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domingo, 21 de febrero de 2016

Darsi Ferret - Obama y Medio Oriente

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



El récord guiness de Barack Obama
Dr. Darsi Ferret
Miami, Florida.



Las decisiones ejecutivas del presidente Barack Obama muestran con
nitidez su ineptitud como estadista, al punto que, aunque hace todo lo
posible por ocultarlo, juega con las cartas descubiertas. Los resultados
de su gestión en política exterior son un desastre.

El interés
del mandatario estadounidense por marcar la diferencia en relación con
el legado de la agenda internacional del criticado George Bush, obligan
al próximo presidente de EEUU, ya sea republicano o demócrata, a imponer
el mismo eslogan con el que este ha ejercido el poder.

Si para
Obama toda la política exterior se resumía en dejar claro que él no era
Bush, cualquiera de los candidatos que gane la Casa Blanca en las
presidenciales, deberá conducirse siguiendo la pauta de demostrar
enfáticamente que no es Barack Obama.

La postura de renunciar al
protagonismo determinante de los EEUU en los conflictos globales, lo que
es igual a desatender las responsabilidades de la potencia hegemónica
mundial, han conducido a una escalada en el número de conflictos
bélicos, tensiones y amenazas a la paz, solo comparables a los contextos
de la Primera y Segunda guerras mundiales.

Lo peor de esta
realidad es que resulta de la implementación de la doctrina Obamista de
no intervención y el apaciguamiento frente a los enemigos tradicionales.
Las consecuencias quedan expuestas en la situación de Irak, Afganistán,
Siria, Libia, Venezuela y Cuba. Así como en las reacciones de Rusia,
China, Irán, Israel, Arabia Saudí y Turquía. 

En sintonía con
aquello de no ser Bush, la orden de retirada precipitada de las tropas
estadounidenses de Irak y Afganistán, desoyendo lo aconsejado por el
alto mando militar, desplomó los avances, el control y la estabilidad en
esos países. Hoy constituyen dos Estados fallidos.

El gobierno
chiíta de Irak terminó siendo una marioneta del régimen fundamentalista
de los Ayatolá de Irán. Y gran parte del territorio de ese país árabe
cayó bajo el dominio del grupo terrorista de Estado Islámico, formando
parte del autodenominado Califato.

Por su parte, el gobierno
afgano también pasó a ser un satélite de los iraníes. Mientras, el grupo
radical Talibán toma más preponderancia y fuerza dentro del país, en su
lucha por recuperar el poder, apoyados de modo solapado por la
dirigencia del vecino Pakistán.

La palabra caos ya no define en
su totalidad el drama sirio. La debilidad e inacción de Obama para
responder a la posición del genocida Bashar al Assad, que ante los
reclamos populares de libertad optó por atacar a su propio pueblo con
armas químicas, la aviación y armamento pesado, hoy amenaza con la
desintegración de Siria. Vergüenza ajena provocó aquello del gobernante
EEUU de marcar líneas rojas cuyo traspaso nunca fue respondido. 


El sufrimiento del desamparado pueblo sirio resulta catastrófico. La
guerra civil dura ya cinco años. Los muertos sobrepasan la cifra de 250
mil, en su mayoría civiles indefensos. Los desplazados superan los 7
millones. Y más de 4 millones han buscado refugio en las naciones
europeas y otros países del área, convirtiéndose en una grave amenaza
para la estabilidad y la seguridad nacional de las naciones receptoras.
La organización Estado Islámico tiene establecido la otra parte de su
sangriento Califato en Siria, donde domina amplios territorios
imponiendo su rígida Ley de Sharia. Otros grupos radicales islámicos,
como Al-Qaeda y Al-Nusra, igualmente han pescado en río revuelto y
tienen bajo su control partes de ese destruido país.

La inacción
de Obama en Libia facilitó que tras la caída de Muanmar el Gadafi la
nación norteafricana se desmembrara bajo la acción de los Señores de la
Guerra y de varios grupos terroristas islámicos. Hoy el país también
constituye un Estado fallido, que cuenta con dos gobiernos rivales. Uno
está asentado en la ciudad de Trípoli y otro en Tobruk. La peor amenaza
de la inestabilidad nacional es que el país caiga en las garras de
Estado Islámico, que cuenta con grupos operando en el terreno.

El
belicoso ex. agente del KGB Vladimir Putin, se ha aprovechado al máximo
de la debilidad en la arena internacional mostrada por Obama. Para
lidiar con la baja aceptación popular y la crisis económica que
atraviesa su nación, el líder ruso aplicó la lógica de devolverle a
Rusia su papel imperial.
Por orden del Kremlin de Moscú el
ejército ruso invadió y se anexó Crimea. Luego siguieron con la
desestabilización de todo el Este ucraniano, apoyando y sosteniendo a
las milicias rebeldes en franca violación del Derecho Internacional. Y
desde hace meses entraron directamente en la guerra siria con unidades
militares de la Aviación, la Marina y personal de infantería,
combatiendo en favor del criminal Bashar al Assad.

Putin, además, mantiene inoperativo el Consejo de Seguridad de la ONU con su uso irresponsable del derecho a veto.

China tampoco exhibe ningún respeto frente a los reclamos de Obama.
Junto a Rusia participa del boicot al Consejo de Seguridad con el
privilegio de su derecho a veto. Cada vez es más escandalosa su guerra
de espionaje informático contra EEUU y Europa. Y no esconde las
pretensiones de expandir su hegemonía apelando a una mayor presencia
militar por toda la región asiática.

El desafío chino en política
exterior conduce a Beijing a seguir sosteniendo al aberrante y
problemático régimen de Corea del Norte. El objetivo de esta actitud es
que, aunque la dinastía de los Kim le genera serios conflictos a nivel
internacional por sus alocadas acciones, aún utilizan el programa
nuclear de Pyongyang como carta de chantaje y presión a Occidente.

La estrategia establecida por Obama, de sentarse en la mesa de
negociación con el régimen iraní y que tuvo por resultado el Acuerdo
Nuclear del grupo 5+1 (EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y China, más
Alemania) con el Irán de los Ayatolá, consiguió trastocar el orden de
las alianzas en Medio Oriente, y el resurgir como potencia regional de
este tradicional enemigo.

Con la acción del Acuerdo nuclear, EEUU
y Europa terminan ofreciendo reconocimiento y legitimación al régimen
fundamentalista iraní. Además, la eliminación de las sanciones le
permiten reconstruir su golpeada economía y acceder a los fondos
congelados en el extranjero, que se calculan entre 100 y 140 mil
millones de dólares.

El oportuno beneficio le llega a Irán en
momentos que desarrolla una franca estrategia de expansión de su
influencia en Medio Oriente. Los tentáculos de la nación Persa no solo
controlan a los gobernantes de Irak y Afganistán, sino que participan en
la guerra siria del lado de Al Assad y junto a Rusia. En Yemen apoyan a
los rebeldes Hutíes que luchan por derrocar al gobierno.

La
Guardia Revolucionaria Islámica iraní también controla las acciones
bélicas de la milicia terrorista libanesa de Hezbolá y del grupo
palestino radical Hamas.

Por primera vez la alianza estratégica
entre EEUU e Israel se ha afectado a niveles sensibles. Ningún otro
gobernante norteamericano había enfriado las relaciones bilaterales al
punto que se encuentran en la actualidad. El principal asunto de
fricción es la nueva postura de la Casa Blanca hacia Irán, nación que
sigue aferrada a su posición de desconocer el Estado Hebreo y de alentar
a su desaparición.

El otro aliado tradicional de EEUU que
observa con recelo los pasos de Obama en Medio Oriente es Arabia Saudí.
Esta monarquía petrolera es la potencia árabe de religión Suní y se
disputa la hegemonía regional en una no declarada guerra
étnico-religiosa con Irán, que es la potencia de religión Chií. 


En los escenarios de Siria y Yemen es donde más se manifiesta el
conflicto de ambas naciones. Los iraníes combaten en alianza con el
régimen de Bashar al Assad, mientras los saudíes apoyan a los rebeldes
sirios y exigen la salida de Bashar del poder. En Yemen los iraníes
están de lado de los beligerantes hutíes, en lo que Arabia Saudita
lidera una coalición árabe que combate a los rebeldes en apoyo al
gobierno. 

La descomposición de la situación en Siria como
resultado de la guerra civil, así como el deterioro de la estabilidad en
Irak, propiciaron el protagonismo de las milicias kurdas. Ha sido tan
relevante el papel de los kurdos frente a la amenaza terrorista de
Estado Islámico, que resultan el principal aliado de EEUU sobre el
terreno de operaciones.

El reconocimiento a los kurdos por EEUU y
Europa es asumido como una ofensa por Turquía, aliado de Occidente y el
único país árabe miembro de la OTAN. Los turcos llevan décadas en un
enfrentamiento militar con los kurdos que ha dejado decenas de miles de
muertos de ambos lados. De hecho, la milicia kurda del PKK lleva años
considerada como terrorista por EEUU y Europa. 

Lo que teme
Turquía es que el reconocimiento a sus enemigos kurdos desemboque en que
puedan materializar el anhelo de lograr la creación de un Estado propio
en la región del Kurdistán. Actualmente los kurdos carecen de país y
están radicados en regiones de Irak, Irán, Siria, la propia Turquía y en
menor medida en Armenia.

Durante los siete años al frente de la
administración de la Casa Blanca la reacción de Obama a los desafíos del
régimen chavista en Venezuela puede catalogarse de más que tímida. Con
la asesoría del aparato de inteligencia cubano, el chavismo creó la
ALBA. Este resultó ser una herramienta de intervención política y
militar en Latinoamérica, con fines de desestabilización del sistema
democrático. Y fue reforzado con otras instituciones como Unasur y la
Celac, cuyo fin es disputar el liderazgo regional a los EEUU.

La
amenaza del chavismo escaló a niveles de mayor seriedad porque se fue
transformando hasta convertirse en un narco-Estado, que es hoy el
principal distribuidor de drogas a nivel mundial. También la cúpula
chavista cerró alianzas con gobiernos y grupos del terrorismo
internacional, como el régimen de Irán, Hezbolá y la FARC de Colombia. 

La capacidad virulenta del chavismo ha disminuido al mínimo, pero no
por las acciones de Barack Obama, sino por la inesperada caída abrupta
de los precios del petróleo y las consecuencias del colapso económico
que enfrenta la nación suramericana.



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