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Marti por siempre!!

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martes, 7 de febrero de 2012

Adiós Machadito* « NI ME CALLO, NI ME VOY

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EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

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Adiós Machadito*

by antunezcuba


Oye guajiro soy yo Julio Machado, ¿cómo estás mi hermano y la guajira cómo sigue?, óyeme te estoy siguiendo en la noticia.

Me dio mucho trabajo reconocer su voz y para no herirlo fingí que la cobertura del móvil estaba deficiente. Oye guajiro ¿cómo sigues?, oye compadre no te conocía la voz, es que en estos días la comunicación está del carajo. Su voz se notaba cansada, pero no perdía su acostumbrado humor y trato cariñoso y afable con sus compatriotas en la Isla. Su enfermedad era fulminante pero él persistía en vivir. Oye paisano no se preocupen que yo pienso regresar para Radio Martí en septiembre. Él sabía que la resistencia interna lo necesitaba, que él no era un periodista más. Quizás, pienso ahora presentía su cercano final pero para evitarnos un sufrimiento y preocupación más fingía ignorar su gravedad. Era finales del mes de julio.

Con sólo 16 años de edad este guajiro de Báez había ido a prisión por repartir proclamas contra la dictadura castrista. Luego de excarcelado conoció de muy joven el destierro forzoso en los pueblos cautivos de las provincias occidentales de Cuba. Lejos estaba de imaginar este campesino sencillo y natural y siempre risueño que después de partir al destierro en los Estados Unidos iba a desempeñar en la emisora de Radio Martí una de las labores más nobles: informar. Tampoco sabía que iba a hacer tantos amigos por toda Cuba y que su muerte iba a ser tan llorada.

Lo teníamos desde el jueves hasta el martes por la noche, nos parece estarlo escuchando. ¿Cómo estás paisano, cómo está la cosa, a quién hay que llamar? O, ya llamé a fulano o a mengano, oye estoy muy preocupado con esto o con aquello. Recuerdo en un momento de crisis de cierto sector de la oposición con la emisora, cuanto se preocupó y aconsejó de que no estábamos obrando de la mejor manera, algo que entendimos.

No olvido cuánto insistía en que pueblo y oposición comprendieran en su real magnitud la permanencia en el aire de una emisora como Radio Martí y de que había que estar a ojos vivos con los siniestros intentos del régimen y sus agentes dentro y fuera para suprimirla a partir de críticas destructivas. Ante cualquier premiación, reconocimiento de un opositor o periodista independiente Julio vibraba de emoción como si fuera suyo. Recuerdo cuando la policía política mediante conocidos agentones en La Habana colgaron en Internet la falsa información de que yo estaba en gestiones para emigrar a chile. Oye guajiro, oye guajiro chileno, me dijo muerto de risa, me llamas cuando llegues a Chile. Ah, no jodas mi hermano, le respondí. Me relajó diciéndome que esas calumnias eran algo normal y que debía prepararme para ello y que no dedicara mi tiempo a responder a provocaciones, que ese era uno de los objetivos, desviar mi atención. Y era cierto, mi consigna NI ME CALLO NI ME VOY molesta y pica y sobre todo preocupa a la tiranía y sus secuaces.

Y es que Julio Machado no era el periodista que solo llamaba con el tono formal para grabar un reporte y no creo que lo hubiera podido hacer nunca porque su solidaridad, cariño y preocupación se desbordaba en demasía. Hay una anécdota de la que se habla tan poco pero tan ilustrativa de lo que significaba e irradiaba ese gran cubano: en una ocasión había un grupo de opositores y periodistas independientes reunidos en una videoconferencia en La Habana en la que estaban presentes, del otro lado varios periodistas de la emisora, de pronto se comenzó a pedir la presencia de Julio Machado a quien hubo que salir a buscar sin estar en el programa de la actividad. Yo no estuve presente en esta conferencia pero a todos los asistentes que le pregunté me cuentan que cuando apareció Julio todos se pusieron de pie y comenzaron a aplaudir y la reacción de Julio fue la de sonrojarse de pena.

Aunque en el momento de morir llevaba muchos meses ausente por su enfermedad, ha sido algo que impactó y que será difícil reponerse de esta pérdida. Siempre duele perder un amigo, pero duele más cuando se trata de alguien a quien se llegó a querer tanto.

Cuando pude hablar telefónicamente con su esposa desde la funeraria gracias a Janisset Rivero y mi hermana Bertha que la acompañaron en su dolor, le trataba de explicar que es inimaginable lo que significaba Machadito para nosotros y cuando digo nosotros, no me refiero a los de ninguna organización, tendencia o región determinada del país, sino para todos los cubanos. E incluso a veces le decíamos, oye guajiro cómo es posible que tú en tan pocas horas puedas llamar y comunicarte con tanta gente, él respondía con su sonrisa y solo me decía, hermano porque esto yo lo siento y además de trabajo lo hago como deber patriótico y sufro con ustedes y agregaba, tú no eres capaz Antúnez de imaginar cuánto sufro las golpizas a ustedes, cuando llego y me entero que golpearon a Idania, Yris, Sara, Rondón. Cuando terminaba con su perorata yo me quedaba pensando: este Julio verdad que es especial.

Uno de los detalles que más grande lo hizo e inmortalizó es que a pesar de tener sus propia visión de la realidad cubana, nunca cuestionó algún proyecto o iniciativa de la oposición y mucho menos a grupos o liderazgos, pudiéndolo hacer porque se relacionaba y conocía a todos, pero hacía todo lo contrario. Como periodista reportaba todos los criterios y opiniones incluso en los temas más polémicos.

Julio además de amigo fue escuela e inspiración para el periodismo independiente en la Isla. Mientras grababa te escuchaba y sin menoscabarte, sugería, y quien reportaba quedaba tan complacido que deseaba siempre grabar con él. Además tenía un truco que hacía reír a amigos y entusiasmaba a novatos y principiantes. Le preguntaba sobre lo que había pasado y cuando terminaba de contarlo ahí estaban grabados los testimonios crudos y sin edición. Y es que ante la tensión y el miedo de hablar en la radio, te decía olvídate de todo a tu alrededor y de que vas a salir por radio, concéntrate en que estás hablando conmigo, con un amigo, dilo así con tus palabras.

Su gran concepto de la amistad, su amor por sus compañeros de trabajo y por el centro de trabajo mismo lo ponía de manifiesto sin pretenderlo, y sin aires de alarde. Antúnez, aquí somos un colectivo no te preocupes. Me respondía cuando yo apenado le daba a otro periodista la noticia que hubiese querido darle a él. El opositor o el periodista que le daba la noticia a Julio Machado contaba con la certeza de que la misma saldría al aire y ese detalle aumentaba la confianza en él y en su trabajo. Ahora me pregunto cómo se hubiera sentido Machadito si hubiera conocido la represión última con abusos lascivos a las muchachitas del Rosa Parks a quienes tanto admiraba. Ahora pregunto ¿supo del asesinato de Wilman Villar? Dios quiera que no, de lo contrario tales sufrimientos e impotencia de seguro hubieran precipitado su muerte. Hasta cuándo van a seguir cayendo tan dignos cubanos sin ver su patria libre.

Hermano Julio ¿sabes lo que más lamento en lo que acaba de sucederte?: que físicamente no tiene remedio, que ya no podré escuchar más tu voz, ni tu sonrisa sincera, que ya no podremos nunca vernos allá en Báez o en el parque Casallas aquí en Placetas para tomarnos el cafecito que nos habíamos prometido cuando Cuba fuera libre. Pero lo que sí puedes estar seguro es que tu patria va a ser libre y que más temprano que tarde emisoras como en la tú te desempeñaste con tanto amor ya no tendrán que informar sobre atropellos, maltratos y toda forma de violaciones a los derechos humanos, porque te aseguramos y prometemos que con nuestros esfuerzos y las enseñanzas y ejemplos de hombres como tú, caerá la tiranía que nos oprime, y en eso, pierde cuidado guajiro, que tus descendientes no irán a los pueblos cautivos ni morirán como tú en suelos lejanos y extraños.

Descansa en paz hermano querido, que la patria te agradece y contempla orgullosa tu digno paso por la vida.

*Julio Machado, periodista de la emisora Radio Martí, fallecido el 3 de febrero de 2012 en la ciudad de Miami.

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