Nueva etapa
Hoy Venezuela comienza una nueva etapa. La oposición llamó a la unidad contra el régimen, mientras el Gobierno continuará una huida hacia adelante llena de incógnitas. La nueva Asamblea Nacional Constituyente desmantela la Cámara elegida en 2015, compuesta por una mayoría de representantes críticos con el chavismo, e incluso, según los defensores del legado del expresidente Hugo Chávez, supone una traición y una ruptura sin vuelta atrás con los últimos 18 años.
Lo que dejó claro la elección, en cualquier caso, es que Venezuela es desde este domingo un país más dividido. En el este y el sureste de Caracas los comicios prácticamente no se celebraron. La huelga general de 48 horas convocada la semana pasada por la MUD, materializada en cortes de vías, que se vivió desde el miércoles, impidió que en esos sectores de la capital venezolana, donde se concentra la mayoría de la oposición al régimen de Nicolás Maduro, el Consejo Nacional Electoral abriera los centros de votación. El diputado Juan Andrés Mejías, del partido Voluntad Popular, informó de que abrió menos del 10% de los centros en los municipios opositores de Baruta, Chacao y El Hatillo.
Pero al superar esos límites otro país salía a votar. A primera hora de la mañana, en el colegio electoral Andrés Bello, de la avenida México, en el centro de Caracas, había muy poca gente formada en filas. En el único colegio abierto en la avenida Lecuna de Caracas, también en el corazón de la capital venezolana, había unas cuantas personas más, las suficientes, en cualquier caso, para que la televisión oficial, con planos cerrados, proclamara que, desde primera hora de la mañana, la asistencia era masiva. Aun así, la concurrencia no era la de comicios presidenciales, en los que suele votar mucha más gente.
El chavismo perdió en Coche y El Valle, dos parroquias del suroeste de Caracas que, hasta el varapalo de las elecciones al Parlamento, en diciembre de 2015, eran sus bastiones principales en la capital. Pero a media mañana, en la larga avenida intercomunal que las une, había cinco colegios electorales con varias personas esperando que les autorizaran la entrada. Era un domingo distinto al que discurría en los sectores opositores, silencioso y con restos de barricadas en las esquinas.
El oficialismo
La oposición se abstuvo de participar porque no avaló la convocatoria del presidente Maduro ni las condiciones establecidas por el Consejo Nacional Electoral, que reservó a la clientela del oficialismo un tercio de las diputaciones y sobrerrepresentó aquellas provincias donde el régimen conserva buena parte de sus apoyos. Como colofón a sus esfuerzos de impedir los comicios, la dirigencia de la MUD convocó a una manifestación en la autopista Francisco Fajardo. Pero la Guardia Nacional Electoral impidió que los manifestantes se concentraran en los cinco puntos dispuestos para la protesta. Fue una represión brutal que incluyó, según denuncias del dirigente nacional de Primero Justicia, José Manuel Olivares, el robo de teléfonos celulares y el lanzamiento de gases lacrimógenos y golpes.
Venezuela, en definitiva, afronta ahora un momento decisivo marcado por la violencia en el que toda posibilidad de diálogo, auspiciada especialmente en las últimas semanas por el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero —y que culminó con la salida de la cárcel de Leopoldo López en un intento del Gobierno de buscar un balón de oxígeno ante la presión—, parece haberse desvanecido. Las decisiones que tomen el régimen de Maduro y los dirigentes de la MUD en las próximas horas serán determinantes para definir el futuro del país.
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