The Associated Press
WASHINGTON (AP) " Un estadounidense encarcelado en Cuba desde diciembre del 2009 por llevar equipo de comunicaciones a la isla quería que le aseguraran que lo que estaba haciendo era legal, pero su co...
WASHINGTON (AP) " Un estadounidense encarcelado en Cuba desde diciembre del 2009 por llevar equipo de comunicaciones a la isla quería que le aseguraran que lo que estaba haciendo era legal, pero su compañía le dijo que no preguntara a funcionarios cubanos, afirmó el lunes su esposa.
"Si algo ocurre, estarás afuera en dos días; no te preocupes", comentó Judy Gross que le dijo a su esposo Alan un compañero de trabajo cuando manifestó preocupación sobre el viaje.
El sábado se cumplirán dos años desde que Alan Gross, de 62 años, fue arrestado en Cuba. El ex residente de Maryland fue sentenciado a 15 años en prisión y su caso se ha convertido en un asunto permanente en las conferencias entre ambos países, los cuales no tienen relaciones diplomáticas.
Judy Gross dijo que en el último año ella ha pensado en dos ocasiones que su esposo podía poder regresar a Estados Unidos; en ambas ocasiones fue desilusionada.
"Los cubanos dicen una cosa un día y cambian de opinión al siguiente", señaló Gross, quien tuvo que vender la casa de la pareja y ahora vive en Washington.
Gross rara vez ha hablado sobre la situación de su esposo, dando entrevistas sólo ocasionalmente y esperando que el caso de su esposo transcurra a través del proceso judicial cubano. Contrató a un prominente litigante de Washington quien le aconsejó que no dijera mucho debido a la delicadeza del caso, pero el lunes admitió que permanecer en silencio "no funcionó".
Gross señaló en una entrevista que su esposo pidió a la compañía para la cual estaba trabajando que se pusiera en contacto con el gobierno cubano para que aprobaran su trabajo de establecer el servicio de internet para la pequeña comunidad judía de la isla.
Pero la empresa Development Alternatives Inc., con sede en Maryland, se negó a contactar a funcionarios cubanos y no le permitió a él ponerse en contacto con nadie tampoco, indicó ella. Por separado un compañero de trabajo le dijo que no se preocupara sobre el proyecto, agregó.
Steven O'Connor, un vocero de DAI, dijo en un comunicado que Gross "diseñó, propuso e implementó su trabajo" para la compañía, la cual tenía un contrato gubernamental para un proyecto de fomento a la democracia en la isla comunista. Gross era un subcontratista de la empresa, la cual tenía un contrato financiado por la Agencia para el Desarrollo Internacional, entidad estadounidense.
Judy Gross dijo que su esposo cree que fue engañado por la compañía.
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