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viernes, 12 de noviembre de 2010

Operación Blogger. Por Ernesto Morales

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Operación Blogger. Por Ernesto Morales



El auditorio permanece en un silencio inquieto: son más de las seis de la tarde, la noche llegará dentro de pocos minutos. Desde las cinco en punto aguardan disciplinadamente por los anfitriones del encuentro.
El auditorio tiene hambre, tiene jaquecas, tiene preocupaciones domésticas que no se resuelven por más que el local esté climatizado como es debido para su rango estatal, y por más que este espacioso salón evoque confort y relajación.
Cuando la puerta se abre y la delegación hace su entrada triunfal, todos se ponen de pie: como debe ser frente a militares uniformados. Como debe ser, también, frente a las máximas autoridades políticas de la provincia.
Los anfitriones sonríen, hacen venias. Se toman su tiempo. El designado para la tarea enciende el data show, extrae de una maleta algunos CDs y documentos por repartir. El auditorio -periodistas de todos los medios de prensa y de todas las generaciones- no se atreve siquiera a exteriorizar la impaciencia, y simula un interés de feria.
Esta vez, la reunión en la sede del Partido Provincial tiene un objetivo sui géneris. No se trata de chequeos de programas estériles, o indicaciones sobre campañas por comenzar. El único punto del día se llama “Operación Ciber-Mambí”, y su eje central se concreta en un aspecto de notable novedad: cómo fabricar un blogger. Un blogger institucional.
Uno de los partícipes habría de contarme después:
- Había que vernos las caras, Ernesto. Había que filmar aquel circo. Nos citaron para después de la jornada laboral, y todos estábamos desesperados porque la clasecita de informática terminara, y podernos ir de una vez.
El encuentro había sido programado con precisión militar: la “Operación Ciber Mambí” debía comenzar simultáneamente en las provincias elegidas de todo el país.
¿En qué consistía, en esencia, dicha Operación?
- Es la estrategia que ha diseñado el Comité Central para combatir el movimiento de blogs contrarrevolucionarios, pagados por el enemigo para destruir las bases de nuestro proceso – respondió el Mayor encargado del planeamiento táctico al primer interesado que quiso conocer de qué iba el asunto.
Léase: con esta grandilocuente y kitsch definición el Gobierno cubano inauguraba su desesperado combate contra los blogs de la Plataforma Alternativa. Con un programa elaborado e implementado según la concepción militarista – ¿de qué otra forma si no?- el establishment de la Isla comenzaba el burlesco gateo en post de atajar un fenómeno que, sin margen a dudas, le quemaba entre los dedos.
Los entrenados oficiales preguntan, inicialmente, si todos conocen lo que es un blog. Cabezas que asienten, presurosas. Los oficiales preguntan, entonces, si todos conocen lo que es un blog contrarrevolucionario. Y aquí surge el primer escollo de programa: convencer al auditorio de que puede, y más aún, de que debe ser honesto y admitir que los ha leído alguna vez. Esto facilitaría el trabajo, dicen. Pero nadie parece querer inmolarse.
Con hastío, el oficial procede a brindarles la definición de su manual: un largo palabrerío de jerga muy conocida, que culmina con una ejemplificación que pudo ahorrar todo lo anterior: “Un blog contrarrevolucionario es Generación Y. Otro, Octavo Cerco. Por sólo citar dos” Y pedía, después, retener esos títulos sobre los cuales habría de volver.
- Empezaron de cero, explicando todo lo explicable – me dijo aquel presente, periodista y amigo confidencial -. Trajeron multimedias y fichas de blogs reconocidos. Repartieron documentos con una especie de ABC del blogger revolucionario, todo impreso a color. Pero las caras eran las mismas. A nadie parecía importarle aquello.
Los oficiales del Ministerio del Interior, los funcionarios del Comité Central, los sonrosados dirigentes partidistas, todos se esforzaban visiblemente por inyectar la semilla de la batalla electrónica… sin saber que su ejército no tenía sangre entre las venas. Sin notar las miradas de angustia (“quién habrá recogido a la niña de la escuela”, “cuánto tiempo me tomará llegar a la casa”, “con qué dinero pagaré la deuda”), sin sospechar quizás la condición de espectáculo ilusionista que arrastraba aquella reunión ideológica.
Todos los citados habían recibido días antes la información extraoficial, pero ahora les llegaba de bocas autorizadas:
- Cada periodista deberá crearse un blog. A partir de ese momento, la actualización del mismo formará parte de su contenido de trabajo.
Ahora nadie murmura siquiera, pero antes, cuando la noticia se filtró entre buroes y laboratorios, y llegó a todos los oídos de los periodistas en sus instituciones, una expresión de fastidio fue toda la respuesta.
Porque sí, ese era en esencia el sentir general: malestar y secreto descontento ante una nueva “tarea” que implicaría otras horas de redacción, sin beneficios a cambio. Beneficios de ninguna índole: ni salariales, ni –mucho menos- espirituales.
Lo que en aquellas páginas personales de internet deberían publicar, era harina del mismo costal que el resto de sus materiales: panegírico a la Revolución, enérgica demanda de libertad para los Cinco, y uno que otro lacrimógeno reportaje sobre las bondades de la Salud y la Educación gratuitas. De vuelta a la vida real, una vez entregado el texto para publicar, retomaban el mismo hastío, la misma desesperanza que el resto de los cubanos no mediáticos.
- Uno de los objetivos centrales de la “Operación Mambí” es contrarrestar el impacto que poseen en el ciberespacio algunos blogs que se escriben dentro de la Isla, y algunos de fuera – comenta mi amigo, tras la sesión de adiestramiento.
Según él, el funcionario del Comité Central mostró tres diapositivas con cifras referentes a tres blogs en específico: dos de dentro de Cuba, uno de fuera de ella.
Los nacionales habían sido escuchados ya con anterioridad:
- Generación Y, escrito por la reaccionaria Yoani Sánchez – precisó el funcionario, – y Octavo Cerco, espacio de otra joven habanera llamada Claudia Cadelo, protagonista de lo que hemos dado en llamar el “ciberchancleteo”. En el ámbito extraterritorial, tenemos a Penúltimos Días, portal que administra un oscuro personaje conocido como Ernesto Hernández Busto.
Se comentaron con pelos y señales las características de estos blogs, se habló de fusión con redes sociales y posibilidades de contrarrestar, con informaciones “verídicas”, lo que estas webs enemigas propagaban a nivel internacional.
El encuentro tomó unas tres horas. El auditorio, a punto del colapso por inanición, miraba hacia el data show como se mira hacia lo infinito e imperturbable.
Por eso cuando el último designado para impulsar la “Operación Ciber-Mambí” ante este colectivo provincial dijo las gloriosas palabras de “¿Alguien quiere preguntar algo?”, la sangre comenzó a moverse nuevamente bajo las venas. Unos cincuenta profesionales de la prensa oficial acababan de regresar a la vida tras horas de un cruel letargo.
La verdad se resume de manera elemental:
A nadie le importa este proyecto. Todos lo cumplirán con la misma voluntad bovina con que escriben titulares fantaseadores, con que edulcoran la realidad cubana que ellos mismos padecen. Y de paso, con esta actitud de marcada apatía, condenan al fracaso a una operación que truca el término glorioso de “mambí”, en una palabra hueca, desatendible.
¿Por qué condenados al fracaso?, pues porque una vez más el Gobierno todopensador, los arquitectos de nuestras fronteras ideológicas, han olvidado que en la probeta se puede dar por exitoso cualquier experimento. Lo complicado es que la realidad así lo confirme.
Han pretendido, esta vez, echar a andar un enfrentamiento ideológico en internet, desconociendo cuáles han sido los pilares básicos del impacto, del éxito incuestionable que han experimentado los blogs alternativos cubanos: la espontaneidad, la desgarradora necesidad de expresión, que no necesita de órdenes superiores ni verificaciones laborales para echar a andar.
Nadie orienta o dirige a los bloggers alternativos. Por más que así lo vociferen los enemigos de la libertad individual, bien saben que nadie financia o impone metas, cumplimientos ni evaluaciones periódicas entre estos escritores web.
Nadie dicta, salvo la propia conciencia de cada cual: el flujo indetenible de un pensamiento libertario, oxigenante, que si no tiene plazas o parques para su expansión elige un terreno virtual con tal de que la garganta no se le atrofie de tanto callar.
Así surgieron las Voces Cubanas. Así nació –tímida, gateando primero, tropezando después- una plataforma que, estoy seguro, a los analistas futuros corresponderá situar en su justo lugar cuando de democratización y voluntad de cambio nacional se hable.
Los bloggers cubanos, al igual que un inmenso porciento de los tradicionales periodistas independientes, han sido en su mayoría empíricos de la palabra escrita. Algunos, con formación económica, jurídica, agrícola o sin formación profesional ninguna. Pero el factor común que les describe y define, es el de inconformes. El de insatisfechos con su realidad, que no consiguieron permanecer mudos ante la mentira y la decepción.
Entonces, ¿cuán atendible y respetable puede ser un supuesto movimiento que nace – según la tradición nacional del último medio siglo- de la imposición y la obligatoriedad? ¿Cuán necesario podrá ser para los lectores de medio mundo, consultar webs sin sentimientos ni ilusiones, webs que como zombies digitales vagarán por el espacio sin personalidad, sin palabra de autor?
Ya los he consultado, en mis escapadas como internauta prófugo en una red prohibida, y he experimentado una mezcla de divertimento con tristeza. Divertimento, porque se trata en su mayoría de caricaturas de blogs, con las mismas informaciones triunfalistas que colocan en periódicos de papel o espacios de radio, y que nadie, salvo sus mesiánicos dirigentes, consigue atender; tristeza, por comprobar hasta qué punto tantos periodistas de mi país, cubanos como yo y como todos, siguen siendo plumas esclavas sin oportunidad para lo honesto y lo veraz.
A pesar de ello, no puedo dejar de sentir una satisfacción muy parecida a la vanidad cuando pienso en esta intención oficial de “contrarrestar” el impulso blogger. Y no puedo dejar de sentir, también, orgullo a  nombre de todos los que pusieron algún día un dedo sobre una tecla con la suicida intención de mostrar su verdad.
La “Operación Ciber-Mambí”, las indicaciones de abrir blogs oficiales, el desvelo de nuestros gobernantes en lo referente al ciberespacio, son el más indudable triunfo del puñado –cada vez más extenso- de cubanos que han optado por Internet como vía de expresión personal.
Como epílogo de lo real maravilloso, del sarcasmo permanente que gravita en una sociedad sin libertad de expresión, regresa a mi mente una vez más el insólito pedido de aquel amigo, otro jornalista que de vez en vez deberá actualizar un blog por el cual no siente ni padece:
- Necesito que me tires un cabo, Ernesto, y me des ideas sobre las que pueda escribir en mi blog. Y que me revises algunas veces los textos que voy a publicar. Aunque en ellos vaya implícito un ataque contra tu mismo blog… pero no me puedes decir que no, hermano, que en eso me va el trabajo.
Y desde luego que, seducido por el encanto de lo absurdo, solidario con sus miedos, yo jamás le diré que no.

(Artículo publicado en el Número 3 de la Revista Alternativa “Voces”).

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