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miércoles, 8 de enero de 2014

La mancha de Mandela o por qué no regresó más a La Habana

 El Lagarto Verde

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Nelson Mandela fue uno de los pocos grandes líderes de la humanidad que tuvo el regocijo de retirarse del poder con el amor de sus conciudadanos y una inmensa popularidad. 

La muerte de Mandela desencadenó una intensa solidaridad y en sus honras fúnebres se presentaron mandatarios de muchas naciones. Además, congregó a líderes democráticos y tiránicos. Esta capacidad de ser aceptado por la mayoría de las personas se debió a su firmeza en la búsqueda de libertad para su pueblo y su convincente carisma. 

Cuba es una dictadura totalitaria muy lejos de las actitudes democráticas de Mandela. Al hacer un razonamiento de las relaciones de esta célebre personalidad con Cuba, en seguida nos vienen al pensamiento frases que complementan las actitudes ante las injusticias, evocadas por Cicerón, Séneca, José Martí y Martin Luther King. Escogeré la de Séneca por tener una profunda connotación en la historia universal: “Todo aquél que no impide una injusticia es cómplice de ella”

Al recordar abrazado a Mandela con el tirano Fidel Castro y oír de boca de ese demócrata sudafricano que era amigo de ese perverso enemigo de la libertad del pueblo cubano, no tuve impedimento de conciencia para enviar a mi cuenta de Twitter estas palabras: “Un gran justo que olvidó al pueblo cubano al convertirse en amigo del impío tirano”. Esta frase está complementada por las palabras de Salomón en sus libros de Eclesiastés y los Proverbios. En el primer libro dice: “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque”. En el otro: “La memoria del justo será bendita; mas el nombre de los impíos se pudrirá”

Mi pueblo ha sufrido más de 50 años de cruel dictadura comunista, muchas de sus leyes son más draconianas que el mismísimo apartheid. 

Éstas no afectan solamente a las personas de la raza negra sino a todo el pueblo cubano. 

Decenas de estas leyes discriminatorias sudafricanas las observamos en la Cuba castrista: los cubanos están obligados a poseer y portar un carnet de identidad en todo el territorio nacional. Éste puede ser exigido por las autoridades policiacas, de no poseerlo puede ser multado o encarcelado por 72 horas, o ambas. 

Para sacar boletos de viaje en el territorio nacional por tren, ómnibus, barco y avión debe mostrar el carnet de identidad y se registran sus datos personales. 

Al montar en estos transportes se hace la comprobación de su boleto con su carnet de identidad. 

 Si usted va a residir permanente o temporal a casa de un amigo o familiar debe ser inscripto en el Registro de Población de los Comité de Defensa de la Revolución que trabajan directamente con la Policía política. 

Si estudia o trabaja y tienes ideas contrarias al régimen de Castro debe callar y ser un doble pensador porque sería expulsado de estos centros, incluso puede parar en la cárcel. 

Los cubanos no poseen ningunas de las libertades básicas como de palabra, prensa, reunión pacifica, asociación, conciencia y juicio justo e imparcial. 

Al menos los sudafricanos negros tenían cierta autonomía en sus batustanes.

 En la Cuba comunista es un crimen ser independiente. 

La ley antiterrorista de 1967 del Gobierno racista sudafricano es muy semejante a leyes comunistas de Castro. Éstas son la Ley 88 (de Protección de la independencia nacional y la economía de Cuba) y el Decreto-Ley 310. Con ambas puedes ir a las cárceles; en la primera hasta ser fusilado, y en la otra, sin pasar por los tribunales. 

Hay muy pocas diferencias entre el apartheid sudafricano y el castrista. 

En Cuba, esta humillación es para todos los cubanos e hizo al comunismo eterno; en Sudáfrica, esta discriminación era sólo para las personas negras y tenían el propósito de erradicar al comunismo. 

 Declaración de Mandela en el juicio ante la Corte Suprema de Pretoria: "He luchado contra la dominación de los blancos y contra la dominación de los negros. He deseado una democracia ideal y una sociedad libre en que todas las personas vivan en armonía y con iguales oportunidades. Es un ideal con el cual quiero vivir y lograr. Pero si fuese necesario, también sería un ideal por el cual estoy dispuesto a morir". 

A Mandela y miembros del Congreso Nacional Africano, también en esta isla hay ciudadanos que estamos dispuestos a morir por esos ideales y la libertad de Cuba. Mandela, usted como justo estará en la memoria de la humanidad pero Castro y su régimen totalitario se pudrirán en la letrina de la historia.

 OSCAR ELÍAS BISCET 

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