julio 19, 2011 @ 5:44 pm › antunezcuba
↓ Deja un comentario
La idea fue espontánea o como se dice no estaba en el programa. Había
que responder a tanta represión, asedios, arrestos y encarnizada
persecución contra los que intentaban llegar a la casa. Éramos ya casi
veinte activistas que pudieron burlar el cerco y penetrar en la casa.
Fuimos más opositores que cazuelas a tocar; imposible salir por
calderos, pues no solo el alimento escasea en la Cuba de hoy. Con ese
entusiasmo y decisión éramos más que suficientes para estremecer la
ciudad y romper el silencio de la noche y así lo hicimos. Multitudes
de personas en las esquinas observaban, pero no para reprimirnos, sino
para ser testigos cercanos de la que se a convertido ya en una
importante y poderosísima herramienta de protesta de los cubanos. De
nada valieron a los represores los alto parlantes con música a todo
volumen en los patios de la dulcería Silverio que colinda por el fondo
con el patio de mi casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario