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viernes, 17 de febrero de 2012

Cuba Un periodismo No investigativo, se queda siempre en la piel del fenómeno

¿Por qué Cuba debe producir los alimentos que necesita?

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

En Esencia qué nos dice este artículo que no penetra en la esencia real de la Improductividad Agropecuaria en la Cuba de Hoy y de Ayer. Este fenómeno no es Nuevo y se le ha rascado la piel miles de veces en los últimos años, hasta el fracaso del vaso de leche para todos! Propuesto por Raúl Castro. Que nos puede ofrecer la vieja nomenclatura en este Mundo cambiante y dinámico No apto para ancianos en el Poder?!

¿Por qué Cuba debe producir los alimentos que necesita?
FREDDY PÉREZ CABRERA
Para un país como el nuestro, de escasos recursos naturales y grandes limitaciones económicas, resulta inadmisible continuar gastando cada año cifras millonarias en la compra de alimentos, muchos de los cuales pudieran producirse aquí, si el sector agropecuario fuera más eficiente y utilizara como es debido los adelantos de la ciencia y la técnica en favor de aumentar los rendimientos.
foto: yaimí raveloInvestigaciones como las realizadas en el INIVIT contribuyen a la eficiencia del sector agropecuario.
Como se conoce, solo el pasado año, el país debió invertir más de 1 700 millones de dólares en adquirir productos alimenticios en el mercado mundial, gasto muy vinculado al aumento descontrolado de los precios en la mayoría de los renglones alimenticios.
Sobre ese tema reflexionaron en Santa Clara en fecha reciente un grupo de eminentes científicos, entre ellos el Dr. Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT) y Osvaldo Martínez, al frente del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), quienes aportaron una serie de datos que invitan no solo a reflexionar, sino a actuar.
EL MUNDO ESTÁ AL REVÉS
Según informes de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), a principios de la década de 1960, los países del Sur global tenían un excedente comercial agrícola cercano a los 7 000 millones de dólares anuales; sin embargo, ya a finales de los años ochenta ese sobrante había desaparecido. Hoy, en cambio, todos los países del Sur son importadores netos de alimentos, lo que evidencia a las claras que cada vez son más los importadores y menos los productores.
A ello debe agregarse el incremento acelerado de los precios en los últimos años debido, entre otros factores, al crecimiento demográfico, el empleo de granos para fabricar biocombustibles, la erosión del suelo, el agotamiento de las reservas acuíferas, el desvío del agua dedicada al riego hacia las grandes ciudades, el estancamiento en los rendimientos agrícolas de los países desarrollados, fenómenos asociados al cambio climático y las elevadas facturas del petróleo, entre otros.
Sobre el tema de los agrocombustibles, la propia FAO ha reconocido que a partir del año 2000 la producción de etanol ha consumido la cuarta parte del maíz producido en los Estados Unidos, con la cual se pudieran haber alimentado 350 millones de personas cada año.
Para tener una idea de la gravedad del fenómeno, solo durante el 2009 en el país más rico del mundo se cosecharon 416 millones de toneladas de cereales, de las cuales, 119 fueron a parar a las destilerías de etanol, a fin de producir combustible destinado a los automóviles.
Y en Europa, donde gran parte de la flota de autos funciona con combustible diesel, hay una creciente demanda de ese producto fabricado a base de plantas, principalmente de colza y aceite de palma.
Como reconoció en fecha reciente Osvaldo Martínez, director del CIEM, a esos hechos habría que agregar un nuevo fenómeno: la especulación financiera vinculada al sensible tema de la comida, que ha llevado a las grandes potencias a ubicar en los mercados de alimentos cerca de 13 millones de millones de dólares.
Además, en los últimos años la población mundial casi se ha duplicado. Desde 1970 a la fecha el mundo creció a razón de 80 millones de personas por año, lo que significa que cada día habrá 219 mil bocas adicionales que alimentar, buena parte de las cuales serán recibidas con platos vacíos, algo que al parecer no tendrá mucha solución, de materializarse la predicción de la ONU de que para el 2030, la demanda de alimentos aumentará un 50 %.
En cuanto a los suelos, se estima que un tercio de las tierras cultivables del mundo disipa la capa superior más rápido que la superficie formada a través de procesos naturales, perdiendo así la productividad inherente a ella.
Acerca de la distribución se estima que el 25 % de los habitantes de los países desarrollados consumen el 50 % de los alimentos, y el 75 % perteneciente a los países subdesarrollados, el otro 50 %. De igual manera, quienes habitan en los países desarrol
lados, dedican entre el 10 y el 20 % de su salario a los alimentos; sin embargo en los países pobres destinan cerca del 85 %.
Otro fenómeno bien interesante que ha influido en los precios es el aumento de la demanda de carne en los países de las economías emergentes como Brasil, Rusia, India, China y Singapur, por solo citar algunos ejemplos, lo que influyó en la pasada década en el incremento del consumo mundial de harina de soya en un 67 %.
China, por ejemplo, se ha convertido en el primer productor de carne de cerdo del mundo, con un 46 % del total; sin embargo, por cada tonelada de soya producida importa 2,5, lo que ha influido en el crecimiento acelerado del precio de las materias primas destinadas a la elaboración de piensos.
Otro fenómeno preocupante en los últimos tiempos es el éxodo de las personas que trabajan la tierra hacia las grandes ciudades. Así, mientras que en la década del cincuenta existían cuatro personas en el campo por una en la ciudad, hoy esa proporción es casi equitativa.
De igual manera, los grandes productores de alimentos consumen cada vez más y exportan menos. Así, por ejemplo, el 90 % del arroz producido en el mundo es de Asia, continente que solo exporta el 10 % de ese grano.
No menos sensible es el tema de las semillas. En la década del sesenta del pasado siglo, casi la totalidad de ellas estaban en manos de agricultores o instituciones públicas, en cambio, hoy solo diez empresas como Monsanto, Syngenta, DuPont y Bayer, entre otras, controlan el 67 % de las simientes.
En cuanto a los fertilizantes sucede algo similar, globalmente el consumo industrial de esos productos aumentó un 31 % entre 1996 y el 2008, aunque a precios casi inalcanzables para los países pobres. Para tener una idea de lo expresado, baste decir que solo entre enero del 2007 y agosto del 2008, el monto de esos insumos se disparó más allá del 650 %. En ese periodo la empresa Mosaic, la tercera en producción de fertilizantes a nivel global, aumentó sus ganancias en más de ¡1 000 %!
Producir alimentos, un problema de seguridad nacional
Ante este caos global y un mundo que se ha dedicado a comprar alimentos y no a producirlos, no queda otra alternativa a nuestro país que trabajar sin descanso para producir los alimentos que precisamos y que vamos a necesitar en el futuro, de ahí la prioridad otorgada al asunto por la máxima dirección de la Revolución, que con justeza ha considerado el tema como un problema de seguridad nacional.
Conscientes de que cada vez resultará más difícil a la economía cubana acudir cada año al mercado en busca de sustentos que, como el arroz, los granos, la leche, el café o las carnes, no producimos aquí en cantidades suficientes, se impone un cambio de mentalidad y desatar los nudos que atan el desarrollo de las fuerzas productivas, barriendo las trabas objetivas y subjetivas que impiden avanzar con la mayor celeridad en la solución de esta disyuntiva.
Para ello resulta necesario pasar de una agricultura gran consumidora de insumos a una sostenible, donde imperen las buenas prácticas agroecológicas y el uso eficiente de las semillas, porque está probado que el 50 % del incremento de los rendimientos a nivel mundial en los últimos 100 años ha estado determinado por la calidad de las simientes y la introducción de nuevas variedades, para cuyos propósitos contamos con un enorme potencial científico técnico, según ha ratificado Sergio Rodríguez, director del INIVIT.

Como expresara el Comandante en Jefe Fidel Castro en la Cumbre Mundial de la Alimentación celebrada en Roma en octubre de 1996: Las campanas que doblan hoy por los que mueren de hambre cada día, doblarán mañana por la humanidad entera si no quiso, no supo, o no pudo ser suficientemente sabia para salvarse a sí misma.

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