EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Habló Raúl Castro en el congreso comunista en Cuba. Casi todo retorica y justificaciones, en ese estilo particular con que los pseudorevolucionarios isleños suelen decir las cosas, con esa mezcla de fingida humanidad y de soberbia tremenda que los caracteriza.
No obstante, algunos puntos interesantes que pueden dar una cierta idea de cómo irán las cosas en el futuro para Cuba:
Castro II habló de un consenso social en aras de establecer cambios. Criticó duramente a la libreta de abastecimiento, símbolo del colectivismo isleño, y la calificó de “carga insoportable para la economía” al mismo tiempo que le atribuía un “nocivo carácter igualitarista”. Nunca antes en la isla la nomenclatura de la dictadura se había atrevido a criticar la máxima que, al menos propagandísticamente, ha animado a todo el proceso político del castrismo. Pero no se trata de una nueva vocación democrática de Castro II y el resto de sus secuaces. Esto es pragmatismo, señores. Simplemente.
En la misma cuerda Castro describió a la economía cubana como “modelo excesivamente centralizado” y habló de una futura “descentralización”, pero sin renunciar a la planificación económica como estrategia principal. Imposible descentralizar una economía atenazándola con proyectos y regulaciones, así que nadie espere una Cuba democrática ni siquiera en lo económico, pues esos no son los planes de la dictadura que rige. Planificación para no perder el poder es lo que cabe en este caso. Eso, a pesar de una afirmación que, venida de otro, podría ser señalada como burguesa y contrarrevolucionaria: “[la centralización] conspira contra el desarrollo de la iniciativa en la sociedad”. Que luego de medio siglo Castro II suelte algo así sin inmutarse, sin sonrojarse siquiera, solo puede causar repugnancia y hasta una furtiva sonrisilla.
Raúl Castro, el general presidente, se explayaría luego sobre el proceso “planificativo” que regirá a la economía de la dictadura, anunciando un férreo control estatal de las actividades productivas a través de grupos jurídicos y organismos especializados. Nada, que la barca no despega de la orilla. ¿Pero acaso alguien esperaba cosa diferente?
Algo interesante, que llamó mucho mi atención porque de cierta forma significa un reconocimiento implícito por parte de la dictadura de que el castrismo no es tolerado de igual manera por todos los cubanos de la isla, fue aquella afirmación de Castro II en la que dice que no se implementarán terapias de choque “en contra de los más necesitados, que son los que apoyan a la revolución con más firmeza”. Es decir, es la masa, la chusma de siempre quien boga y aboga por la llamada “revolución”. ¿Y el resto? También esto es una aceptación de que el igualitarismo en Cuba no es más que un mito, una mentira ruin. Eso está claro.
Todo el tramo final de la comparecencia de Castro II estuvo enmarcado en el típico y tradicional estilo discursivo revolucionario cubano, esa mezcla de koljoz sindicalista ruso y de nacionalismo a lo Chivás, a pesar de un llamado a evitar “triunfalismos” y “estridencias”. Entre citas constantes a su hermano Fidel, relegado a la categoría de mesías de la revolución, Raúl empleó una retorica agresiva en contra del gran chivo expiatorio del castrismo, los Estados Unidos, y dio un espaldarazo (que no deja de ser un reconocimiento explícito de complicidad) al cardenal de La Habana Jaime Ortega y a la iglesia católica y al ex canciller español Moratinos por mediar en el proceso de destierro de prisioneros políticos cubanos durante el proceso de “neo Mariel” que acaba de culminar hace unos días.
En resumen, nada demasiado nuevo bajo el sol de la llamada revolución cubana. Más inmovilismo, discretas aperturas de carácter pragmático y no ideológico y sobre todo, un fuerte pronunciamiento de la cúpula gobernante de que se aferrará al poder a como dé lugar, aunque para ello el compañero Vladimir Ulianov tenga que revolcarse en su tumba. Pero es que así ha sido siempre, desde aquel mes de enero de 1959.