EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
¿Dónde está Robertico?
Esta es la pregunta que muchos se hacen desde los sucesos del Protestródromo, donde el músico cubano Roberto Carcacés metió una descarga de las buenas.
Lo primero que pasa en estos casos es un silencio que da miedo… al reprimido y al represor (por motivos harto diferentes). Aunque no se hayan tomado medias físicas, Robertico sabe cuáles son las herramientas de tortura. Nada más le han dicho que no actuará más por un tiempo. Pero él sabe con qué alicate se amarran las mordazas a la boca, cuál es la sustancia que te untan para que apestes a mil leguas y ni siquiera algunos colegas de tu propia banda se te acerquen por la casa.
Le sucedió hace poco al pintor Pedro Pablo Oliva, le ha sucedido en menor o mayor medida a Pablo Milanés, Orlando Luis Pardo Lazo, a Ana Luisa Rubio a Rafael Alcides y Antonio José Ponte. María Elena Cruz Varela y Carilda Oliver no corrieron mejor suerte; Antón Arrufat, Fausto Canel, Marcos Miranda, Cundo Bermúdez y Reinaldo Arenas vivieron un infierno florecido de espinas cuando a su modo también dijeron como Robertico: “Quiero/ acuérdate que siempre quiero”.
Hay una distancia grande entre los poemas por los que José Mario fue a los campos de trabajo forzado y esta timba con swing que parecía que el líder de Interactivo le iba a dedicar a los 4 espías que quedan presos en cárceles de Estados Unidos… o cinco, porque Ana Belén Montes está presa por la impericia del aparato de inteligencia castrista.
En esta ocasión no se trata de un documental como PM, una revista como Diásporas, la intimidad trovadoresca de Pedro Luis Ferrer o la crudeza de Lichi Diego, informando contra sí mismo (y la familia, los socios y el copón divido). El acabose vino bajo el Monte de las banderas (jijijijij, ta’ bueno eso), con la SINA de fondo, presidido por el espía libre y el cuento de las tiritas amarillas. Fiesta y pachanga, lo mejor de la juventud comunista bailaba y gritaba contra el presidente Obama y el aguafiestas de Robertico se apreció con la nota prieta, la pata de palo, la tira roja, la brujería y el mondongo criollo.
Hace unas semanas expulsaron al poeta Rafael Vilches de una institución cultural por juntarse con desafectos al gobierno. Ángel Santiesteban recibe un premio de novela en prisión, el Pen Club de Escritores en Cuba sigue funcionando aunque sea en la apretada sala de la casa del Johny Febles y Alina Guzmán Tamayo continúa haciendo unos performances buenísimos desde Alamar, sin la ayuda de nadie, según me ha contado.
Robertico va a aparecer y los que amamos la música de loco irremediable que hace con Interactivo (o sin los socios) cantaremos: “Quiero/ acuérdate que siempre quiero”.
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