Una serie de hechos apuntan a que la dirección fidelista ha orientado desplegar la segunda "Batalla de ideas", una versión actualizada de aquella que comenzó con la lucha por el regreso del balserito Elián González en noviembre 1999 y que tuvo entre sus hitos la "primavera negra" de 2003, que acabó con el desmantelamiento —de un tirón— de buena parte del movimiento opositor y disidente, siempre tildado de estar en contubernio con "el imperialismo".
Entonces se erigieron "el protestódromo" y el "monte de banderas" frente a la entonces Sección de Intereses de EEUU, para mantener vivas las protestas y fortalecer la "ideología socialista frente a la agresión imperialista", aunque no había amenazas, preparativos de invasión ni barcos yanquis a la vista.
La campaña se extendió hasta la liberación de los "cinco héroes prisioneros del imperio".
Hoy estamos viendo un patrón similar al de entonces. Ante la ofensiva diplomática y de acercamiento de EEUU, la crisis económica sistémica y la reversión del estatal-populismo en América Latina, que ha puesto a la defensiva al fidelismo, junto al crecimiento del descontento nacional y al aumento de la actividad opositora, disidente y de pensamiento diferente de la izquierda democrática —incluso dentro de las filas del mismo oficialismo—, ya se comienza una especie de segunda "Batalla de ideas" encaminada a tratar de contrarrestar un evidente decaimiento "revolucionario" que ni la "actualización" ni el plan perspectivo hasta 2030 han podido contrarrestar. También, para tratar de desactivar la creciente y diversa resistencia popular.
El pitazo de arrancada lo habría dado el mismo caudillo con su irónica reflexión "El hermano Obama", tras la visita del mandatario estadounidense. Seguidamente, vino una escalada en la represión y múltiples acusaciones oficialistas contra los "oscuros propósitos del acercamiento imperialista", donde destacan la declaración ante el VII Congreso del PCC del ministro de Relaciones Exteriores contra la visita de Obama; las realizadas por la directora del Departamento de EEUU del Ministerios de Relaciones Exteriores contra internet y su supuesto uso para subvertir el sistema; las expuestas por el ministro de Cultura contra el apoyo de EEUU al eventual empoderamiento de los emprendedores, y la ofensiva general en escuelas y universidades contra los programas de becas del gobierno de EEUU para estudiantes cubanos.
Todo eso hace recordar los mítines de repudio y la campaña por Elián.
El vocero oficialista Iroel Sánchez en su escrito "Los millennials y una búsqueda infructuosa" acaba de acusar abiertamente a la nueva política de Washington de intentar restaurar "el capitalismo" en Cuba.
Las salidas públicas esporádicas del nonagenario Fidel Castro pueden estar relacionadas con esta nueva campaña.
Ahora no hay un Elián, ni cinco "héroes", pero sí una Ana Belén Montes, acaso la más valiosa agente infiltrada en altas posiciones del Gobierno de EEUU. Y sobre todo está el muy elevado nivel de la propaganda oficial contra "el intento del imperialismo de destruir la revolución desde dentro, usando su quinta columna", hacia donde más tarde o más temprano estaría dirigido el golpe principal de esta estrategia política.
La advertencia para EEUU y la Unión Europea sería clara: las relaciones diplomáticas y económicas son con el Estado cubano, con quienes tenemos el poder, y no con el pueblo ni sus deseos de libertad y democracia.
Además de las sistemáticas golpizas y retenciones por horas de opositores, en este marco se inscriben las continuas acciones de los órganos de la Seguridad del Estado (muy bien puesto el nombre porque se ocupa de cuidar al Estado y no al pueblo) para impedir reuniones y eventos de grupos opositores, disidentes y de pensamiento diferente.
Si existe plan o no, lo sabrá uno o unos pocos. Pero el patrón de acciones es muy parecido al que se llevó cuando la primera "Batalla de ideas".
Para evitar otra "primavera negra" y cerrar el paso a la creciente represión, son necesarios más que nunca la denuncia, la solidaridad internacional de todos los pueblos y gobiernos amantes de la libertad, la democracia y los derechos humanos, y el acercamiento de todos los grupos y personas sinceramente interesados en una democratización del sistema político cubano, sin exclusiones, incluyendo a los que dentro del oficialismo están dado muestras de disconformidad con la situación actual y buscan promover cambios hacia una sociedad donde quepamos todos.
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