Hasta los más extremistas “traicionan” | Cubanet
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Hasta los más extremistas “traicionan”

GUADALAJARA,  México, septiembre, www.cubanet.org -Hay una famosa frase que dice:  “detrás de cada extremista hay un oportunista”. En Cuba hay muchos  extremistas que con tal de congraciarse con el Gobierno y disfrutar de  sus prebendas, aplican su poder con extremismo.
En este artículo contaré un caso típico que conocí muy de cerca y del que probablemente nunca se haya hablado públicamente.
En julio de 2009, estando retenido en Cuba con una fianza y esperando  juicio, después de mi estancia por 40 días en la prisión conocida como:  “100 y Aldabó”, fui llamado al Tribunal Provincial de Ciudad de la  Habana, que se encuentra en las calles Prado y Teniente Rey, casi frente  al Capitolio. Allí tuve una entrevista con el personaje más tenebroso  de ese tribunal: la jueza Raina, Presidente de la Sala Tercera de lo  Penal.
Fue una entrevista rápida, donde de forma primero agresiva y luego  más calmada ante mis respuestas, se estaba asegurando de que no había  peligro de que me “escapara” de Cuba antes del juicio. Me amenazó con  meterme en ese mismo momento preso en “Valle Grande”, hasta el día del  juicio. Pero, por suerte no lo llevó a cabo y terminó diciéndome  (extraoficialmente) que no me preocupara, que mi caso no era “grave” y  que no iría a prisión como resultado del juicio. Cuestión ésta que era  totalmente lógica, ya que no tenía ningún delito y Raina, al leer el  expediente, se debía de haber dado cuenta de que todo era una patraña de  los instructores de “100 y Aldabó”.
Algunas personas que la conocían bien me dijeron que no me confiara,  porque si había alguien con influencia interesado en hacerme daño, Raina  no dudaría en complacerlo. Y así era, los instructores de “100 y  Aldabó” estaban muy interesados en darme un escarmiento.
Cada vez que comentaba con alguien que mi causa había sido radicada  en la Sala Tercera del Tribunal Provincial, prácticamente lo que recibía  era el “pésame”, cual si hubiera sido ya decretada una sentencia de  muerte. Fue cuando me enteré que la Sala Tres era considerada la segunda  peor sala de ese tribunal. La peor era la conocida como: “Sala de la  Seguridad del Estado”. En ella se llevaban a cabo juicios con matices  políticos. Pero del resto de las salas donde se celebraban los juicios  penales, había una que se destacaba ampliamente de entre las demás, esa  era la “Sala Tres de lo Penal”. En ella se daban los peores veredictos,  con la mayor dureza, crudeza, y sin ningún tipo de consideraciones.
Una mujer fue su presidente durante muchos años. Ella fue quien logró  la mala fama de esta sala. Su nombre es Raina, fácil de recordar por su  parecido con la palabra “reina”, y definitivamente era considerada como  la “Reina del Tribunal”.
Hay muchas anécdotas sobre Raina, sobre su actuar frío e implacable.  Una buena parte de las personas que cumplieron prisión o que aún están  en las cárceles cubanas, juzgados en el Tribunal Provincial de Ciudad  Habana, fueron enviadas allí por ella.
Me contaron de un caso en el que se enjuició a un muchacho por robo  de bienes del Estado. Era el administrador de un centro comercial y en  el proceso de instrucción se definió que había hecho un desfalco por  miles de dólares. Esta persona se las ingenió para conseguir el dinero  faltante y lo devolvió hasta el último centavo, con lo que resarció al  Estado Cubano. Además, colaboró ampliamente en el esclarecimiento de los  hechos. Se esperaba que tuviera una sanción menor por su comportamiento  y su manifiesto arrepentimiento. Pero sucedió lo contrario a lo  esperado, Raina le impuso la sanción máxima posible y lo mandó a prisión  por varios años. Si no hubiera pagado ni un centavo y no hubiera  colaborado le hubiera ido igual de mal, o quién sabe si hasta mejor.
De la Sala Tres se podía esperar cualquier cosa, pero siempre para  mal. Se caracterizaba por ser la sala que más personas mandaba a prisión  directamente al terminar el juicio. Muchos que acudieron a su audiencia  estando con fianza salían de allí esposados y directamente hacia el  Combinado del Este, la 1580, Valle Grande, u otras de las cárceles  cubanas.
Al llegarnos a los acusados la notificación de la petición fiscal, a  finales de agosto, se suponía que el juicio se realizaría a finales de  septiembre o principios de octubre. Pero ocurrió algo inusual y  extraordinario, que sorprendió y conmocionó a todas las dependencias del  Gobierno en Ciudad de La Habana que están dedicadas a la impartición de  justicia.
Con motivo de un intercambio en la esfera jurídica entre Cuba y  Ecuador, fueron enviados a este país varios funcionarios del Tribunal  Provincial de Ciudad de La Habana, entre ellos la presidente de la Sala  Tres, la bien conocida Raina. Pero sucedió que en esos días, estando  trabajando en Quito, desapareció Raina misteriosamente, para después  reaparecer en Miami como exiliada política y beneficiada por la Ley de  Ajuste Cubano.
Inmediatamente que se supo la noticia en Cuba, Raina fue catalogada  por el gobierno al que tan fielmente sirvió y durante tantos años, como  “traidora a la patria”, quedándose la Sala Tres a la deriva, sin  presidente. Parece ser que no sólo fue Raina la que desertó en esa  misión del Gobierno, pero al ser la figura principal, por lo conocida y  temida que era, si huyó alguien más junto a ella su nombre fue opacado  por la importancia de la deserción de Raina.
Así fue como me quedé sin jueza, y el Tribunal Provincial tuvo que  posponer todos los juicios de la Sala Tres hasta que se encontrara otro  presidente y la sala volviera a trabajar con normalidad, pues se vio  invadida en el transcurso de las siguientes semanas por agentes de la  Seguridad del Estado, investigando sobre qué información, documentos y  expedientes se habría podido llevar Raina en su huida al “Imperio”, los  cuales pudieran perjudicar al Gobierno Cubano.
No hay dudas de que: “Detrás de cada extremista hay un oportunista”.
Toda la información ampliada sobre este suceso está disponible en el  Capítulo 17, titulado: “¡Mi jueza es una traidora!”, del libro:  “Memorias de 100 y Aldabó, la Prisión más Temible de Cuba”.