BALCON AL CARIBE Headline Animator

La Hora en Cuba

Da Click en los Anuncios para Ayudar al Mtto de este Blog. Gracias

Marti por siempre!!

Marti por siempre!!
Marti por siempre!

sábado, 20 de noviembre de 2010

JUAN JUAN ALMEIDA UN GRAN MENSAJE DESDE EE.UU

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO


La historia de Estados Unidos, como también la de Cuba, ambas tienen dos versiones -Gina Sosa, la hija de un Coronel.



JJ   En la escuela me enseñaron que “el orden de los factores pocas veces altera el producto”. Hoy se me antoja empezar por donde debería terminar. ¿Cómo y dónde te enteraste que las autoridades cubanas no te permiten la entrada a Cuba, tu país?
GS   Fue curioso. Hace aproximadamente un par de años atrás, una buena amiga cubana, llegada en el 92, tenía una tía enferma en Cuba y sus padres no querían regresar a la Isla. Mi amiga estaba muy preocupada, por la salud de la tía  y me pidió que la acompañara al consulado cubano en Washington para realizar los trámites de su viaje. Ahí me enteré que únicamente los cubanos salidos de Cuba antes del 71, pueden viajar al país sin pasaporte cubano. Si llegó después de 1971 es necesario pasaporte vigente y habilitado, aun teniendo otra ciudadanía. Cómo – le dije – yo no entiendo eso. Pero igual la acompañé, es una magnifica amiga, y Washington DC es una ciudad fascinante.
 El consulado es un lugar horrible, plagado de fotos de Fidel y El Che Guevara. Me parece una cosa increíble, vergonzosa y chocante, pedir permiso para entrar a tu país y ser tratado como un perro y alucinante que mi amiga tuviera la ineludible obligación de explicar los motivos de un viaje por privados que estos fueran.
En tan extraño contorno, me picó la curiosidad y quise saber  los requisitos a cumplir  para visitar La Habana, yo salí de Cuba en 1959 y así se lo dije al señor. Me miró de arriba abajo como viendo a una marciana, y después de preguntar un montón de cosas raras, entró a una pequeña oficina, regresó con varios papeles, y poniendo  mirada de película de horror, dijo “Georgina Isis Sosa, necesito el pasaporte con el que usted entró a este país.
 Imagínate tú, en 1959 yo tenía dos años, ¿cómo voy a saber dónde está ese pasaporte? No le pude contestar, lo miré como diciendo “Pero usted está loco”. Aquel hombre parece que recapacitó y quiso arreglar su disparate, entonces respiró y me dijo: Su apellido se conoce en nuestra patria. Yo puedo averiguar quien fue su padre, ya sabrá usted que con ese apellido, no la dejaremos entrar. Si usted quiere correr el riesgo de entrar a Cuba, es su problema, yo no le garantizo seguridad.
La efusiva explicación me dejó algo sorprendida, y más cuando luego el señor se dirigió a mi  amiga diciendo, “Y usted señorita, por andar con estos gusanos, vino a este  país. Fíjese, si se hubiese quedado en su patria, ahora sería doctora”.
JJ    No hay regreso sin partida. Tú saliste de esa isla siendo apenas un bebé, cuéntame de tu familia, háblame sobre esa Habana que reinó en tu fantasía y quizás hoy en las noches se aparece entre tus sueños.
GS    Esa Habana vive en mi corazón, está ahí desde siempre. Mis padres me enseñaron el amor por mi país. Recuerdo a mi padre empeñado, mostrándome en el mapa de Cuba hasta el último rincón de esa isla. La historia de José Martí. La descripción de los carnavales. Los paisajes. Lo hacía con una pasión  inmensa… Se le veía en los ojos. Me acuerdo estar parada, teniendo apenas cuatro añitos, frente a las Naciones Unidas, portando con tremendo honor la bandera americana y la bandera cubana.
Mi padre fue miembro de La Rosa Blanca. Con ellos aprendí a sentir y respetar el amor por un país que, aunque mío, es también de todos los cubanos. Para mí, lo más grande  sería poder pisar la tierra que me enseñaron a querer mis padres, sentir la brisa que me contaba mi madre, conocer la playa de Varadero, oler la humedad de Pinar del Río. Ver, sentir, y  tocar aquello que vi, sentí y toqué en los cuentos que hacía mi madre.
 Me crié en los Estados Unidos, en New Jersey,  el cubano que vive o se crió en Miami, es diferente. Y lo digo con mucho respeto porque si algo nos une a todos, es que  sentimos lo mismo por ese rincón del planeta que llevamos sobre la piel como se lleva una herida.
Muchas veces me pregunto ¿Dios mío, esto es normal? Yo no sé por qué razón nuestra tierra ha padecido tanto odio y tanta sangre. Creo que hay que sanar eso.   
JJ    Llegaste a Estados Unidos, estudiaste, trabajaste, y encontraste una versión de la historia que en sus libros sanciona a tu padre. Cuéntame un poquito de eso, ¿cómo aprendiste a vivir entre miradas de afecto y opiniones de rechazo?
GS    Como te dije hace un rato, me crié en New Jersey, y pasaba los veranos en Miami, Key Biscayne. De hecho, una de las mejores lecciones que me dejaron mis padres fue el español de la casa, y el inglés que aprendí en la escuela. La casa era un pedazo de Cuba; y la escuela, un slice de USA. Así comprendí que la historia de Estados Unidos, como también la de Cuba, ambas tienen dos versiones.
  Con mi sobrina mayor, que hoy en día es abogada, la cosa fue diferente, cuando cursaba su primer año de universidad en New Orleans, tuvo que hacer un trabajo sobre algún país del mundo y, para que sus padres y sus abuelos se sintieran orgullosos, escogió hacer su trabajo sobre la isla encantada, el soñado país de sus padres. Fue a la librería de Tulane University, agarró un libro de historia de Cuba, buscó en la parte de atrás, comenzó a leer los nombres y encontró el de Merob Sosa García. Coño, es mi abuelo, se dijo emocionada y buscó directamente la página… Mira, para no hacer el cuento  largo, llamó a su madre llorando y se armó la revolución en casa. Había leído que su querido abuelo era un esbirro, un asesino que mataba a los campesinos y se comía a los niños… Fue un trauma, y un dolor muy grande. Por mucho que se le explicó, que todo era resultado de una sucia propaganda, aquello significó un enorme sufrimiento.
 Comencé a recorrer librerías.  Un día, pasaba yo por el frente de una pequeña librería en Key Largo, al ladito de la iglesia de San Pedro, entré, era imposible que allí hubiese un solo libro sobre Cuba. Busqué, y encontré un libro muy interesante, de Paul Bethal, capítulo 13,  EL GRAN CHANTAJE. Fue espeluznante lo que leí sobre mi padre, el Teniente Coronel Merob Sosa García.
Ese día comenzó el proyecto que le prometí a mi madre. EL QUE NO LA DEBE, NO LA TEME, eso me decía mi padre, eso me propuse yo: Limpiar el nombre de mi padre, y el de muchos otros hombres sancionados por una historia manipulada. El tiempo dirá la verdad poniendo todo en su lugar.
JJ    Estuve mirando fotos que me brindó un buen amigo, del funeral de tu padre. Imágenes impresionantes, revelan exactamente lo contrario a lo que dicen esos libros. Sin dudas, el entierro de un hombre querido.
GS   ¿Tu viste eso? Te explico. Mi padre murió en el 75, yo tenía 17 años. Él y yo hablábamos mucho, lo único que me pedía siempre era “estudio y educación”. Una muerte sospechosa y repentina. El funeral fue impresionante, yo no lo podía creer, vinieron flores de Cuba, de España,  de un montón de lugares. La fila de carros para la procesión funeraria parecía la de un presidente. A mí me entregaron la bandera americana y la cubana, y una carta muy hermosa que escribió un señor desde Cuba que termina despidiéndose con un HASTA LUEGO, CORONEL. Caí en shock, fue una cosa inolvidable.
Yo te puedo confesar que nunca he sentido rechazo. A lo largo de mi vida me he encontrado con personas que al reconocer mi apellido, se dirigen con respeto “Tú tienes que ser hija del Coronel Merob Sosa, es un honor hablar contigo”. Eso me gusta, lo respeto, porque sé perfectamente que no lo dicen por mí, se están refiriendo a mi padre.
Mi padre fue un hombre querido.
JJ    Gina, mucha lástima me da por todas esas personas que por alguna razón ocultan su religión, su manera de pensar o preferencia sexual; pero más pena me da con quienes reniegan u ocultan su origen. Yo amé, amo y amaré por siempre a mi padre como imagino que tú al tuyo; pero fueron enemigos. ¿Cómo pensarías tú que nuestros progenitores juzgarían hoy nuestra excelente amistad?
GS  Me gusta mucho esa pregunta y es importante. Yo tuve la oportunidad de educarme en Estados Unidos, y soy muy espiritual. Creo en el poder de Dios, creo que todo está escrito. Mi padre nació el día 1 de diciembre, tú el día dos. ¿Crees que esto es casualidad? Yo nunca hubiese podido imaginar que  me entrevistara el hijo de Juan Almeida Bosque. Jamás. Para mí es todo un orgullo, tu padre y el mío estuvieron en bandos opuestos de una misma guerra civil. Porque en Cuba lo que hubo fue una triste guerra civil, aunque mucha gente lo niegue. Pero ya ellos no están aquí, fueron nuestros padres, están ahora en otra dimensión, protegiéndonos a ti y a mí, a los dos. Estoy segura que una fuerza divina está uniendo a los cubanos para poder hacer un cambio que no solo sea humano. Sí, nuestros padres están muertos, y fueron  enemigos, pero hoy tú y yo somos amigos y tenemos que dar el ejemplo a esos tantos que aun hoy – siendo hermanos – se consideran enemigos. No sé por qué nos conocimos, pero es el destino, el círculo de la vida. Tenemos esa misión, nuestros padres están dibujando el futuro de nuestra patria, definitivamente el mensaje es La Democracia y La Unión.
Algún día abriré el panteón de mi padre en New Jersey, me lo llevaré a La Habana y le daré su sepultura en el cementerio de Colón.
JJ   ¿Qué tal si un día no lejano, salimos “sin pedir permiso” y nos damos un salto a La Habana?
GS   ¡Wow! Déjame decirte algo, es un riesgo que no sé si tomaría; pero créeme, me encantaría ir a Cuba, pasear por La Habana. Contigo de guía de turismo.
JJ   Entonces hagamos un trato. Me enseñas  Nueva York, y  yo te enseño nuestra Habana.

No hay comentarios:


Buscar en este blog