Suena racional y esperanzadora la palabrita "#diálogo" en situaciones dramáticas como las que sufre por estos días el pueblo de #Venezuela,
pero en vez de beneficio provocan el efecto completamente contrario.
Cuando la dictaduras son enfrentadas de modo determinado por amplios
sectores populares manifestando en las calles por libertad, se genera
una situación de desbarajuste y caos en el país, con posibilidades de
desplome de los opresores. Es en estas circunstancias donde
enseguida los dictadores sacan los llamados al diálogo como alternativa
de solución. Esa fue la estrategia de Honecker en Alemania, Mubarak en
Egipto, Yanokovich en Ucrania, Assad en Siria, Erdogan en Turquía... Y
es que lo que siempre buscan luego de que pierden la garantía de que a
base de la represión brutal pueden controlar a sus oponentes, es optar
por aplacar las protestas y manifestaciones populares manipulando y
vendiendo la imagen de cambios o reformas que les sirva de contención,
mejore su situación y desanime o ayude a neutralizar a la población en
rebeldía. Y este periodo resulta peligroso, pues las dictaduras actúan
maliciosamente y muchos opositores aprovechan para ganar relevancia y
venden su alma al diablo, traicionando la causa que dicen defender, bajo
un manto manipulador que proyectan como proceso de solución a los
crímenes, la represión, el caos y la incivilidad, mientras lo que
realmente hacen es posicionarse en negociaciones y vendettas con el
régimen opresor. El dialogo solo y exclusivamente tiene sentido si se
trata de una negociación para desarticular a la dictadura, donde se
negocien los términos y las garantías de ese desmonte. Otro objetivo es
pura ganancia para el dictador. Digamos, un dialogo para desmontar el
régimen fue lo sucedido en Sudáfrica entre Frederik de Klerk y Nelson
Mandela. También entre la Junta Militar de Myanmar y su opositora Aung
San Suu Kyi. Pero nada de lógico tiene sentarse a dialogar con Maduro,
mientras sigue alentando la violencia, reprimiendo, matando,
desconociendo la constitución, controlando y disponiendo de todos los
poderes del estado, dueño de la prensa, de los espacios públicos... y,
sobre todo, sin ninguna muestra de pretender abandonar el poder o
introducir reformas democráticas. Maria Corina Machado esta muy clara en
su posición y tiene todo mi apoyo; cero negociación o dialogó en los
términos y para ganancia del chavismo.
pero en vez de beneficio provocan el efecto completamente contrario.
Cuando la dictaduras son enfrentadas de modo determinado por amplios
sectores populares manifestando en las calles por libertad, se genera
una situación de desbarajuste y caos en el país, con posibilidades de
desplome de los opresores. Es en estas circunstancias donde
enseguida los dictadores sacan los llamados al diálogo como alternativa
de solución. Esa fue la estrategia de Honecker en Alemania, Mubarak en
Egipto, Yanokovich en Ucrania, Assad en Siria, Erdogan en Turquía... Y
es que lo que siempre buscan luego de que pierden la garantía de que a
base de la represión brutal pueden controlar a sus oponentes, es optar
por aplacar las protestas y manifestaciones populares manipulando y
vendiendo la imagen de cambios o reformas que les sirva de contención,
mejore su situación y desanime o ayude a neutralizar a la población en
rebeldía. Y este periodo resulta peligroso, pues las dictaduras actúan
maliciosamente y muchos opositores aprovechan para ganar relevancia y
venden su alma al diablo, traicionando la causa que dicen defender, bajo
un manto manipulador que proyectan como proceso de solución a los
crímenes, la represión, el caos y la incivilidad, mientras lo que
realmente hacen es posicionarse en negociaciones y vendettas con el
régimen opresor. El dialogo solo y exclusivamente tiene sentido si se
trata de una negociación para desarticular a la dictadura, donde se
negocien los términos y las garantías de ese desmonte. Otro objetivo es
pura ganancia para el dictador. Digamos, un dialogo para desmontar el
régimen fue lo sucedido en Sudáfrica entre Frederik de Klerk y Nelson
Mandela. También entre la Junta Militar de Myanmar y su opositora Aung
San Suu Kyi. Pero nada de lógico tiene sentarse a dialogar con Maduro,
mientras sigue alentando la violencia, reprimiendo, matando,
desconociendo la constitución, controlando y disponiendo de todos los
poderes del estado, dueño de la prensa, de los espacios públicos... y,
sobre todo, sin ninguna muestra de pretender abandonar el poder o
introducir reformas democráticas. Maria Corina Machado esta muy clara en
su posición y tiene todo mi apoyo; cero negociación o dialogó en los
términos y para ganancia del chavismo.
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