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martes, 11 de octubre de 2011

El caos ganadero. Vacas con aretes y ganaderos sin sogas ni machetes (II)

Las verdaderas causas de la debacle ganadera en Cuba "Revolucionaria"
en esta segunda parte.

Los platos vacíos de Jicabú

En conclusión, se construyeron tres comunidades, alrededor de 100
instalaciones vacunas, varios kilómetros de carreteras terraplenes,
tres subestaciones eléctricas y alrededor de 100 kilómetros de líneas
de alto voltaje; se instalaron más de 200 transformadores eléctricos;
se comenzó la construcción de dos fábricas de zacharina, cuatro platos
de Jicabú, una fábrica de queso y una fábrica Gran Panel para
construir estructuras de hormigón.

La más insólita de las edificaciones fue una fábrica de hielo, ubicada
en un sitio donde no había agua y había que transportarla en pipas.
Como las demás construcciones, esta fábrica duró poco tiempo por
razones comprensibles.

Aclaro que esto es sólo un bosquejo de la magnitud de la inversión. La
mayoría de estas instalaciones vacunas nunca se llegaron a poner en
explotación. Con el paso de los años fueron cediendo ante el embate de
lugareños que desmontaron sus estructuras, techos, vigas de acero y
hormigón, con el propósito de utilizarlas en las construcciones de sus
casas. Puede afirmarse que los componentes de estas construcciones
pasaron a engrosar las ventas del mercado negro a lo largo del país
durante años.

En la actualidad, en Sibanicú solo queda el recuerdo de las largas
horas de trabajo y alguna que otra pieza de esas construcciones que
pasaron a formar parte de viviendas particulares. Las áreas de pasto
de las instalaciones vacunas están actualmente cubiertas de marabú.
La fábrica de sacharina del ingenio Siboney nunca se puso en
explotación y ya no existe. La fábrica de sacharina del central Mola
nunca funcionó y también fue demolida junto con la industria: hoy solo
queda la torre del central azucarero. De los platos de Jicabú solo
queda la mancha de asfalto en medio de un potrero cubierto de marabú.

El marabú inunda los campos cubanos.

Las carreteras del cuarto quinto y sexto anillos se han convertido en
terraplén, llenos de desvíos y baches. Los terraplenes de acceso a las
vaquerías están cubiertos de marabú o en mal estado. La fábrica de
hielo desapareció. La enorme fábrica de queso sigue en pie, solo que
funciona al 30 por ciento  de su capacidad. La planta de fabricación
de estructuras de hormigón también está en la lista de lo que el
viento se llevó.

Actualmente, cuando llega el periodo de sequía mueren de hambre y sed
miles de cabezas de ganado vacuno. Las pocas instalaciones de ordeño
que quedan allí -la mayoría con ordeño a mano- tienen un rendimiento
de leche por vaca que no alcanza como promedio los cinco litros y en
muchas de ellas apenas llega a los tres litros.

La magna obra revolucionaria, millones de dólares en maquinarias y
otros recursos, están sepultados hoy por el marabú y la indolencia.

Destrucción  de la masa ganadera

¿Por qué disminuye de forma considerable la población ganadera en
Cuba? Con el triunfo de la revolución, Castro intervino y estatalizó
todas las producciones, incluyendo las grandes haciendas ganaderas con
una rica tradición en la cría de ceba y producción de leche. En 1959
el país contaba con siete millones de cabezas de ganado vacuno, más
ganado que habitantes.

¿Qué factores intervienen en la destrucción drástica a de la masa
ganadera? La falta de estímulo a propietarios -estatales o privados-
fue la causa fundamental. Leyes como la penalización del sacrificio y
el control absoluto del estado sobre el destino de las producciones
vacunas y los bajos precios de éstas desestimularon a los productores
a tal extremo que tener ganado pasó de ser un negocio sustentable a un
compromiso indeseable.

Con el tiempo empezaron a desaparecer los potreros con cercas
naturales que le proporcionaban sombra y comida a los animales. Se
impusieron las cercas de poste de cemento y marabú, y en muchos casos
se talaban los árboles que ofrecían sombra a los animales.

También fueron desapareciendo los silos o almacenes de comida natural
para los animales en tiempo de seca, y los molinos de agua con sus
bebederos y pequeñas represas. Todo esto fue dando lugar a la supuesta
nueva tecnología procedente de países como la antigua Unión Soviética,
región con una cultura ganadera totalmente diferente a la nuestra.

El desestímulo a los productores descarriló las proyecciones o
estrategias de trabajo en la cría, desarrollo y ventas de carne y
leche. Los campesinos terminaron por ver el ganado como un compromiso
ajeno, no como su propio negocio. Era preferible vender o utilizar la
leche para beneficio propio en lugar de entregársela al Estado, que
ofrecía precios magros en comparación con los que el propio Estado
pagaba para adquirirla en el mercado internacional.

Morir de sed teniendo tanta agua

Además, los campesinos tenían que acudir al mercado negro para poder
obtener los insumos necesarios, desde como vasijas para la leche hasta
sogas y machetes. También se les amenazó con multas por mantener las
tierras infestadas con marabú u otras plantas indeseables, con el
riesgo de la confiscación de sus tierras, al tiempo que se les
prohibía contratar a obreros para el cuidado y mantenimiento de las
fincas. La mayoría de los pequeños agricultores tienen una edad
avanzada y se les hacía muy difícil mantener ellos solos el cuidado de
las tierras.

Los precios que el Estado pagaba por la carne y la leche no se
correspondían con los sacrificios, trabajos y riesgos que implicaba la
cría de ganado vacuno. Leyes como la penalización del sacrificio de
ganado mayor, y las multas y sanciones de los productores por las
pérdidas por robo influyeron en estos años de manera determinante en
la caída brusca de la producción ganadera en Cuba.

La era de Raúl Castro ha traído algunas mejoras a la situación de los
productores ganaderos, con el otorgamiento de un valor más real a sus
producciones y la venta de insumos para las labores agrícolas. Pero no
es suficiente para levantar el cadáver del sector ganadero. Todavía
queda mucho por hacer, empezando por eliminar la ley que prohíbe el
sacrificio de ganado y la venta de carne y leche de forma directa por
parte de los productores.

En el ámbito estatal la cadena de errores y horrores va desde el mal
manejo del rebaño hasta el criminal abuso con los animales. Miles de
animales mueren cada año de hambre y sed de forma injustificada en un
país donde las bondades del clima y de sus tierras permiten minimizar
esas muertes al máximo con sólo un poco de voluntad. Es un acto
criminal que en cualquier otro país sería sancionado. Muchos animales
mueren de sed en el potrero junto a un pozo lleno de agua que no
cuenta con una soga, turbina o molino de viento. En algunos casos
existen los recursos, pero no se reparan por falta de interés.

Conocí personalmente el caso de vaquerías que tenían un pozo lleno de
agua y bebederos ubicados en el potrero, uno al lado del otro, pero al
no contar con los recursos para extraer el agua procedían a llenar los
bebederos con pipas tiradas por un tractor desde varios kilómetros de
distancia. Cosas del manicomio económico socialista: "Cójame a ese
perro mocho por el rabo", como decía mi abuelo.

* Caleb Vega fue jefe económico del central "Alfredo Álvarez Mola", en
Sibanicú, Camagüey, y testigo excepcional de la debacle ocurrida en la
industria azucarera y la Cuenca Lechera. Laboró en el sector por más
de 15 años y salió de Cuba en octubre del 2007. Actualmente reside en
Miami

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