12 febrero 2003.- El juicio contra los opositores pacíficos Orlando Zapata Tamayo, Raúl Arencibia Fajardo y Virgilio Marantes Guelmes, fue suspendido a última hora, según funcionarios del Tribunal
Popular Municipal de 10 de Octubre comunicaron a la licenciada Amelia Rodríguez Cala, abogada que representa a los tres acusados. Es la tercera vez que en dos meses es suspendida la vista oral.
Zapata, integrante del Movimiento Alternativa Republicana, y Arencibia y Marantes, miembros del Movimiento 24 de Febrero, que esperan ser juzgados por supuestos delitos de desorden público y desobediencia, enfrentan una petición fiscal de 3 a 4 años de privación de libertad. Fueron detenidos el 6 de diciembre de 2002 junto al doctor Oscar Elías Biscet y otros opositores, cuando se disponían a efectuar un conversatorio sobre derechos humanos, evento que fue impedido por un operativo de la Seguridad del Estado y fuerzas de la Policía Nacional Revolucionaria.
Los opositores permanecieron casi tres meses detenidos en prisión preventiva en la cárcel de Guanajay. Reina Luisa Tamayo Danger, la madre de Zapata Tamayo, declaró que su hijo recibió varias golpizas durante su estancia en esa cárcel.
Según un informe dado a conocer el 29 de enero de 2003, Amnistía Internacional reconoció a Orlando Zapata Tamayo, Miguel Sigler Amaya, Rolando Jiménez Pozada y Rafael Millet Leyva como prisioneros de conciencia. Con este reconocimiento, hasta la fecha suman 84 los prisioneros de conciencia, lo que convierte a Cuba en el país con más alto número de presos con esta categoría en el hemisferio occidental.
20 febrero 2003.- El paradero del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo se desconocía hasta horas de la noche del sábado 21 de febrero, denunció desde La Habana su madre, Reina Luisa Tamayo.
Dos madres de presos políticos en la cárcel de Guanajay, comunicaron a la señora Tamayo que habían visto cómo se llevaban a Zapata a un lugar indeterminado, el 19 de febrero. “He realizado varias gestiones para saber dónde está mi hijo. Él tenía visita este 23 febrero, ahora estamos desesperados. Yo tengo mis creencias religiosas y he soñado que a mi hijo le pasarían cosas malas”.
Reina Luisa dijo que a Zapata lo quieren procesar por otra causa no precisada, porque el 12 de febrero, a la abogada defensora, Amelia Rodríguez, un miembro de la sala del Tribunal de 10 de Octubre le preguntó si ella sabía que Tamayo tenía otra causa. Hasta el 20 de febrero, ningún funcionario de la Dirección de Cárceles y Prisiones del Ministerio del Interior había informado a sus familiares el traslado del prisionero político y de conciencia.
28 febrero 2003.- Orlando Zapata Tamayo mostró a su madre las marcas de torturas físicas recibidas el 26 de febrero, durante una visita que ésta le realizara a la prisión de Guanajay. Reina Luisa Tamayo Danger logró ver a su hijo el 26 de febrero, luego de varias horas de intensa búsqueda.
“Estoy sufriendo mucho, me han partido el corazón al ver cómo mi hijo tiene rayones (arañazos) en las manos, en el cuello, en los pies… Huellas de la injusticia que han cometido, lo están tratando como si fuera un criminal. Tiene toda la boca desbaratada ya que según me contó, lo amordazaron, le metieron un trapo con tres nudos y luego una linterna en la boca, para que no gritara ‘Vivan los derechos humanos’. Esto se lo hicieron en 100 y Aldabó, donde fue trasladado en dos oportunidades por orden del Jefe de la Seguridad del Estado.
Tamayo Danger dijo que su hijo le contó que cuando lo reingresaron en la prisión, y luego de 17 horas sin haber ingerido alimentos, encadenado y en un cuarto refrigerado, un coronel le ofreció un pan con jamón y una naranja, con el objetivo de fotografiarlo comiendo. Zapata rechazó los alimentos.
“Una vez más, mis santos me están dando pruebas de que me acompañan en este cautiverio”, expresó la señora Tamayo, luego de conocer lo que su hijo le relatara: que mientras se encontraba esposado y orando, con esposas (grilletes) en sus manos y en los pies, éstas se abrieron solas. Los gendarmes le preguntaron cómo lo había hecho, Zapata les respondió que gracias a sus oraciones, y le pusieron más esposas.
“Trata de hacerlo de nuevo”, le dijeron los militares. “Y logró hacerlo, dando vueltas en el piso”, Fue algo asombroso para los carceleros, quienes le dijeron: “Contigo no se puede”, expresó su madre.
26 marzo 2003.- Orlando Zapata Tamayo fue trasladado de Villa Marista, cuartel general de la Seguridad del estado, para la prisión de Quivicán. Zapata fue uno de los detenidos el jueves 20 de marzo de 2003, en el otrora apartamento del opositor, ya fallecido, Jesús Yánez Pelletier, en Humboldt 7 entre O y P, La Rampa.
Al amanecer del 20 de marzo, la policía política puso fin al ayuno en pro de la libertad de Oscar Elías Biscet y todos los presos políticos cubanos, organizado por la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba. Entre los ayunantes detenidos, además de Zapata Tamayo, se encontraban Martha Beatriz Roque Cabello, René Gómez Manzano, Félix Bonne Carcassés, Nelson Molinet Espino y Nelson Aguiar Ramírez.
Zapata había sido liberado el 8 de marzo de 2003, después de permanecer 3 meses en la prisión de Guanajay, donde fue confinado tras ser detenido con Oscar Elías Biscet, Raúl Arencibia Fajardo y Virgilio Marantes Guelmes. Al enterarse de esta nueva detención, la madre de Zapata, Reina Luisa Tamayo Danger, inmediatamente viajó desde Banes a la capital, a donde llegó el lunes 24 de marzo.
“Cuando llegué a La Habana me dirigí a Villa Marista, donde me dijeron que tenía visita el martes 25 a las 2 de la tarde. Cuando llegamos, su hermana, mi esposo, quien lo crió, y yo, me dijeron que no estaba, que por su expediente lo trasladaron para Quivicán”.
9 abril 2003.- En una carta de fecha 2 de abril, Orlando Zapata Tamayo dio a conocer los atropellos que sufre por parte de los carceleros en la prisión de Quivicán.
“Yo estaba acostado y el oficial (coronel Benito Alfaro, jefe de cárceles y prisiones en la provincia La Habana) gritó: Firme! Al no levantarme a su mandato, me preguntó por qué no acataba sus órdenes. Soy un reo político, le manifesté, y no reconozco a la policía política interna y jamás me acogeré al plan reeducativo”.
Cuando el alto oficial dijo que Zapata era un ‘contrarrevolucionario’, éste le contestó que ese adjetivo sólo podía aplicarse a quienes “estancaban la cultura de derecho de un pueblo por el que nosotros luchamos”. Antes de retirarse, el coronel le dijo: “Si algo pasa en Cuba, nos vamos a matar todos juntos”, a lo que Zapata contestó: “Morir por la patria es vivir. Vivan los derechos humanos”.
12 agosto 2003.- El prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo, uno de los ayunantes de Humboldt 7, detenido y encarcelado el 20 de marzo, se pronunció a favor de una huelga general de todos los presos políticos en la isla, según diera a conocer Santiago Dobouchet, un periodista independiente encarcelado por el supuesto delito de desacato.
“Zapata Tamayo se encuentra ‘plantado’ (en rebeldía) desde su confinamiento en la prisión de Quivicán. Zapata señaló que la huelga general indefinida es la última alternativa desde nuestra posición, para contrarrestar la ferocidad represiva de una tiranía colapsada, que está asesinando a nuestros hermanos impunemente”.
De acuerdo con Dobouchet, Zapata había transmitido a las autoridades políticas del penal que su postura “tenía fundamentos sobrados, dada la injusta encarcelación de 75 compatriotas, acusados de querer subvertir el orden constitucional, lo cual es una rídicula patraña del régimen ilegítimo de Fidel Castro”.
25 septiembre 2003.- Reina Luisa Tamayo Danger teme que su hijo, Orlando Zapata Tamayo, haya sido golpeado por los guardias de la prisión, porque cuando fue a visitarlo, le negaron la visita. También señala que se negaron a aceptar los alimentos que le llevó. Y añadió: “Parece que quieren dejarlo morir de hambre, pues saben que él solamente come lo que yo le llevo”.
Al ser detenido, el 20 de marzo, a Zapata lo condujeron a Villa Marista, después a la prisión de Quivicán y actualmente se encuentra en la cárcel de Guanajay, donde lo visitó su madre. Según Reina Luisa, los carceleros de su hijo le dijeron que habían aparecido carteles con consignas antigubernamentales en la planta baja del edificio, y Zapata Tamayo se los atribuyó, expresando que lo había hecho para solidarizarse con sus hermanos de lucha presos en todo el país. Ella quiere llamar la atención de las autoridades cubanas y de los organismos internacionales por los maltratos que sufre su hijo en prisión.
24 marzo 2004.- El prisionero político y de conciencia Orlando Zapata Tamayo, encarcelado desde marzo de 2003 y que forma parte del Grupo de los 75, el 23 de marzo de 2004 se ‘plantó’ (declaró en rebeldía) en la prisión de Guanajay, en solidaridad con Luis Moreira Ávila, un preso común que se encuentra en condiciones críticas de salud, por haberse declarado en huelga de hambre, en protesta porque lo mantienen en prisión, acusado de un supuesto delito de sacrificio de res, sin que existan pruebas en su contra.
18 abril 2004.- Reina Luisa Tamayo Danger, pidió en La Habana la liberación de su hijo, acusado por la Seguridad del Estado del supuesto delito de desorden público.
“Pido que el gobierno cubano ponga en libertad a mi hijo, Orlando Zapata Tamayo, injustamente preso desde el 20 marzo de 2003. Durante todo ese tiempo, la Fiscalía le señaló juicio en cuatro ocasiones consecutivas, pero en ninguno de los casos las autoridades carcelarias lo presentaron ante el Tribunal. Si no le van a hacer juicio, entonces que lo pongan en libertad”.
Durante su confinamiento, Zapata Tamayo ha sido golpeado por sus carceleros y hostigado por presos comunes en decenas de ocasiones, por su actitud contestaria en favor de la libertad de los presos políticos y por la defensa de los derechos humanos.
22 abril 2204.- En la prisión de Guanajay, el prisionero político y de conciencia, Orlando Zapata Tamayo recibió una golpiza que le produjo dos heridas en los labios y el párpado inferior del ojo derecho, por la defensa de los derechos de un preso común que estaba siendo golpeado. Zapata fue encerrado en una celda durante 21 días. Estando esposado, le tiraron cubos de agua, para que no pudiera sentarse ni acostarse en el piso.
Hace unos días, Zapata escribió con su sangre ‘Abajo Fidel’ en una carta que envió al opositor Enri Saumell Peña, del Movimiento Alternativa Republicana. “Queridos hermanos míos de la oposición interna de Cuba, tengo muchas cosas que decirles, pero no he querido hacerlo por papel y tinta, pues espero ir a ustedes un día cuando nuestra patria sea libre y sin dictadura castrista. Vivan los derechos humanos, con mi sangre les escribí, para que la guarden como parte del salvajismo de que somos víctimas el presidio político Pedro Luis Boitel”, escribió en la misiva a Saumell.
Orlando Zapata Tamayo fue encarcelado por primera vez el 6 de diciembre de 2002, bajo cargos de “desorden público” y “desacato”, con el Expediente No. 15244/2002, y hasta la fecha, no le habían celebrado juicio. Más de la mitad de su estadía carcelaria la ha vivido en celdas de confinamiento solitario, y ha recibido golpizas que le han dejado secuelas en su cuerpo y su dentadura.
27 abril 2004.- El 15 de abril de 2004 al prisionero político y de conciencia Orlando Zapata Tamayo, le fueron ocupadas dos revistas Lux por el coronel Wilfredo Velázquez, director del penal de Guanajay y por un oficial de control nombrado Leonel.
Cuando Zapata reclamó la devolución de las revistas, le propinaron una golpiza que le causó partiduras de la boca en cuatro partes, y fue esposado y tirado en el piso. En respuesta, se declaró en huelga de hambre.
La revista Lux es confeccionada por la Federación Sindical de Plantas Eléctricas, Gas y Aguas de Cuba en el Exilio. Es de destacar que el juicio de Zapata Tamayo ha sido suspendido en cuatro oportunidades.
12 mayo 2004.- Orlando Zapata Tamayo, recluido en la prisión de Guanajay, fue golpeado por agentes de cárceles y prisiones, denunció de La Habana su madre, Reina Luisa Tamayo, quien además fue expulsada de la prisión por el jefe del penal.
Según la señora Tamayo, durante la última visita familiar, su hijo le comunicó que el 4 de mayo, había sido despertado por un oficial a las 3 de la madrugada, con el objetivo de entrevistarse con un capitán. Luego fue esposado y le rociaron una sustancia química en los ojos. Le maltraron así para poder cortarle el cabello, pues al día siguiente se esperaba una comitiva de la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones.
Esa visita familiar se realizó en la oficina del jefe del penal, Wilfredo Velázquez, y allí Zapata le mostró a su madre las rajaduras en la cabeza que recibió. “Cuando nos comentaba lo que le habían hecho, vino un oficial y le puso las esposas a mi hijo y ante mis ojos lo arrastraron hacia la celda de castigo conocida como La Torre. Comencé a gritarles que eran unos abusadores, unos sinvergüenzas, y el jefe del penal me dijo que, a partir de ese momento, no podría visitar más a mi hijo, ya que yo también era pagada y comprada por los Estados Unidos. Di dos piñazos (golpes) en la mesa del jefe del penal y le dije que si delante de mí hacían eso a mi hijo, qué no le harían cuando yo me fuera. Velázquez ordenó que nos expulsaran del penal y que llamaran a un carro patrullero, para acusarnos de alteración del orden. Como cuarenta militares nos gritaban ‘Lárguense de aquí’. Yo escuchaba a mi hijo dar gritos de ‘Vivan los derechos humanos’ y ‘Abajo Fidel Castro’.
La familia de Orlando Zapata Tamayo teme por su integridad física y su vida, y acusa al gobierno cubano de ser los máximos responsables de lo que le pueda suceder. Zapata, que fue arrestado durante la ola represiva de marzo de 2003, aún no ha sido condenado y la vista del juicio oral se ha suspendido en cuatro oportunidades.
16 mayo 2004.- Encarcelado y pendiente de la celebración del correspondiente juicio, desde hace más de un año se encuentra el prisionero político y de conciencia Orlando Zapata Tamayo. En protesta por esa irregularidad, ha dejado de consumir los alimentos brindados por el penal, decisión que provocó que fuera trasladado a una celda de castigo.
Pendientes de juicio en la misma causa se encuentran también Raúl Arencibia Fajardo y Virgilio Marante Guelmes, y quienes han sido citados, ya por quinta vez, para el 18 de mayo.
29 junio 2004.- Durante el mes de abril y principios de mayo apareció propaganda contra el régimen en la cárcel de mayor rigor de Guanajay, distante a unos 70 kilómetros al suroeste de la capital. Igualmente han aparecido críticas a las autoridades del penal, por la mala y escasa alimentación a los reos.
En esta cárcel se encuentran cumpliendo sanciones varios presos políticos, entre ellos, Orlando Zapata Tamayo, Osvaldo Alfonso, Efrén Fernández, Marcelo López y Héctor Larroca.
Según fuentes provenientes del penal, Zapata Tamayo ha recibido varias golpizas de sus carceleros. El 3 de mayo de 2004, Zapata fue sancionado a tres años de privación de libertad por el Tribunal Municipal de 10 de Octubre. Su abogada defensora, Amelia Rodríguez Cala, apeló ante el Tribunal Provincial de La Habana. (Continúa)
Fuentes: Cubanet y Payo Libre
Recopilación: Tania Quintero
Diseño gráfico: Carlos Moreira
"A la gerontocracia cubana no le ha bastado con matar a Orlando Zapata Tamayo. Se ha lanzado, además, alegremente, a la tarea de ensuciar su memoria, lo que equivale a matarlo dos veces.
En la novela de Ray Bradbury Fahrenheit 451 hay un cuerpo de bomberos que, en lugar de apagar fuegos, los encienden para quemar libros. Es difícil no recordar esta macabra inversión de los términos al leer la vileza perpetrada por un Enrique Ubieta en ese vocero de la tiranía que es el diario cubano Granma. El gacetillero escribe con motivo de la muerte por inanición del preso Orlando Zapata Tamayo, de la que se hace eco, al fin, cuatro días después del suceso. Si en las sociedades libres el papel de un periodista consiste en informar y puede ocasionalmente prestar el inapreciable servicio de denunciar los abusos del poder, en Cuba se convierte en el más cruel de los burócratas, encargado de una tarea aún más sucia que la de los represores de pistolón al cinto. El régimen de los Castro –Raúl figura; la momia de Fidel sigue controlando– usa a este sicario Ubieta, a quien llamar periodista es un ultraje para la profesión, para que ni siquiera muerto Zapata les moleste, para enterrar en basura su cadáver. Con mentiras en las que nadie, absolutamente nadie, cree, dentro o fuera de Cuba, porque su propósito no es convencer o informar, sino humillar, tratar hacer a toda la isla cómplice del régimen."