sentenciados a
muerte a quienes se les extrajo sangre de forma forzada. Entre los casos
reportados por la mencionada organización destacan varios líderes
anticomunistas como Juan Pérez Cabrera, Elizardo Santana Bonilla, Robert
Fuller (ciudadano norteamericano) y Ángel Moisés Ruíz Ramos.

Durante los años ochenta el régimen cubano cerró las puertas a la
llegada de sangre proveniente de otros países. La excusa oficial: evitar
el contagio de SIDA. Sin embargo, según Cuba Archivo, el comercio de
sangre cubana continuó durante dicha década.

El negocio de la sangre del régimen cubano en la actualidad

En 2012 el diario uruguayo El País reportó que el negocio de la
sangre representó el primer producto de exportación de Cuba hacia
Uruguay. Según el periódico uruguayo, la República Oriental pagó unos
USD $0,9 millones por el mencionado producto.

Según el Observatory of Economic Complexity (OEC) el negocio de la
venta de sangre humana y animal de Cuba le reportó al país unos USD
$31.3 millones. Los principales compradores de sangre que vende el
régimen cubano son Argentina, Brasil, Sudáfrica y Colombia.

Argentina compró un 35 % del total de la sangre cubana vendida;
Brasil un 14 %, Sudáfrica 8,6 % y Colombia 8,1 %. En años anteriores el
principal comprador del producto vendido por el régimen cubano fue
Venezuela.

En 2014 la sangre humana y animal que vendió Cuba representó un 1,8% de las exportaciones del país.

¿Libertad para qué?

En las democracias liberales la información fluye con libertad. Las
organizaciones civiles investigan al Estado y denuncian a sus gobiernos
cuando cometen actos ilegales. De igual forma, la labor de la prensa en
el mundo libre debe ser la de denunciar los excesos del poder del
Estado. A su vez, los Estados en las democracias liberales tienen el
deber de informar con transparencia a sus ciudadanos.

En Cuba la libertad de asociación está fuertemente restringida. En la
isla caribeña, un régimen que supuestamente defiende los derechos de
los trabajadores, no existe libertad para crear sindicatos. Tampoco
existe la libertad de crear partidos políticos independientes. Por su
parte, el régimen es dueño de todos los medios masivos de comunicación y
del acceso a Internet.

La dictadura, que controla todos los poderes del Estado, difícilmente
publica datos confiables sobre su actuar, impide que los ciudadanos
escrutinen su actuar. En las condiciones actuales, investigar qué hay
detrás del negocio de la sangre en Cuba es una labor quijotesca.

La donación de sangre es un acto de humanismo y civismo. Sin embargo,
los donantes deberían tener la posibilidad de saber qué pasará con su
sangre. El gobierno cubano no es transparente con los donantes. Por otra
parte, nadie debería ser obligado a donar sangre. El régimen cubano
tampoco permite el derecho de algunos de sus presos a decidir sobre sus
sangre.

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